viernes, 28 de noviembre de 2014

REGRESIONES

¿RECUERDOS REALES O SOLO SUGESTIÓN?

¿Realmente se puede recordar un hecho olvidado ocurrido en la niñez? ¿De qué sirve revivir un abuso sexual o un episodio traumático que por algo la memoria le echó tierra encima? 


Cada día más personas acuden a expertos en regresiones a la infancia para encontrar el origen de alguna enfermedad crónica, fobias o síntomas emocionales que no mejoran con ningún tratamiento. Y esto es lo que les sucede en este viaje express a la memoria.


la mayoría de los pacientes llegan buscando aliviar crisis de pánico, fobias y dolores crónicos que han arrastrado por mucho tiempo y que al tener un componente psicológico importante logran un buen resultado con la hipnosis.

Se utiliza una técnica de regresión a la infancia, en que por medio de un trance hipnótico la persona vuelve a revivir experiencias significativas de sus primeros años para modificar las emociones que estas le produjeron. “Durante los primeros 7 años de vida se construyen las bases de la vida emocional.


Llegan numerosos casos de mujeres con fibromialgia, un tipo de dolor muscular crónico cuyas causas no suelen ser detectadas por radiografías y exámenes.  Un porcentaje importante de estas pacientes vivió episodios de abuso sexual en su niñez cuyo recuerdo estaba difuso o, incluso, borrado. 


 En la mitad de los casos está el abuso sexual infantil como uno de los factores etiológicos. La relación entre fibromialgia y abuso sexual ha sido estudiada en Estados Unidos, donde un estudio encontró que cerca de 50% de mujeres con fibromialgia lo sufrieron en la niñez. 


También es frecuente en mujeres que vivieron maltrato físico. Muchas no lo recuerdan, porque algunos eventos muy traumáticos, como un abuso sexual, a veces quedan borrados del consciente por mecanismos de defensa. 


Patricia, comerciante de 49 años y paciente, hace dos meses, tenía fibromialgia desde muy joven y todas las mañanas despertaba como si la hubieran apaleado: con sus músculos rígidos y adoloridos. Tenía que tomarse varios minutos para poder mover las piernas y levantarse de la cama. 


Pero lo más limitante eran las crisis de pánico que sufría hace 30 años y que le impedían entrar a un mall, subir a un ascensor, al metro, a una micro, a un avión. Solo se movilizaba en auto si era ella misma la que lo manejaba. Había pasado por más de 10 sicólogos, siquiatras, terapeutas y médicos sin lograr mejorarse.


Patricia acudió a la consulta del hipnólogo Boris Araos. En su primer encuentro le habló sobre las fobias y la fibromialgia que la aquejaban y le contó que había tenido una infancia dura, con un padre que la golpeaba. Agregó que recordaba, vagamente, un abuso sexual de parte de un amigo de la familia cuando tenía 5 años, pero que tenía la sospecha, aunque no la certeza, de haber sido abusada por su padre también.  


En la segunda sesión, Boris Araos le hizo una primera hipnosis para enseñarle algunos ejercicios de relajación que debía repetir cuando le viniera una crisis de pánico. Y en el tercer encuentro le propuso hacer una regresión, para que Patricia viera cómo era y cómo se sentía a los 5 años.


Patricia se recostó en el sillón y cerró los ojos. El hipnoterapeuta le dijo que se concentrara en el ritmo calmado de su respiración.


Ahora te vas a imaginar una escalera. Vamos a contar del 10 al 1 y vas a bajar por esta escalera, cada vez más profundo, hacia tu pasado. Y cuando llegues al 1, vas a llegar a un puente. Vas a atravesar ese puente y al otro lado te vas a encontrar con la niña que fuiste a los 5 años. 10.., 9.., 8…

Patricia, como si estuviera en un sueño muy vívido, sentía el sonido de sus pasos y veía los escalones, mientras descendía por un pasadizo oscuro.


3.., 2.., 1…

Cuando Araos terminó la cuenta regresiva, Patricia se vio al inicio de un puente de madera. Lo atravesó y entonces experimentó lo que ella solo puede describir como “saltar al otro lado”. Un estado de trance en que cruzó el umbral de su propia memoria. Ahí, al otro extremo del puente, se encontró con una niña de 5 años que estaba sola y la miraba con cara de miedo y pena. De inmediato se reconoció a sí misma.


Dime lo que ves– le dijo Araos.


Veo una niña que está asustada y muy sola, que tiene una mirada de desolación, y que no juega. Que estuvo desprotegida mucho tiempo, maltratada y no sabía por qué le pasaban esas cosas– respondió Patricia y comenzó a llorar.


Ahora calma a esa niñita y dile que no está sola, que tú la vas a proteger a partir de ahora– le dijo el doctor.


Patricia le habló a la niña y la tomó en brazos para tranquilizarla, tal como abrazaba a su hija cuando era pequeña.


Luego, Boris Araos la hizo volver con delicadeza del trance.


Doctor, ¿por qué no hice esto antes?– preguntó Patricia.

Todavía es tiempo. Tú puedes ayudar a esa niña, como lo hiciste recién.


Ese día, al volver a su casa, Patricia lloró mucho. “Fue duro, porque me hizo recordar y entender que esa niña asustada seguía dentro de mí y ese miedo infantil es el que me ha tenido así todos estos años”, dice. La mañana siguiente tuvo en la ducha una crisis de pánico. Esta vez Patricia reaccionó de otra manera. “Es la niña chica la que tiene miedo y tengo que tranquilizarla. No voy a permitir que sufra más”, se dijo a sí misma. Y empezó a hacer los ejercicios de respiración aprendidos en su terapia, hasta que se calmó.


En las siguientes sesiones con el hipnoterapeuta hubo nuevas regresiones a su infancia y a su memoria, buscando el origen de la fibromialgia que la aqueja. Y descubrió que sus primeros recuerdos de dolor eran a los 17 años. “Ahí me di cuenta de que yo tensaba mis músculos porque en la noche es cuando me sentía más vulnerable, cuando sentía más miedo”, dice.


Recuperar esos recuerdos y elaborarlos le ha permitido varias mejoras en su calidad de vida, en la medida de que es capaz de controlar el miedo: ha sido capaz de entrar en un ascensor, andar en Metro y dormir sin necesidad de tomarse un fármaco y los dolores matinales de la fibromialgia han disminuido notablemente.


Sin embargo, aún hay recuerdos que explorar. “Le pregunté al doctor si era posible ver con una regresión si mi papá había abusado de mí o no y él me respondió que se puede. Me preocupaba si me haría mal saber lo que pasó en realidad y él me dijo que no, que siempre salir de la duda me ayudaría a sanar. Ahora me estoy preparando para llegar a eso”, dice.


Al igual que Patricia, el hipnoterapeuta Boris Araos cuenta que en los últimos 5 años aumentó entre 30 y 40% la consulta de adultos que llegan con secuelas de eventos traumáticos de su infancia como abuso sexual infantil, bullying severo y maltrato. “En estos casos la regresión es acompañada de un proceso terapeútico que le permita a la persona elaborar, llorar y perdonar lo que pasó. 


Como estos temas se han destapado en las noticias, la gente está más sensibilizada y cuando intuye que algo les pasó cuando niños, consultan más”, dice. “Llegan adultos que habían mantenido estos episodios en silencio, porque antes no se hablaba, o no lo recuerdan porque eran muy chicos. Como una paciente que tuve hace poco con dolor pélvico crónico y que en una regresión descubrió unas tocaciones que le hizo un pariente a los dos o tres años de edad. Aunque no los recuerden conscientemente, estos traumas igual se manifiestan en la vida adulta a través de una somatización, depresión, fobias u otros problemas”, afirma el especialista.


RECUERDOS BLOQUEADOS

Beatriz Hirmas, orientadora de relaciones humanas y de familia del Instituto Profesional Carlos Casanueva -uno de los más prestigiosos en el área de terapias familiares-, publicó en julio pasado el libro Del alma a la sanación, coescrito con su hijo Santiago Yazigi, donde relata el caso de Catalina, una paciente de 40 años que recordó un abuso sexual vivido a los 6 años en una relajación profunda.


Catalina había estado cuatro años en terapia con siquiatras y sicólogos a los que vio para resolver conflictos de pareja y algunas crisis de ideaciones suicidas. En la primera sesión Catalina llegó tan tensa y bloqueada que no hablaba nada. Lo que hice fue relajarla, decirle cierra los ojos, conéctate con la respiración, siente que te llenas de paz. En ese estado de relajación, 


Catalina regresó a los 6 años y vio a su padre entrar a su pieza y abusar de ella. Al salir del trance, muy impactada, dijo que esto había pasado muchas veces en su infancia pero hasta ese momento no lo recordaba”, cuenta Beatriz Hirmas. 


“Lo que hicimos durante dos años fue entrar en ese espacio de relajación, donde ella se sentía protegida, para resignificar esos recuerdos. Porque todavía estaban presentes los miedos y confusiones de su niñez”.


 En el libro de Beatriz ella asegura que esta paciente, tras visualizar esos recuerdos, logró comprender por qué había tenido ideas suicidas; por qué era tan conflictiva la relación con su familia y, con el tiempo, resignificar esos episodios: dejar de sentir culpa, trabajar el miedo y la vergüenza que sentía como secuela de esos abusos reiterados.


En los últimos cinco años Beatriz Hirmas volvió a realizar regresiones en otros 70 pacientes. Varios también recordaron abusos en su infancia.


Uno de ellos fue Alejandro, ingeniero civil de 39 años. Llegó a mediados del año pasado a la consulta de Beatriz porque tenía problemas serios de convivencia con su nueva pareja y tenía miedo de que su agresividad y sus cambios bruscos de ánimo hicieran fracasar su relación, como ya había ocurrido con su matrimonio anterior. 


Ya había pasado por una sicoterapia y un siquiatra que durante un año y tres meses le recetó ansiolíticos sin lograr mejorar su genio terrible. “Llegué donde Beatriz medio obligado por mi polola y totalmente escéptico con las terapias en general. Para mi sorpresa, descubrí cosas de mi vida que no estaban para nada registradas en mi disco duro”, dice.


En total fueron 10 sesiones. El momento más duro fue en la tercera sesión, cuando regresó a su memoria el recuerdo de haber sido abusado sexualmente por una mujer adulta cuando tenía siete años. “Yo no tenía conciencia de que me había pasado esto y me asusté. 


Estuve a punto de pararme e irme. Lo que hicimos durante varias sesiones fue regresar a esos momentos vistos desde fuera, con la perspectiva que tengo hoy yo como adulto y hablar con ese niño, que era yo a los siete años. Beatriz lo llamaba la conciliación. Lograr entender y perdonar lo que pasó ahí. Aunque fueron hechos dolorosos, no me arrepiento. Entendí de dónde venían mis cambios de ánimo y me ha ayudado mucho a ir desactivando esos ataques de agresividad que suelo tener”, dice.


VIAJE EXPRESS AL INCONSCIENTE


A través de métodos tradicionales de la sicoterapia como la interpretación de sueños, o el análisis de la figura materna y paterna también es posible acceder y elaborar recuerdos traumáticos de la niñez, en procesos que pueden demorar años. La regresión hipnótica ofrece una promesa a la medida de estos tiempos acelerados: lograr el mismo resultado en pocas sesiones. “En trance hipnótico este proceso va a ser mucho más rápido, porque es una vía directa al inconsciente”, dice Boris Araos.


Para realizar una regresión a la niñez se utilizan diferentes técnicas de hipnosis para inducir un trance. “El trance es un estado natural que ocurre cuando estamos quedándonos dormidos, en la transición entre la vigilia y el sueño. A través de la técnica hipnótica lo inducimos y prolongamos para que dure 20 o 40 minutos. Es parecido a la relajación que se experimenta al final de la clase de yoga, pero más profunda y más cerca del sueño”, dice Boris Araos. Se puede inducir desde un trance profundo donde la persona está casi completamente dormida, hasta el trance leve, donde basta estar relajado.


Según Boris Araos, la hipnosis regresiva produce varios efectos que facilitan el viaje a la memoria: “Hay estudios con resonancia electromagnética que muestran que en este estado aumenta la neuroplasticidad del cerebro y la capacidad para formar nuevos circuitos emocionales. Te baja los mecanismos de defensa y, si tenías amnesia de un hecho doloroso, puedes recordarlo. También produce hipermnesia, es decir, empiezas a recordar detalles que se te habían olvidado, como el vestido que usabas. La persona recuerda ese momento con todo su ser y hace un proceso catártico, que es liberar con mucha emoción esa experiencia. Cuando se trata de un hecho traumático, como un abuso sexual infantil, también se busca la contención: el paciente mira el recuerdo desde fuera, y su yo adulto consuela a su yo niño”, asegura.


La sicóloga de la Universidad Católica, Esther Morales, especializada en terapias de regresión a la infancia, dice que esta es una técnica recomendada especialmente para personas que ya han hecho tratamientos con distintos especialistas sin obtener resultados. 


Eso sí, advierte, no es para todos. “Está contraindicada en personas sicóticas, personas con trastornos del pensamiento como esquizofrenia, paranoia, trastornos obsesivo compulsivos, epilépticos y cardiacos, porque la catarsis puede ser muy fuerte y la persona puede tener una crisis”, afirma. 


Claudio Reyes, doctor en sicología social y director del Instituto Hipnosis Chile, dice que tampoco se debe hacer regresiones a embarazadas, porque “las emociones negativas que se recuerden se podrían transmitir al niño en el vientre”.


Antiguamente se pensaba que desde los tres años las personas empezaban a almacenar recuerdos, pero investigaciones como las que hizo el médico obstetra norteamericano David Cheek, experto en hipnosis clínica que estudió en forma sistemática los recuerdos de la vida intrauterina, han encontrado que desde el sexto mes el feto ya comienza a recordar y que bajo hipnosis profunda, hay personas que pueden entregar detalles de cómo fue su nacimiento –Cheek, luego cruzó los relatos con las fichas médicas de los partos–, o incluso, de su vida en el útero.


Ese fue el caso de una paciente de 35 años que llegó a la consulta del doctor Boris Araos porque sufría una depresión crónica y hace cinco años estaba siendo tratada con fármacos. “Ella no entendía por qué a pesar de tener una familia feliz y ser una profesional exitosa, tenía una sensación de rechazo, de que sobraba”, cuenta Araos. 


“Después de varias sesiones de regresión, ella se vio en el vientre de su mamá a los 6 o 7 meses y revivió el momento en que la madre trató de abortar tirándose por unas escaleras. Muy impactada, ella después le preguntó a su mamá, que le dijo que era cierto. Que en ese momento su papá la había abandonado con su guagua y no vio otra salida que tratar de abortarla. 


Después se arrepintió y la quiso mucho cuando nació. Pero esa sensación emocional de rechazo quedó grabada. En la terapia ella logró perdonar y entender a su mamá y dejó de sentir que ella sobraba en este planeta”.


UN METÓDO CUESTIONADO

Aunque la hipnosis regresiva es una herramienta considerada valiosa por sicoterapeutas prestigiosos que se han especializado en esta técnica, hay corrientes terapéuticas, como la sico-analítica, que cuestionan su validez. 


El sicoanalista Juan Dittborn, presidente de la Asociación Psicoanalítica Chilena, dice que “la hipnosis, en cuanto método terapéutico, dejó de ser utilizada por el sicoanálisis hace muchos años por la poca eficacia de sus resultados”.  Y cuenta que en la época presico- analítica se hipnotizaba al paciente y se intentaba la descarga del trauma retenido, lo que era llamado entonces “método catártico”. 


“El propio Freud hace ‘nacer’ el sicoanálisis desde el momento en que abandona la hipnosis y surge la asociación libre en su reemplazo”, dice. Y afirma que lo que hoy se conoce como regresiones son “prácticas que no tienen sistemas de hipótesis sólidos que sustenten científicamente su quehacer”.

El sicólogo británico David La Rooy, doctorado en Sicología y especialista en la recuperación de la memoria, también las cuestiona. A fines de septiembre estuvo en Chile, 


invitado por la Fundación Amparo y Justicia al IV Seminario Internacional sobre Agresiones Sexuales Infantiles, donde realizó talleres enfocados en cómo obtener testimonios fiables de niños y adolescentes víctimas.

Sobre las terapias de regresión, él advierte que no hay evidencias sólidas sobre la fiabilidad de los recuerdos recobrados en ellas y que “es sorprendentemente fácil alterar la memoria en algunas condiciones, especialmente cuando la gente está preparada para ‘creer’ e ‘imaginar’ que algo les pasó.

Los sicólogos han realizado muchos estudios sobre ‘sugestionabilidad y memorias falsas’, que muestran que la memoria humana es falible y que a veces nos equivocamos sobre nuestros recuerdos del pasado.

 Las investigaciones han descubierto que la forma más confiable de obtener memorias precisas de las personas es usar preguntas muy abiertas y no sugestivas”, afirma.

Los hipnoterapeutas consultados  reconocen que una persona bajo un trance hipnótico se encuentra en un estado muy sugestionable y un terapeuta inescrupuloso o mal preparado podría instaurar un recuerdo falso.

 “Por eso la hipnosis tiene que ser algo tremendamente ético, hecha por profesionales que la usen como herramienta terapéutica.

Durante una regresión el terapeuta lo que debe hacer es preguntar, nunca inducir situaciones”, afirma el sicólogo Claudio Reyes.

Boris Araos reconoce que a veces es difícil distinguir si los recuerdos que surgen en una regresión son totalmente verídicos, o hay una parte de fantasía. Pero asegura que es muy difícil que un recuerdo de profundo impacto emocional, como un abuso sexual infantil, sea falso.

En ese sentido el subconsciente es sabio y hace surgir los recuerdos que la persona está preparada para enfrentar en ese momento. De todas maneras, al terapeuta lo que le importa es si a través de la regresión la persona sanó algo, más que si 

objetivamente ocurrió tal como lo revivió en la regresión”, dice.

Por lo delicado de los temas que se están tratando en las regresiones, a él y a otros hipnoterapeutas les preocupa los bajos estándares de algunos centros y cursos que enseñan hipnosis regresiva, sin exigir experiencia clínica previa. “La terapia regresiva solo debe ser aplicada por quienes tienen una profesión relacionada con el área mental, como siquiatras, sicólogos o neurólogos. 


O se puede transformar en algo iatrogénico, es decir que la persona se enferma más”, dice Araos.


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