Diferencias entre la
inflación subyacente y la inflación
Recordemos que con la inflación y cómo a través del IPC (Índice de Precios al Consumo) medimos la evolución de los precios de la economía de un país de manera conjunta. Ahora vamos a centrarnos en la inflación subyacente que, aunque está estrechamente ligada a la inflación, sirve para identificar y entender de una forma más clara y precisa la evolución de los precios.
La inflación tradicional se
diferencia de la subyacente en dos aspectos principales:
- . El primero es que la inflación tradicional tiene en cuenta la evolución de precios a nivel general en un listado muy amplio que contiene los productos y servicios que consumimos (IPC). En cambio, la subyacente no considera para su cálculo a la energía (electricidad, gasolina, gas…) ni a los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), aunque sí todo lo demás: alimentos procesados, ropa, restauración, comunicaciones, etc.
- . El segundo aspecto que diferencia a la subyacente tiene que ver con el tiempo de medición, pues, generalmente, la inflación se utiliza para comparar la evolución de los precios a largo plazo, como, por ejemplo, de forma anual para analizar así su comportamiento año tras año.
Banco Central proyectó que la economía crecerá 2,3%
este año y en un rango entre 1,5% y 2,5% para 2025 y 2026. En tanto, la
inflación cerraría en 4,8% y subiría a un 5% en el primer semestre del próximo
año.
La Comisión de Hacienda del Senado analizó el último
Informe de Política Monetaria (IPoM) presentado por el Banco Central, que
evidencia un panorama económico complejo para Chile, marcado por desafíos en
crecimiento, empleo e inflación.
CRECIMIENTO ECONÓMICO:
- . El Banco Central proyecta un crecimiento del PIB de 2,3% para 2024, levemente inferior al 2,4% estimado por Hacienda.
- . Para 2025 y 2026, se mantiene un rango estimado de crecimiento entre 1,5% y 2,5%.
- . La actividad económica del tercer trimestre estuvo dentro de lo previsto, aunque con una demanda interna más débil.
INFLACIÓN:
- . La inflación anual alcanzó 4,2% en noviembre, superando las expectativas previas, debido a:
.. Depreciación del peso chileno.
.. Factores externos como el fortalecimiento del dólar
y tensiones globales.
- . Se espera que la inflación cierre el 2024 en 4,8% y fluctúe alrededor del 5% durante el primer semestre de 2025 para converger hacia la meta del 3% a inicios de 2026.
FACTOTRES ECONÓMICOS EXTERNOS.
- . La depreciación del peso ocurre en un contexto de incertidumbre global, influenciado por:
.. Tensiones bélicas.
.. Cambios en el comercio internacional.
.. Expectativas sobre las políticas económicas del
nuevo gobierno de Estados Unidos.
- . El incremento salarial ha impactado directamente en el IPC, sumándose a las presiones de costos para las empresas.
NOTA: Este
informe subraya la necesidad de enfrentar un panorama económico complicado con
medidas claras y colaboración interinstitucional para mitigar los impactos de la
inflación, fomentar el empleo formal y sustentar un crecimiento sostenido.
Concluyendo: IPoM: ECONOMÍA CHILENA atraviesa una "TURBULENCIA INFLACIONARIA"
Ipom de diciembre: advierten complejas señales en materia de crecimiento e inflación y llaman a enfrentar desafíos.
- A continuación, un resumen detallado del Informe de Política Monetaria de diciembre 2024
La inflación se sitúa por
sobre lo que se anticipaba hace unos meses.
La variación anual del IPC
se ubicó en 4,2% en noviembre y se espera que cierre el año en 4,8%, para luego
fluctuar en torno a 5% durante el primer semestre de 2025.
Esta mayor trayectoria inflacionaria en el
corto plazo responde a una combinación de factores de costos. Por una parte,
está la apreciación global del dólar —que ha elevado el tipo de cambio—,
provocada por el aumento de la incertidumbre mundial. Por otro, está el alza de
los costos laborales locales.
Estos shocks se han dado de
forma simultánea, lo que ha contribuido al estrechamiento de los márgenes de
operación de las empresas y lleva a un traspaso a precios finales superior a lo
previsto anteriormente.
A mediano plazo, las
presiones de costos tenderán a ceder y la evolución de la inflación estará
determinada por el comportamiento de la demanda interna, en particular por un
menor desempeño del consumo de los hogares.
Este se mantuvo más bien
plano en el segundo y tercer trimestre de este año, en medio de un bajo
dinamismo de la creación de empleo, la depreciación real del peso y
expectativas que se mantienen pesimistas.
La convergencia de la
inflación a la meta no será muy distinta de lo estimado previamente, con
perspectivas para la actividad que no tienen grandes cambios, pero con un
consumo que crecerá menos que lo considerado en septiembre.
El balance de riesgos para
la inflación está sesgado al alza en el corto plazo, lo que releva la necesidad
de cautela. Esto significa que el Consejo irá acumulando información respecto
de la marcha de la economía para evaluar la oportunidad en que se reducirá la
tasa de política monetaria (TPM) en los próximos trimestres.
A noviembre, la variación anual del IPC total y subyacente (sin volátiles) se ubicó en 4,2 y 4,0%, respectivamente. Estas cifras superaron lo previsto en el IPoM pasado, en especial en los componentes subyacentes tanto de bienes como de servicios (gráfico 1)
La inflación se sitúa por sobre lo que se anticipaba hace unos meses. La variación anual del IPC se ubicó en 4,2% en noviembre y se espera que cierre el año en 4,8%, para luego fluctuar en torno a 5% durante el primer semestre de 2025.
La dinámica inflacionaria reciente ha estado influida por el aumento conjunto de varios factores de costos, entre los que destacan la depreciación del peso, mayores costos laborales y aumentos de las tarifas eléctricas (gráfico 2).
La depreciación del peso
respecto del IPoM anterior se origina principalmente en un fortalecimiento
global del dólar, en medio de un escenario mundial más incierto.
Los focos de incertidumbre
se relacionan con las tensiones bélicas en curso, los temores en torno a la
situación fiscal y de deuda soberana en el mundo y el impacto de una posible
reconfiguración del comercio internacional.
Ello se da en un contexto de dudas respecto de las políticas que adoptará el nuevo gobierno de Estados Unidos (gráfico 3).
Por su parte, la Reserva
Federal inició el recorte de su tasa en septiembre, mitigando un riesgo que
había sido importante hasta hace poco, aunque persiste la incertidumbre sobre
la velocidad y el punto de llegada que tendrá dicho proceso.
Los indicadores de salarios han mostrado tasas de expansión significativas, pese a la debilidad del panorama por el lado del empleo.
El incremento de los salarios se explica por un conjunto de factores, como la recuperación de las remuneraciones reales tras la alta inflación de años previos y el reajuste del sueldo mínimo. Medido en términos reales, el aumento anual del Índice de Costos Laborales (INE) ha superado sus promedios históricos en los últimos meses.
A su vez, indicadores obtenidos a partir de registros administrativos (AFC) dan cuenta de que la variación real anual de los salarios se ha mantenido elevada durante el último año. Esto ha tenido efectos directos en algunos ítems del IPC, al mismo tiempo que se suma a las presiones de costos ya mencionadas para las empresas.
Aunque
la actividad del tercer trimestre se ubicó en línea con lo anticipado en el
IPoM de septiembre, la demanda interna creció menos que lo previsto. Por
sectores, destacaron los resultados favorables de la industria y la minería del
cobre, frente al desempeño más bajo de los servicios financieros y
empresariales, que se suma a la prolongada debilidad de la construcción
(gráfico 5).
Información parcial del cuarto trimestre, en particular el Imacec de octubre, da cuenta de un aumento de la actividad. Este resultado incluye el impacto de elementos transitorios de oferta en algunos rubros, factores cuya recurrencia ha agregado volatilidad a las cifras a lo largo del año.
Por su lado, el menor dinamismo
del gasto se explica por un consumo privado más débil, el que tuvo como
contrapartida un mayor consumo público. En paralelo, la economía se ha visto
impulsada por la demanda externa, como refleja la evolución de las
exportaciones de bienes y servicios (gráfico 6).
El menor crecimiento del consumo privado ocurre en un contexto de bajo dinamismo de la creación de empleo. Los datos que reportan las encuestas y los registros administrativos muestran una caída o estancamiento en varias dimensiones, como en la ocupación formal (AFC y AFP), en el empleo de algunos sectores (INE) y también en grupos de menor nivel educacional (INE) (gráfico 7).
El desempeño de la formación bruta de capital fijo (FBCF) ha estado en línea con lo anticipado en septiembre. Este sigue marcado por un comportamiento dispar entre componentes y sectores. Maquinaria y equipos mantiene un mayor dinamismo frente al estancamiento de construcción y obras desde hace varios trimestres. Por rubros, la dinámica de la inversión en la minería vuelve a contrastar con el rezago de otros sectores (gráfico 8).
Las tasas de interés de largo plazo (BTP10) estaban en niveles cerca de 10pb menores al cierre estadístico de este IPoM respecto del de septiembre.
Proyecciones
Hacia el mediano plazo, las presiones inflacionarias estarán dominadas por perspectivas más débiles para la demanda interna (gráfico 10)
y presiones de costos que irán cediendo, entre ellas la reducción gradual del tipo de cambio real (TCR). Ello, aun cuando la disminución de la carga financiera de las personas y de las tasas de interés de corto plazo apoyarán la recuperación del consumo (Recuadro I.2).
En el escenario central, la inflación anual subirá en los próximos meses, fluctuando en torno a 5% durante el primer semestre de 2025. Luego comenzará a reducirse, cerrando ese año en 3,6% y convergiendo a 3% en los primeros meses de 2026 (gráfico 11).
En cuanto a la actividad mundial, la proyección reitera un crecimiento de los socios comerciales cercano a 3% para el período 2025-2026. La estimación reconoce la mayor probabilidad de una desaceleración más moderada que lo anticipado previamente para Estados Unidos, cuyos últimos datos han sorprendido de manera positiva. Asimismo, las perspectivas siguen mostrando un menor crecimiento de China durante los próximos dos años. En este contexto, el precio promedio del cobre se irá acercando hacia valores en torno a US$4,3 a lo largo del horizonte de proyección (gráfico 14).
Política monetaria
FUENTE: Santander //Banco Central // Tiempo 21 //
EDICIÓN: Erika Rojas Portilla
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