¿RECUERDOS REALES O SOLO SUGESTIÓN?
¿Realmente se puede recordar un hecho olvidado ocurrido en la niñez? ¿De qué sirve revivir un abuso sexual o un episodio traumático que por algo la memoria le echó tierra encima?
Cada día más personas acuden a expertos en regresiones a la infancia para encontrar el origen de alguna enfermedad crónica, fobias o síntomas emocionales que no mejoran con ningún tratamiento. Y esto es lo que les sucede en este viaje express a la memoria.
la mayoría de los pacientes llegan buscando aliviar crisis de pánico, fobias y dolores crónicos que han arrastrado por mucho tiempo y que al tener un componente psicológico importante logran un buen resultado con la hipnosis.
Se utiliza una técnica de regresión a la infancia, en que por medio de un trance hipnótico la persona vuelve a revivir experiencias significativas de sus primeros años para modificar las emociones que estas le produjeron. “Durante los primeros 7 años de vida se construyen las bases de la vida emocional.
Llegan numerosos casos de mujeres con fibromialgia, un tipo de dolor muscular crónico cuyas causas no suelen ser detectadas por radiografías y exámenes. Un porcentaje importante de estas pacientes vivió episodios de abuso sexual en su niñez cuyo recuerdo estaba difuso o, incluso, borrado.
En
la mitad de los casos está el abuso sexual infantil como uno de los
factores etiológicos. La relación entre fibromialgia y
abuso sexual ha sido estudiada en Estados Unidos, donde un estudio
encontró que cerca de 50% de mujeres con fibromialgia lo sufrieron
en la niñez.
También
es frecuente en mujeres que vivieron maltrato físico. Muchas no lo
recuerdan, porque algunos eventos muy traumáticos, como un abuso
sexual, a veces quedan borrados del consciente por mecanismos de
defensa.
Patricia, comerciante de 49 años y paciente, hace dos meses, tenía fibromialgia desde muy joven y todas las mañanas despertaba como si la hubieran apaleado: con sus músculos rígidos y adoloridos. Tenía que tomarse varios minutos para poder mover las piernas y levantarse de la cama.
Pero
lo más limitante eran las crisis de pánico que sufría hace 30 años
y que le impedían entrar a un mall, subir a un ascensor, al metro, a
una micro, a un avión. Solo se movilizaba en auto si era ella misma
la que lo manejaba. Había pasado por más de 10 sicólogos,
siquiatras, terapeutas y médicos sin lograr mejorarse.
Patricia acudió a la consulta del hipnólogo Boris Araos. En su primer encuentro le habló sobre las fobias y la fibromialgia que la aquejaban y le contó que había tenido una infancia dura, con un padre que la golpeaba. Agregó que recordaba, vagamente, un abuso sexual de parte de un amigo de la familia cuando tenía 5 años, pero que tenía la sospecha, aunque no la certeza, de haber sido abusada por su padre también.
En
la segunda sesión, Boris Araos le hizo una primera hipnosis para
enseñarle algunos ejercicios de relajación que debía repetir
cuando le viniera una crisis de pánico. Y en el tercer encuentro le
propuso hacer una regresión, para que Patricia viera cómo era y
cómo se sentía a los 5 años.
Patricia se recostó en el sillón y cerró los ojos. El hipnoterapeuta le dijo que se concentrara en el ritmo calmado de su respiración.
–Ahora te vas a imaginar una escalera. Vamos a contar del 10 al 1 y vas a bajar por esta escalera, cada vez más profundo, hacia tu pasado. Y cuando llegues al 1, vas a llegar a un puente. Vas a atravesar ese puente y al otro lado te vas a encontrar con la niña que fuiste a los 5 años. 10.., 9.., 8…
Patricia, como si estuviera en un sueño muy vívido, sentía el sonido de sus pasos y veía los escalones, mientras descendía por un pasadizo oscuro.
–3.., 2.., 1…
Cuando Araos terminó la cuenta regresiva, Patricia se vio al inicio de un puente de madera. Lo atravesó y entonces experimentó lo que ella solo puede describir como “saltar al otro lado”. Un estado de trance en que cruzó el umbral de su propia memoria. Ahí, al otro extremo del puente, se encontró con una niña de 5 años que estaba sola y la miraba con cara de miedo y pena. De inmediato se reconoció a sí misma.
–Dime lo que ves– le dijo Araos.
–Veo una niña que está asustada y muy sola, que tiene una mirada de desolación, y que no juega. Que estuvo desprotegida mucho tiempo, maltratada y no sabía por qué le pasaban esas cosas– respondió Patricia y comenzó a llorar.
–Ahora calma a esa niñita y dile que no está sola, que tú la vas a proteger a partir de ahora– le dijo el doctor.
Patricia le habló a la niña y la tomó en brazos para tranquilizarla, tal como abrazaba a su hija cuando era pequeña.
Luego, Boris Araos la hizo volver con delicadeza del trance.
–Doctor, ¿por qué no hice esto antes?– preguntó Patricia.
–Todavía es tiempo. Tú puedes ayudar a esa niña, como lo hiciste recién.
Ese día, al volver a su casa, Patricia lloró mucho. “Fue duro, porque me hizo recordar y entender que esa niña asustada seguía dentro de mí y ese miedo infantil es el que me ha tenido así todos estos años”, dice. La mañana siguiente tuvo en la ducha una crisis de pánico. Esta vez Patricia reaccionó de otra manera. “Es la niña chica la que tiene miedo y tengo que tranquilizarla. No voy a permitir que sufra más”, se dijo a sí misma. Y empezó a hacer los ejercicios de respiración aprendidos en su terapia, hasta que se calmó.
En las siguientes sesiones con el hipnoterapeuta hubo nuevas regresiones a su infancia y a su memoria, buscando el origen de la fibromialgia que la aqueja. Y descubrió que sus primeros recuerdos de dolor eran a los 17 años. “Ahí me di cuenta de que yo tensaba mis músculos porque en la noche es cuando me sentía más vulnerable, cuando sentía más miedo”, dice.
Recuperar esos recuerdos y elaborarlos le ha permitido varias mejoras en su calidad de vida, en la medida de que es capaz de controlar el miedo: ha sido capaz de entrar en un ascensor, andar en Metro y dormir sin necesidad de tomarse un fármaco y los dolores matinales de la fibromialgia han disminuido notablemente.
Sin embargo, aún hay recuerdos que explorar. “Le pregunté al doctor si era posible ver con una regresión si mi papá había abusado de mí o no y él me respondió que se puede. Me preocupaba si me haría mal saber lo que pasó en realidad y él me dijo que no, que siempre salir de la duda me ayudaría a sanar. Ahora me estoy preparando para llegar a eso”, dice.
Al igual que Patricia, el hipnoterapeuta Boris Araos cuenta que en los últimos 5 años aumentó entre 30 y 40% la consulta de adultos que llegan con secuelas de eventos traumáticos de su infancia como abuso sexual infantil, bullying severo y maltrato. “En estos casos la regresión es acompañada de un proceso terapeútico que le permita a la persona elaborar, llorar y perdonar lo que pasó.
Como
estos temas se han destapado en las noticias, la gente está más
sensibilizada y cuando intuye que algo les pasó cuando niños,
consultan más”, dice. “Llegan adultos que habían mantenido
estos episodios en silencio, porque antes no se hablaba, o no lo
recuerdan porque eran muy chicos. Como una paciente que tuve hace
poco con dolor pélvico crónico y que en una regresión descubrió
unas tocaciones que le hizo un pariente a los dos o tres años de
edad. Aunque no los recuerden conscientemente, estos traumas igual se
manifiestan en la vida adulta a través de una somatización,
depresión, fobias u otros problemas”, afirma el especialista.
RECUERDOS
BLOQUEADOS
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