EMPEZAMOS CON 7 CONSEJOS
Todos
hemos enfrentado a lo largo de nuestra carrera al menos un caso de
alumno conflictivo. Esto nos impide desarrollar normalmente nuestra
clase ya que dedicamos gran parte del tiempo lectivo en lograr su
atención y detener la distracción que este genera en sus
compañeros. A continuación ofrecemos 7 consejos para abordar esta
situación.
1.- Decide
como manejar la situación. Si
para ello es necesario detener la clase, hazlo. Si quieres hablar con
el alumno para resolverlo, deberás esperar a estar calmados pues si
evocas sobre él tu frustración es muy probable que la situación
empeore.
2.- Enfrenta
el problema. Evita
tomar la posición de que nada ha pasado. Si así lo haces, el alumno
tendrá una sensación de impunidad que le llevará a aumentar cada
vez más los conflictos. Recuerda que en la mayoría de los casos, el
alumno está haciendo un llamado de atención.
3.- Hazle
ver que te preocupas de él. Como
profesor y autoridad, más allá del conflicto, debes demostrar que
cualquier persona es digna de estima y merece ser tratada dignamente.
4.- Aplica
una comunicación eficaz. Relacionate
con el alumno mediante una actitud y lenguaje cuidadoso, que asegure
el respeto a la persona y que esté por sobre la etiqueta de “el
conflictivo”.
5.- Muéstrate
como persona. Debes
reivindicar el respeto desde la relación persona a persona,
manteniendo también el rol profesor – alumno.
6.- Presta
atención en las posibles causas del mal comportamiento y
que estas prevalezcan por sobre las consecuencias que esto genera
(como la dificultad para realizar la clase). Esto te ayudará a
superar la percepción de que ‘lo hace para molestar’ y
entenderás que ‘lo hace para expresar una necesidad que no puede
identificar o reconocer’.
7.- Pide
ayuda. No
sientes vergüenza, ni pienses que es un fracaso, el recurrir al
equipo psicopedagógico del colegio. Si no consigues responder a las
necesidades del alumno, difícilmente superarás una conducta
disruptiva. Busca estrategias, recursos y apoyos que permitan mejorar
la situación.
Más
consejos ..
Conductas
disruptivas en un centro educativo
|
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Conductas
conflictivas que afectan a la
escuela a nivel de centro de aprendizaje |
Conductas
conflictivas que afectan al centro
como espacio de convivencia |
||
Mostrar
bajo
rendimiento |
Pasividad,
desinterés, apatía
|
Faltas
de
respeto al profesorado |
En
general
|
No
traer el material
|
Desobedecer
una indicación de forma
reiterada |
||
Permanecer
fuera de clase
|
Contestar
de forma impertinente y
reiterada |
||
Boicotear
exámenes o
ciertas actividades |
Conflictos
de poder |
Desafío
a la autoridad
|
|
Molestar
en
clase |
Hablar,
no respetar el silencio
|
Incumplimiento
de sanciones, o no
aceptar las consecuencias |
|
Levantarse
y moverse por el aula
|
Violencia
|
Física
|
|
No
dejar explicar al profesor
|
Verbal
|
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Interrumpir
con bromas, risas
y chorradas |
Simbólica
|
||
Molestar
a los compañeros, no
dejarles estudiar |
Contra
objetos
|
||
Absentismo
|
Sexual
|
¿Cómo
interpretarlas?
• Pueden ser señal de gran distancia entre los conocimientos del alumnado y lo que imparte el profesorado. El currículum está lejos de los saberes del alumnado, que no sabe cómo conectarse con él. Debemos reflexionar sobre la necesidad de revisar el currículum y/o la forma de impartirlo. • Puede ser que el alumnado tenga problemas personales que no le permitan concentrarse en el aprendizaje. • Pueden mostrar falta de acuerdo entre el profesorado para identificar las conductas disruptivas. No para todo el mundo es lo mismo, y en consecuencia no todo el mundo responde de la misma manera. Puede ser indicio de la falta de coherencia y de trabajo en equipo entre el profesorado. |
• Puede ser señal de que el alumnado no sabe relacionarse adecuadamente, le falta educación y habilidades sociales. • Puede ser que el alumnado no sepa asumir la necesidad de las normas como la manera de organizar la convivencia. • Puede ser indicio de una organización de centro basada en una distribución del poder poco equitativa, en un modelo de dominación- sumisión. • Puede mostrar la debilidad y el poco consenso entre el profesorado respecto a lo que son conductas conflictivas (disrupciones). |
En
conclusión, principalmente existen dos factores sobre los que poner
la atención:
- La situación personal del alumnado que presenta conductas conflictivas: a causa de una situación personal problemática, o porque muestra falta de habilidades sociales y de relación.
- El alumnado no siente como útil ni interesente lo que el centro le ofrece: ¿qué les ofrecemos (qué conocimientos, qué currículum)?, ¿cómo se lo ofrecemos (con qué metodologías, desde qué tipo de relaciones)?
¿Cómo responder?
Para responder a estas cuestiones, debemos centrarnos en saber cuáles son los factores internos del centro que influyen sobre ellas y mejorarlos, en lugar de atribuir las causas únicamente a factores externos.
Suelen
existir factores externos que condicionan mucho, y es importante
tenerlos en cuenta, pero es necesario además poner atención en esos
ámbitos en los que podemos intervenir, puesto que esta es la única
manera que tenemos para mejorar la situación.
Los
factores internos de centro que influyen en las conductas
conflictivas son cuatro: el currículum, la estructura de centro y de
aula, el estilo docente y las relaciones entre las personas que
conviven en el centro.
PERSONA:
1.
Investigar cuáles son las necesidades o dificultades del
alumnado.
Tras
comportamientos insociables acostumbran a esconderse necesidades
importantes no satisfechas y baja autoestima o falta de
habilidades sociales para relacionarse positivamente.
Es
entonces que el educador debe superar la valoración del alumno o
la alumna, fundamentada únicamente en los comportamientos
visibles, y esforzarse en descubrir las necesidades profundas de
esa persona para ayudarla para encontrar el modo de satisfacerlas.
|
|
¿CÓMO?
• Haciendo que sienta que nos preocupamos de él o ella. Reconociendo que, más allá de la conducta conflictiva, cualquier persona es digna de estima y merece ser tratada dignamente. Albergando expectativas positivas, tanto hacia ella como hacia lo que le pedimos. • Relacionándonos mediante una comunicación eficaz, una actitud y un lenguaje cuidadosos que aseguren el respeto a la persona y la superación de etiquetas. • Mostrándonos como personas, más allá del rol de profesores/as. Reivindicando el respeto desde la relación persona a persona, a la vez que desde el rol profesor/a – alumno/a. • Promoviendo situaciones en las que esta persona pueda tener experiencias controladas en las que poner en juego habilidades sociales para mejorarlas (aprendizaje cooperativo, debate y discusión entre compañeros, asambleas de clase, etc.) • Pidiendo ayuda y orientación a los equipos psicopedagógicos. • Como educadores, participando de actividades de formación personal para la mejora de la comunicación, la relación educativa y la transformación de conflictos. • Organizando espacios y tiempos específicos para tutorías individualizadas de forma periódica. El uso de tutorías entre iguales también es un buen recurso. • Hablando con la s familias y animándolas a impulsar una estrategia compartida. Buscando canales de comunicación fluidos desde los que trabajar de forma conjunta. |
2.
Analizar el propio estilo docente, y buscar formas de mejorarlo.
Es
decir, tomar conciencia de que la forma de dar clase, de
comunicarnos con el alumnado o de abordar los conflictos en el
aula, puede promover o controlar las conductas disruptivas.
|
¿CÓMO?
•
Replanteando
el concepto tradicional de autoridad. La autoridad es
el uso en positivo del poder, lo cual conlleva que te la
reconozcan los otros. Un profesor tendrá autoridad cuando su
alumnado lo perciba como alguien en quien puede confiar, alguien
que lo guía en su proceso de aprendizaje desde el respeto, la
confianza en las propias capacidades y la correcta orientación en
los momentos en los que el alumnado así lo requiera.
Todo
ello se consigue mediante la coherencia, el respeto a las normas
igualitarias, la capacidad de diálogo y la transformación de
conflictos.
Además
de la capacidad de organizar procesos de aprendizaje que chicos y
chicas puedan seguir e integrar. Todos los recursos y técnicas
dirigidas a dar herramientas al profesorado para actuar desde
tales parámetros incrementarán su poder de referente, y por
tanto su autoridad.
|
3.
Aprender a separar persona de problema.
Tendemos
a confundir las personas implicadas en un conflicto con el
problema que compartimos. La consecuencia es que a menudo, en
lugar de eliminar el problema, eliminamos la persona con la que lo
tenemos, y mostramos actitudes violentas hacia ella (exclusión,
culpabilización, castigo, etc.)
Si
el poder está en desequilibrio, hay desconocimiento mutuo y un
clima de desconfianza, este hecho se vuelve todavía más patente.
Es
importante, pues, superar esta situación, sobretodo en el
contexto educativo por las connotaciones que tiene.
|
¿CÓMO?
• No
hablando de alumnado conflictivo/disruptivo, sino de alumnado con
conflictos o conductas disruptivas.
• Poniendo la atención en las causas de estos comportamientos (las necesidades del alumnado), y no únicamente en las consecuencias (las dificultades para dar clase).
• Superando la percepción de que ‘lo hacen para molestarnos’, y entender que ‘lo hacen para expresar una necesidad que no saben identificar o no pueden reconocer’. Mostrando una actitud educadora frente a situaciones así.
• Tomando conciencia de que, si no conseguimos responder a las necesidades de nuestros alumnos y alumnas, difícilmente superaremos las conductas disruptivas. Buscando las estrategias, recursos y apoyos, internos y externos, que nos permitan mejorar la situación.
CENTRO:
4.
Promover el intercambio y el apoyo mutuo entre el profesorado.
Existen
diversas formas de responder a las conductas conflictivas.
Compartirlas y analizarlas conjuntamente puede dar muchas pistas
para unificar criterios frente al alumnado, y proporciona apoyo
entre el profesorado.
|
¿CÓMO?
• Consensuando
lo que se entiende por conducta conflictiva y los comportamientos que
en ella se incluyen.
• Pensando medidas de ayuda para el profesorado con problemas en el aula (observándonos, analizando las estrategias que empleamos, etc.)
• Creando un ambiente de confianza, cooperación y apoyo entre el profesorado que permita ir ‘todos a una’ y trabajar desde la coherencia con las normas y a partir de la creación de un buen clima en las aulas.
• Consensuar a nivel de claustro conceptos como disciplina, conflicto o el sentido y valor de las normas.
5.
Trabajar por equipos docentes.
Plantear
el trabajo con un grupo clase como trabajo de equipo entre todo el
profesorado que imparte clase en él, con el apoyo del equipo
psicopedagógico y la dirección.
¿CÓMO?
|
•
Garantizando
una coordinación periódica que permita realizar un buen
seguimiento pedagógico del grupo y de cada una de las alumnas y
alumnos.
• Adoptando criterios comunes frente a casos concretos de alumnado con comportamiento disruptivo. • Trabajando desde la corresponsabilidad en la tutoría. Conviene evitar responsabilizar únicamente al tutor de los problemas del grupo. • Analizar las reacciones de los miembros del equipo docente para ver cuáles son las más efectivas para poder aplicarlas conjuntamente. |
6.
Implicar al alumnado en el establecimiento de las normas de
convivencia.
Dar
responsabilidad a alumnos y alumnas en la organización de la
propia convivencia facilita que otorguen mayor legitimidad a las
normas pautadas, y por lo tanto que las respeten mucho más.
7.
Organizar
el aula a través de metodologías participativas y
cooperativas.
Hacer
al alumnado protagonista de su proceso de aprendizaje, en
cooperación con las compañeras y compañeros, les permite
trabajar habilidades sociales, corresponsabilizarse del propio
trabajo y del de los compañeros, y fomentar interrelaciones
positivas.
Además
les ayuda a seguir un ritmo de trabajo adecuado a sus
posibilidades personales, es decir, adecuar el currículum a su
ritmo. Es un recurso fundamental para atender la diversidad.
8. Promover la formación de grupo.
Trabajar
para crear un clima de estima, confianza y apoyo facilita la buena
integración de todo el alumnado, y por lo tanto favorece
relaciones interpersonales positivas.
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¿CÓMO?
• A
través de actividades a principios de curso en el plan
de acogida.
Algunos estudios indican que los meses en los que se observa el grado
más alto de conductas disruptivas son octubre y noviembre. El
alumnado necesita clarificar objetivos, normas y pautas de trabajo,
además de sentirse en un clima socioafectivo positivo.
• Mediante el plan de ’acción tutorial. Este es el espacio idóneo para impartir contenidos referentes a habilidades sociales y transformación noviolenta de conflictos.
(Fuente:
“¿Qué podemos hacer cuando hay un alumno que no deja hacer
clase?” Escola de Cultura de Pau, España) - Educrea
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