viernes, 10 de agosto de 2018

¡Llegan las Perseidas 2018!

Un año más las lágrimas de San Lorenzo regarán nuestros cielos. Esto es lo que debes saber para no perderte el espectáculo.

Las lágrimas de San Lorenzo, la lluvia de meteoros que sucede cada año durante los meses de julio y agosto, se podrán apreciar en España en su nivel máximo de actividad entre las 22.00 (hora Peninsular) del próximo domingo 12 y hasta las 10.00 del lunes 13.

Este fenómeno astronómico visible en todo el hemisferio norte se da habitualmente entre el 17 de julio y el 24 de agosto. Aunque suelen ser las noches del 11 al 13 de agosto cuando estas "estrellas fugaces" alcanzan un ritmo máximo de hasta 200 meteoros en una hora si las condiciones de visibilidad son óptimas.

La Luna nueva del 11 de agosto garantiza una oscuridad única en el cielo para poder disfrutar la lluvia de estrellas.

Los meteoros de las Perseidas provienen del cometa 109P/Swift-Tuttle, que tarda 133 años en completar un viaje alrededor del sistema solar. Esta órbita está llena de partículas pequeñas, que han sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores.

Las Perseidas se producen por el reguero de gases, polvo y materiales rocosos que dejan los cometas durante su órbita alrededor del Sol. Cada cometa va formando así un anillo en el que se encuentran numerosos fragmentos cometarios. Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, encuentra uno de estos anillos, algunos de los fragmentos rocosos (meteoroides) son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros. La fricción con los gases atmosféricos calcina y vaporiza los meteoros que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que popularmente se denomina como "estrellas fugaces".

Las Perseidas, son consideradas la mejor lluvia estrellas fugaces, porque pueden divisarse hasta 100 meteoros por hora en óptimas condiciones. también conocidas como las Lágrimas de San Lorenzo por su cercanía con la fecha en el santoral (10 de agosto, San Lorenzo). Esta lluvia de estrellas recibe su nombre de perseidas, como se conoce en astronomía, por tener su radiante en la constelación de Perseo. esto es, el punto del que parecen partir los meteoros.



Narra la mitología griega que, en cierta ocasión, el rey de la ciudad de Argos, de nombre Acrisio, escucho de boca de un oráculo que moriría asesinado a manos de su propio nieto. Cuentan también los escritos que este rey, quien tenía una única hija llamada Danae, temeroso de las palabras de los dioses llegadas a sus oídos, y para tratar de evitar su fatal destino, ordenó encerrar a esta en una torre de bronce para que jamás tuviera contacto con varón alguno.

Sin embargo, son las divinidades griegas las que disponen y los mortales quienes padecen sus caprichos. Y así, no era voluntad de Zeus que Acrisio escapara del destino que, para él, los dioses habían reservado. Fue de este modo que el siempre libidinoso dios de dioses, quien por Danae sentía una especial predilección, decidió visitarla una noche en forma de lluvia de oro. De aquella visita furtiva nacería un niño que con el tiempo se convertiría en un héroe. Aquel niño, del que Ovidio relató su historia, se llamó Perseo.

 Zeus toma a Dánae en forma de lluvia de oro
«Dánae, Venus y Adonis. Las primeras poesías de Tiziano para Felipe II»
Dánae (hacia 1565), óleo sobre lienzo de Tiziano.

El Museo del Prado expone hasta el 1 de marzo de 2015 las dos primeras poesías de Tiziano: Dánae, de la colleción Wellington en Apsley House (Londres); y Venus y Adonis, del Museo del Prado. Las poesías de Tiziano son un conjunto de obras mitológicas, inspiradas principalmente en las Metamorfosis de Ovidio, pero que el artista interpretó con cierta libertad. El maestro italiano las pintó en 1553 y 1554, respectivamente, para el entonces príncipe Felipe, el futuro Felipe II. Pueden contemplarse reunidas por primera vez desde que Fernando VII regalase Dánae al duque de Wellington, tras la Guerra de la Independencia. Junto a ellas, el visitante puede apreciar otra de las versiones de Dánae, conservada en el Prado, que fue realizada por Tiziano hacia 1565.


La epopeya de Perseo, transcurre entre adversidades, batallas y seres mitológicos. Entre sus muchas gestas, Perseo derrotó a reyes o acabó con el titán Atlas convirtiéndolo en la cadena montañosa que lleva su nombre. También salvaría a quien se convertiría en su esposa, Andrómeda -hija de Casiopea y Cefeo-, de la muerte a las fauces de un monstruo marino o derrotaría a la Medusa, un ser femenino con cabello de serpientes que convertía en piedra a todo aquel que la miraba. Esta última gesta le valió a Perseo el favor de la diosa Atenea, la cual, desde aquel momento se convirtió en su protectora, y la cual, como recompensa al final de su vida convirtió a Perseo, a su esposa Andromeda, así como a sus padres Cefeo y Casiopea en constelaciones.

Una mirada hacia Perseo

Debido a su posición con respecto a nuestro planeta, este conjunto de constelaciones es observable desde el hemisferio norte durante todo el año. Se trata de una zona muy estudiada por los astrónomos, ya que se establece como una región muy brillante en la que podemos encontrar estrellas o conjuntos de ellas muy interesantes como Algol o la "estrella endemoniada", una estrella binaria y parpadeante que representa a uno de los ojos de la Medusa.


Sin embargo, otro de los motivos que hacen tan especial a la constelación de Perseo es el espectáculo que entre los meses de julio y agosto tiene lugar cada año en el horizonte. Hablamos de la lluvia de estrella de las Perseidas, o Lágrimas de San Lorenzo, las cuales reciben su nombre por -lo que se conoce en términos astronómicos- tener su radiante en la constelación de Perseo, es decir, el punto del que parecen partir los meteoros.

La lluvia de las Perseidas es la más espectacular que podemos ver en la actualidad. Si esto es posible, es debido a que, entre julio y agosto, la órbita de la Tierra atraviesa la estela del cometa 109-Swift-Tuttle. Este cometa, de 26 kilómetros de diámetro, completa una órbita alrededor del sol cada 133 años. En su viaje por el sistema solar pierde parte del material que lo compone. Y cuando la Tierra intercepta este material, lo atrae gravitatoriamente, dando lugar a la lluvia de meteoros observables desde nuestro planeta.

¿Cómo observar las Perseidas?

Ya desde finales de julio es posible, con mucha suerte, ver algún que otro meteoro en el cielo, puesto que la Tierra tarda algunos días en atravesar la estela del cometa 109-Swift-Tuttle. Sin embargo, durante 2018, las mejores noches para observar las Perseidas serán las de las madrugadas del 10, 11 y 12 de agosto, aunque se presume que la mejor de todas será la de la noche del 12 al 13, pues será en este momento en el que la Tierra atraviese la zona de mayor densidad de la estela. Este año, además, contaremos con la suerte de que la Luna nueva tendrá lugar el 10 de agosto, lo que propiciará unas condiciones de oscuridad perfectas para observar el cielo, algo que no ocurre todos los años.

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Para localizar la constelación de Perseo, primero debes localizar la Estrella Polar, la que marca el norte geográfico. Siguiendo una trayectoria recta hacia el este, podremos encontrar una formación muy reconocible de 5 estrellas en forma de "W" que corresponde con la constelación de Casiopea. Si dirigimos la vista bajo Casiopea estaremos mirando hacia Perseo y Andrómeda.

Lo mejor es mirar hacia el noroeste al comienzo de la noche abarcando la mayor porción de cielo posible. Perseo se irá desplazando hacia el este a medida que avance la noche. Lo más idóneo pues, es buscar un lugar oscuro y con una amplia visión del horizonte alejado de la contaminación lumínica de las ciudades y alzar la vista hacia el norte.

Se podrá observar un promedio 60 a 70 meteoros por hora

La mejor manera de observar la lluvia es a simple vista. No es necesario el empleo ni de prismáticos ni de telescopios. El brillo de la Perseidas se caracteriza por ser bastante intenso y tener un tono blanquecino. El promedio de meteoros que podemos observar en una hora es de 60 a 70, pero en algunos momentos de la noche, con suerte, apuntan los astrónomos, pueden llegar a contemplarse entre 150 y 200.

Esperamos que disfrutéis del espectáculo, que contará además con la especial presencia en el cielo del planeta Marte, que en esta época del año nos visita con su traje de gala.

REFERENCIA: https://www.nationalgeographic.com.es




¿Dónde buscarlas?

Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad. Aunque pueden aparecer en cualquier lugar, un buen punto donde tratar de verlas es en la constelación de la Osa Mayor o El Carro.

«Este año, sin Luna, podremos detectar Perseidas más débiles», ha explicado el astrónomo. «En quince minutos seguro que las contamos por decenas si aguantamos la mirada en un punto fijo del cielo».

Si las Perseidas tienen este nombre es porque esta lluvia de estrellas tiene su radiante, el punto del cielo del que parecen provenir, en la constelación de Perseo. Esta constelación estará al noreste, cerca de las constelaciones de Andrómeda y Casiopea, pero Serra-Ricart ha recomendado no mirar en esa dirección. El motivo es que las estelas en ese lugar serán muy cortas o aparecerán como un punto, mientras que en otros lugares más alejados, las estelas serán más alargadas.

Granos de arena incandescentes

La lluvia de estrellas de las Perseidas ocurre cada año el 12 de agosto cuando el planeta atraviesa un campo de polvo y partículas dejado atrás por el Swift-Tuttle, un cometa de 24 kilómetros de diámetro que pasó por las cercanías en el año 1992 y que no volverá hasta 2126.

Según ha explicado Rene Duffard, este cometa crea un «tubo de polvo cometario» que se asemeja al «polvo levantado por un coche en un camino». Año a año, según este astrónomo, la Tierra atraviesa esa nube de polvo y va topándose con algunas partículas.

Curiosamente, la proximidad del máximo de la lluvia de meteoros al 10 de agosto, día de la festividad del mártir español San Lorenzo, hace que las Perseidas sean conocidas también como Lágrimas de San Lorenzo.

A pesar del nombre, las estrellas fugaces no son estrellas moviéndose por el cielo. Son partículas, normalmente del tamaño de un grano de arena, con las que se topa la Tierra y que entran en la atmósfera a altas velocidades, que pueden estar entre los 10 y los 50 kilómetros por segundo, según Serra-Ricart. Estas velocidades son tan altas que la fricción las calienta lo suficiente como para desintegrarlas y emitir luz. Por tanto, la lluvia de estrellas de las Perseidas no está compuesta de estrellas, sino de partículas de polvo incandescentes.

Estas partículas entran con distintos ángulos, tienen distinta masa y provienen de puntos diferentes, de forma que generan una colección muy variada de meteoros o estelas luminosas. En general, serán de colores verdosos brillantes. Normalmente, las estelas luminosas aparecen a 80 a 100 kilómetros de altura, en el punto donde la atmófera se hace más densa y provoca la suficiente fricción sobre estas partículas.

Los restos del Swift-Tuttle

Se puede recordar que en los casos en los que los fragmentos que entran en la atmósfera son pesados (de al menos un kilogramo) y tienen una composición consistente (rocosa o metálica), los objetos pueden atravesar la atmósfera y caer al suelo, convertidos en meteoritos.

Esta nube de polvo dejada por el Swift-Tuttle se originó en las ocasiones anteriores en las que el cometa se ha acercado al Sol, al pasar por el punto de su órbita conocido como perihelio. Cuando esto ocurre, el hielo que lo forma (compuesto de agua, monóxido de carbono y dióxido de carbono), se calienta de forma abrupta y se convierte rápidamente en gas (este proceso se llama sublimación). Este proceso es violento y genera explosiones o géiseres que dejan detrás del cometa un reguero de gases, polvo y pequeños escombros.

De esta forma, cada cometa forma un anillo en el que se acumulan sus restos. En el caso del Swift-Tuttle, ocurre que la Tierra atraviesa la zona en agosto. Al toparse con estos fragmentos del cometa (llamados meteoroides), los atrapa con su gravedad y los destruye con su atmósfera.

Este año la actividad, el número de meteoros, será normal, pero la ausencia de Luna facilitará que puedan verse con claridad. Otros años, sin embargo, la cercanía de la última pasada del cometa puede aumentar el número de meteoros. En otras ocasiones, puede haber auténticos estallidos de actividad, provocados por la influencia gravitatoria de Júpiter y Saturno sobre las nubes de polvo eyectadas por el cometa en el pasado. En estos casos, la actividad puede llegar a los 400-500 meteoros por hora.

La noche del domingo al lunes el evento será retransmitido en directo, a partir de la 01.15 de la madrugada, desde el Observatorio del Teide (Izaña, Tenerife) y desde El Anillo (Cáceres), a través del canal «sky-live.tv», con la colaboración del proyecto europeo STARS4ALL y la iniciativa impulsada por la Junta de Extremadura, «Extremadura, Buenas Noches». Además, el proyecto de ciencia ciudadana «Contadores de estrellas», financiado por la FECYT, lanza una propuesta de observación para toda la familia.

REFERENCIA: https://www.abc.es/ciencia


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