Albert
Einstein (en alemán [ˈalbɐt ˈaɪnʃtaɪn]; Ulm, Alemania, 14 de
marzo de 1879 -- Princeton, Estados Unidos, 18 de abril de 1955) fue
un físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo y
estadounidense «el científico más popular y conocido del siglo XX»
En
1905, cuando era un joven físico desconocido, empleado en la Oficina
de Patentes de Berna, publicó su teoría de la relatividad especial.
En ella incorporó, en un marco teórico simple fundamentado en
postulados físicos sencillos, conceptos y fenómenos estudiados
antes por Henri Poincaré y por Hendrik Lorentz. Como una
consecuencia lógica de esta teoría, dedujo la ecuación de la
física más conocida a nivel popular: la equivalencia masa-energía,
E=mc². Ese año publicó otros trabajos que sentarían bases para la
física estadística y la mecánica cuántica.
En
1915 presentó la teoría de la relatividad general, en la que
reformuló por completo el concepto de gravedad. Una de las
consecuencias fue el surgimiento del estudio científico del origen y
la evolución del Universo por la rama de la física denominada
cosmología. En 1919, cuando las observaciones británicas de un
eclipse solar confirmaron sus predicciones acerca de la curvatura de
la luz, fue idolatrado por la prensa. Einstein se convirtió en un
icono popular de la ciencia mundialmente famoso, un privilegio al
alcance de muy pocos científicos.
Por
sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico y sus numerosas
contribuciones a la física teórica, en 1921 obtuvo el Premio Nobel
de Física y no por la Teoría de la Relatividad, pues el científico
a quien se encomendó la tarea de evaluarla, no la entendió, y
temieron correr el riesgo de que luego se demostrase errónea. En esa
época era aún considerada un tanto controvertida.
Ante
el ascenso del nazismo, el científico abandonó Alemania hacia
diciembre de 1932 con destino a Estados Unidos, donde impartió
docencia en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Se
nacionalizó estadounidense en 1940. Durante sus últimos años
trabajó por integrar en una misma teoría la fuerza gravitatoria y
la electromagnética.
Aunque
es considerado por algunos como el «padre de la bomba atómica»,
abogó por el federalismo mundial, el internacionalismo, el
pacifismo, el sionismo y el socialismo democrático, con una fuerte
devoción por la libertad individual y la libertad de expresión.
Albert
Einstein tuvo una crianza normal. Nació en 1879 en la ciudad de Ulm,
Alemania, y creció en Munich, donde asistió a una escuela católica
(a pesar de ser judío). Sus padres, Hermann y Pauline, temieron que
el niño fuera retrasado porque se demoró en hablar.
Por
supuesto, sus temores eran infundados; el joven Albert estuvo entre
los mejores estudiantes en la escuela elemental. En el colegio y en
la universidad, sin embargo, Einstein fue tan independiente que a
menudo se enfrentó a sus maestros y profesores.
Los
Primeros Años: Albert Einstein
nació el viernes 14 de marzo de 1879 a mediodía. En el verano de
1880, cuando Albert tenía poco más de un año, su familia se
trasladó a Munich, donde su padre y su tío abrieron un negocio de ingeniería eléctrica (para reemplazar un negocio anterior que
había fracasado). A finales de 1881, cuando Albert tenía dos años
y medio, nació su hermana. La llamaron Marie, pero todos le decían
Maja.
El
nuevo negocio de Hermann Einstein iba bien y, cinco años después de
su traslado a Munich, los Einstein compraron una linda casa con un
gran jardín, en donde Albert y Maja pasaban muchas horas jugando.
Albert y Maja eran muy apegados de niños, y de adultos mantuvieron
una cariñosa relación. La mayor parte de lo que sabemos hoy sobre
la niñez de Einstein se le debe a Maja, quien años después
escribió un librito sobre los primeros años de su hermano.
Maja
describe a Albert a la edad de cuatro años como un niño tranquilo,
aislado, que no disfrutaba jugando con otros niños. Escribió que
sus padres temían que Albert fuera retrasado pues aprendió a hablar
muy tarde. Einstein recordaría después que sus padres lo llevaron
donde el médico para saber si su lento desarrollo del lenguaje
indicaba que algo iba mal.
La
demora de Albert pudo haberse debido a timidez y orgullo; incluso a
los dos años de edad quería hacer las cosas bien y evitar la
faltas. Albert dijo más tarde que cuando joven había tomado la
decisión da hablar sólo con frases completas. Ensayaba la frase
entera en su mente, a veces moviendo los labios, y cuando
pensaba que la tenía lista la decía en voz alta.
Se
puede decir que los primeros años de la vida de Einstein fueron
estimulantes y colmados de afecto. Cuando tenía cuatro o cinco años,
estando enfermo en cama, su padre le regaló una brújula magnética.
El movimiento de la aguja, que volvía siempre a la misma dirección
debido a un. misteriosa y desconocida causa, dejó en el niño una
impresión tan "profunda y duradera" que escribió 60 años
después sobre el asunto en sus notas autobiográficas.
¿Por
qué se comportaba la brújula de esa manera? Esto era algo que
Albert necesitaba comprender. Comenzamos a ver en este niño,
maravillado por el movimiento de la aguja de la brújula, los
comienzos del gran genio que revolucionó nuestro conocimiento del
mundo. Aun a tan tierna edad, Einstein se sintió atraído por lo que
se convertiría en uno de sus estudios favoritos: el
electromagnetismo
Hermann
y Pauline no eran judíos practicantes; les preocupaba más la
educación de su hijo que las prácticas religiosas, de modo que
matricularon a Einstein, a la edad de cinco años, en la escuela
católica de la localidad, que era mejor, más cercana al hogar y más
barata que la judía.
No
existen pruebas de que Einstein hubiera sido objeto de discriminación
religiosa en la escuela, a pesar de ser el único judío matriculado.
No obstante, el joven Einstein no era feliz con la estricta
disciplina de la institución. Se da por hecho que la mayoría de los
niños detestan la disciplina, pero Einstein le profesaba una
aversión que duró toda la vida.
A
pesar de su disgusto con la escuela obtenía informes excelentes. A
los siete años, por ejemplo, Pauline escribió a su madre: "Ayer
le entregaron a Albert las calificaciones; de nuevo sacó el primer
puesto y obtuvo un resultado brillante". Un año después el
abuelo escribía: "Hace una semana que el querido Albert ha
vuelto a la escuela. Adoro a ese muchacho, porque no pueden
imaginarse lo bueno e inteligente que es".
Muchos
testimonios sobre la vida de Einstein lo pintan como un niño lerdo,
tal vez con un problema de aprendizaje. Más tarde el propio Einstein
escribió que su desarrollo intelectual se había retardado y, en
consecuencia, había comenzado a pensar sobre el espacio y el tiempo
sólo a la edad adulta, no cuando niño.
Cuando
Einstein tenía 13 años, un estudiante de medicina llamado Talmud le
llevó la Crítica de la razón pura de Emanuel Kant, libro denso y
difícil aun para los estudiantes de filosofía. Según Talmud,
Einstein no se sintió amilanado, y desde ese momento los dos amigos
hablaron de filosofía durante las visitas nocturnas de los
miércoles. Durante varios años estudió Einstein otros libros de
filosofía, a la par con sus lecturas científicas. Continuó
interesado en el tema toda su vida, y a menudo discutía en sus
escritos las opiniones de conocidos filósofos.
Talmud
también le proporcionó varios libros de divulgación científica,
que el muchacho leía entusiasmado. En particular, estaba encantado
con un conjunto de 21 libros titulado Libros populares sobre la
ciencia natural de Aaron Bernstein. Más tarde dijo que había leído
cinco o seis volúmenes de la serie con "atención extrema".
Estos libros le procuraron una comprensión básica de la física y
probablemente le ayudaron a desarrollar su asombrosa habilidad para
descubrir en sus lecturas lo que era importante y lo que no lo era.
Einstein
se interesó cierto verano en un texto de geometría que había
recibido varios meses antes de que comenzara el año escolar. Comenzó
a trabajar los problemas y le mostró sus soluciones a Talmud. Al
finalizar el verano no sólo había resuelto todos los problemas del
libro sino que había intentado pruebas alternas de los teoremas.
Años después manifestó que este libro —al que llamaba su "libro
sagrado de geometría"— había sido probablemente la causa de
que se convirtiera en hombre de ciencia.
Para
sus profesores del liceo Luitpold, el joven Albert Einstein nada
tenía de superdotado: lo consideraban más bien como un alumno
reacio a la autoridad, al que llegado el caso amonestaban en forma
severa: «¡Por su sola presencia, usted altera el respeto de la
clase hacia mi persona!», le espetó un docente.
El
modelo prusiano que se propaló en Alemania a fines del siglo XIX y
la militarización de la sociedad en su conjunto no le inspiraban más
que aborrecimiento. Todo aprendizaje «de memoria» le repugnaba
profundamente.
A
los 11 años comenzó Einstein a recibir clases de religión, como
era costumbre entre los estudiantes judíos. Sus padres no eran
judíos practicantes y Einstein creció resentido con ellos porque no
observaban las tradiciones religiosas. De suerte que decidió ser un
ejemplo para la familia guardando el sábado, comiendo sólo
alimentos kosher y hasta componiendo canciones religiosas
que canturreaba mientras iba camino del colegio. El fervor religioso
no le duró pues muchas cosas de la Bilbia se contradecían con lo
que había aprendido en los libros de ciencias.
A
los dieciséis años, sin terminar sus estudios secundarios, abandonó
la escuela y Alemania: quería a toda costa evitar el servicio
militar, adoptando la nacionalidad suiza. A raíz de un revés de la
fortuna de su padre, que dirigía un negocio de equipos eléctricos,
se exilió en Italia.
En
1895, el hijo se reunió con su familia en Pavia y preparó como
candidato libre, con un año de anticipo respecto a la edad
requerida, la prueba de ingreso al Instituto politécnico federal de
Zurich, que formaba ingenieros. Fracasó en esa ocasión, pero tuvo
éxito en el segundo intento, en octubre de 1896. Sentado en los
bancos de esta institución austera, Einstein se enamoró de Mileva
Marie, con la que se casaría sólo después de la muerte de su
padre, en 1902: en efecto, el idilio suscitó la oposición de los
padres de Albert.
Mientras
estudiaba fundó en esa época con sus amigos Maurice Solovine
y Conrad Habicht la «Academia Olympia», que designaba con una
solemnidad engañosa sus encuentros de estudiantes, amenizados con
conversaciones filosóficas. Una vez obtenido su diploma en julio de
1900, Einstein buscó en vano un puesto de asistente en la
universidad, pero sólo consiguió empleos precarios. Solamente un
año y medio más tarde ingresó en la Oficina federal de patentes de
Berna, trabajo que le dejaba suficiente disponibilidad de tiempo para
dedicarse a los problemas de física que lo apasionaban.
LOS
ARTÍCULOS DE 1905
El
empleo en la administración pública le dio libertad para
concentrarse en la ciencia. En el productivo año de 1905 publicó en
la revista alemana Annalen der Physik su tesis
doctoral y cinco artículos importantes. El primero, sobre el efecto
fotoeléctrico de la luz, demostraba la teoría de Max Planck de que
la luz se emite en paquetes, o cuantos, lo que revalidaba la física
cuántica. Otros dos artículos trataban sobre el movimiento
browniano, que es el que se produce en las partículas inmersas en un
fluido al ser bombardeadas por las moléculas, lo que hace que
tiemblen.
No
obstante, la obra por la que es más famoso Einstein presentaba algo
revolucionario: la teoría de la relatividad especial, una idea que
al propio Einstein le costó aceptar. «Debo confesar —escribió
más tarde—, que en el mismo comienzo, cuando la teoría de la
relatividad especial empezaba a germinar dentro de mí, sufrí toda
clase de conflictos nerviosos.»
La
relatividad especial introdujo el concepto de universo de cuatro
dimensiones tejido a partir del espacio-tiempo: las tres dimensiones
habituales más el tiempo. A las distancias insignificantes de la
vida ordinaria, este concepto apenas hace mella, pero cuenta en las
distancias astronómicas; cuando miramos hacia las estrellas, miramos
hacia el espacio exterior y hacia atrás en el tiempo.
La
física pasaba entonces por una crisis profunda. Las dos ramas
principales de la disciplina, la mecánica -la ciencia del movimiento
de los cuerpos- y el electromagnetismo -la ciencia de la luz- se
contradecían en numerosos puntos, sumiendo a los investigadores en
un callejón sin salida. En el primer artículo, Einstein atacó la
concepción oficial según la cual la luz era una onda continua
sostenida por el «éter», una sustancia inmóvil.
Para
Einstein, al contrario, la luz «estaba constituida por un número
finito de cuantos de energía localizados en puntos del espacio»:
por lo tanto, era discontinua por definición. Einstein resolvió de
este modo los problemas insolubles planteados por las supuestas
propiedades de este éter: ¡éste no existía! No contento de haber
puesto de acuerdo a sus colegas, Einstein esbozó uno de los ejes
esenciales de la física moderna: la teoría cuántica.
El
cuarto artículo, intitulado Sobre la electrodinámica de los cuerpos
en movimiento, era muy revolucionario, según admitió el propio
Einstein. Rechazó la idea de un tiempo absoluto e idéntico en todas
partes. Por el contrario, afirmó que el tiempo era relativo. La
única salvedad enunciada por el físico a este carácter móvil del
tiempo era que la velocidad de la luz representaba un límite
absoluto. Se llegó entonces a una teoría de la «relatividad
restringida».
En
un apéndice, Einstein desarrolló una idea totalmente nueva, al
demostrarla equivalencia entre masa y energía: este descubrimiento
se conoce de manera universal bajo la fórmula matemática E = mc2.
Al comienzo, estos artículos pasaron inadvertidos, pero suscitaron
luego el interés del gran investigador alemán Max Planck. Entonces
se abrió un futuro brillante para Einstein. Nombrado en la
universidad de Zurich en 1909, fue invitado al congreso de Solvay de
1911, que reunió a todos los grandes nombres de la comunidad
científica internacional. Ese mismo año, Planck le propuso la
dirección del Instituto de física Kaiser Wilhelm en Berlín.
El
descubrimiento de la relatividad restringida no era empero más que
el preludio de un cuestionamiento más avanzado de la física
clásica, aún marcada por los descubrimientos de Newton y de
Maxwell. A partir de 1907, Einstein se dedicó a la teoría de la
gravitación. Tan sólo en 1915 formuló definitivamente la teoría
de la relatividad general, que consideraba la gravitación como
una deformación del espacio-tiempo.
La
relatividad especial derrocó el supuesto newtoniano de que el
espacio y el tiempo eran fijos. Operando a partir del principio de
que el único imperativo cósmico es la velocidad de la luz, que en
el vacío es siempre de 300.000 kilómetros por segundo, cualquiera
que sea la localización del observador, Einstein se dio cuenta de
que el tiempo y el espacio eran magnitudes que dependían de a qué
velocidad y en qué dirección se moviera el observador.
Una
de las consecuencias de esta teoría fue verificada de manera
experimental en 1919: los rayos de luz no atravesaban el espacio
siguiendo una línea recta debido a la modificación de la forma del
espacio-tiempo por las masas que allí se encuentran. Eso era, a lo
menos, lo que afirmaba Einstein.
La
teoría de la relatividad general ampliaba la teoría de la especial
al ocuparse de lo que ocurre cuando cambia la velocidad. (De este
trabajo procede la asombrosa paradoja de que si un gemelo se va de la
Tierra, viaja en una nave espacial a muy alta velocidad, da la
vuelta y regresa, a su llegada será más joven que el gemelo que se
quedó en casa.).
La
teoría general demostraba que la masa hacía que el espacio se
curvase a su alrededor. Imagínese una bola de bolera americana sobre
una cama de agua. El colchón se curvará debajo de la bola. Póngase
una canica sobre la cama de agua e inevitablemente caerá hacia la
bola grande. Einstein se dio cuenta de que las masas menores caen
hacia las mayores, no porque las masas mayores las «atraigan», sino
porque los objetos se mueven por un espacio curvo. Este inevitable
movimiento hacia la masa más pesada, demostró Einstein, explicaba
el fenómeno conocido como la gravedad.
Las
observaciones de una expedición científica inglesa realizada por el
astrónomo Eddington durante un eclipse validaron sus previsiones:
Einstein alcanzó entonces notoriedad internacional y se convirtió
para el mundo en el nuevo Newton. Además, la idea de que
observadores ingleses validasen los trabajos de un alemán les agradó
a las muchedumbres que veían en ello el signo de un nuevo
entendimiento internacional después de cuatro años de guerra
homicida en Europa.
A
pesar de este éxito manifiesto, el premio Nobel de física otorgado
a Einstein en 1921 recompensaba sus trabajos sobre el efecto
fotoeléctrico y no aquellos sobre la relatividad, que suscitaban aún
mucha; reservas por su aspecto innovador. «Dios no juega a los
dados»
En
1905, Einstein había sido el iniciado de la teoría cuántica. Sus
ideas fuero-retomadas y desarrolladas por jóvenes físicos agrupados
en torno al danés Niels Bohr. Este último y Einstein fueron muy
amigos, pero el desacuerdo científico era profundo y culminaría en
1927 con ocasión del quinto congreso de Solvay, en Bruselas.
Einstein y Bohr realizaron feroces intercambios de réplicas. Las
objeciones de Einstein a los desarrollos de la teoría cuántica
estaban especialmente motivados por la imposibilidad de prever con
certeza la posición de un electrón.
Este
carácter «probabilista» de la teoría cuántica lo indisponía:
para él, «Dios no juega a los dados». Rígido en esta postura de
rechazo, Einstein se apartó un poco de las investigaciones más
avanzadas, al considerar que la teoría cuántica solamente
representaba una fase provisional del conocimiento físico.
Einstein y Elsa en 1931 antes que Hitler tomara el pode de Alemania
La
mayor ambición de los dos últimos decenios de su vida era elaborar
una teoría unitaria que sería la síntesis de la gravitación y del
electromagnetismo. Pero este trabajo titánico fue en vano. Estas
dificultades lo condujeron a considerar con humildad su condición de
físico: «Ustedes se imaginan que contemplo la obra de mi vida con
una gran satisfacción. Pero visto de cerca, nada hay de eso. No hay
un solo concepto del que esté convencido que vaya a durar e incluso
me pregunto si estoy en el buen camino...».
Biografía
Albert Einstein El violín, el tiempo y el espacio
Albert
Einstein es sin duda el científico más conocido del siglo XX, nació
en 1879 en Ulm, Alemania, y murió en 1955 en Princeton, Estados
Unidos.
Si
vida pasó desapercibida para la humanidad hasta el año 1905, un año
extraordinario en el que dio a conocer al mundo no sólo su Teoría
de la Relatividad Especial sino otros artículos, que, a decir de
muchos, ya por sí solos habrían grabado su nombre en la historia
del conocimiento de la humanidad.
Pero
detrás de las ecuaciones que le hicieron famoso, late un corazón
con las grandezas y miserias del ser humano, la forma de pensar del
sabio, sumido en un mundo rico en imágenes y parco en palabras.
Ciudadano
del mundo
Einstein
permaneció toda su vida siendo el colegial hostil a toda forma de
autoritarismo. En 1914 redactó un «Llamado a los europeos»,
invitando a los intelectuales a actuar en favor de la paz.
Proveniente de una familia judía alemana, se sentía extraño al
nacionalismo, incluso sentía una cierta simpatía hacia el
movimiento sionista.
Aceptó
participar en una serie de viajes a Estados Unidos para recolectar
los fondos necesarios para la fundación de una universidad en
Jerusalén. Desde los primeros meses de la toma de poder de Hitler,
Einstein se exilió en Estados Unidos y aceptó una cátedra en
Princeton.
Convertido
en ciudadano estadounidense en 1940, apoyó plenamente la idea de la
guerra contra el nazismo. Ya en agosto de 1939 escribió al
presidente Roosevelt para urgirlo a que implementase un programa de
investigación atómica, expresando sus temores con respecto a que la
Alemania hitleriana tuviese un cierto avance en esta
materia.
Sin
embargo, Einstein no participó en el proyecto Manhattan que dio a
Estados Unidos un arma cuya eficacia trajo consigo a corto plazo la
capitulación de Japón.
Horrorizado
por el espectáculo de Hiroshima y de Nagasaki, Einstein militó
desde entonces en las filas del pacifismo, asumiendo la presidencia
del Comité de vigilancia de los investigadores sobre energía
atómica, en mayo de 1946, y poniendo todo el peso de su nombre al
servicio de la causa.
Preconizó
la creación de un «gobierno mundial», que sería el único en
tener el control del arma nuclear. Su último gesto político fue la
redacción de un llamado a los científicos en favor de la abolición
de la guerra, escrito en forma conjunta con el filósofo Bertrand
Russel. Albert Einstein murió en Princeton el 18 de abril de 1955.
CRONOLOGÍA
1879
Nace
el 14 de marzo en Ulm, Alemania
Pasa sus primeros años en
Munich
1894
Después
de repetidas quiebras del negocio familiar de
ingeniería
eléctrica, la familia se muda a Milán, Italia
1895
Suspende
un examen de ingreso en el Instituto Federal Suizo
de Tecnología,
y estudia en Arrau, Suiza, pero falta a clase y prefiere leer sobre
física o tocar su violín
1896
Renuncia
a la nacionalidad alemana
1900
Deja
el colegio, pero sus profesores no lo recomiendan para un curso
universitario
1901
Toma
nacionalidad suiza y publica un artículo sobre las fuerzas entre
moléculas
1902
Se
asegura un puesto como examinador en una oficina de patentes en
Berna.
1903
Se
casa con Mileva Maric, una serbia a la que conoció en una de sus
clases de física, con la que tiene dos hijos, en 1904 y 1910, antes
de separarse en 1914, y divorciarse en 1919
1905
Recibe
su doctorado de la Universidad de Zurich
1905
Publica
tres artículos sobre física teórica, el tercero de los cuales se
titula "Sobre la Electrodinámica de los Cuerpos en Movimiento",
y que contiene la "teoría especial de la
relatividad"
1909
Consigue
su primer puesto académico en la Universidad de Zurich
1911
Se
muda a una universidad de habla alemana en Praga, como profesor de
física teórica.
1913
Es
nombrado director del Instituto Kaiser Wilhelm para la
Física
1916
Propone
la teoría general de la relatividad, la cual se prueba tres años
después
1919
Se
casa con Elsa Lówenthal,
una prima El informe de Eddington sobre la luz estelar curvándose
alrededor del sol durante un eclipse solar confirma la teoría de
Einstein
1922
Premio
Nobel de Física
1933
Emigra
a Princeton, Nueva jersey, EE. UU.
1939
Einstein
se une a otros científicos y escribe al Presidente Franklin D.
Roosevelt, indicando que la bomba atómica es posible, y que Alemania
podría tener ya la tecnología
1952
Le
ofrecen y declina la presidencia de Israel
1955
Muere
mientras duerme en Princeton, EE. UU., el 18 de abril
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Albert Einstein
(en alemán [ˈalbɐt ˈaɪnʃtaɪn]; Ulm, Alemania, 14 de marzo de 1879 -- Princeton, Estados Unidos, 18 de abril de 1955) fue un físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo y estadounidense «el científico más popular y conocido del siglo XX»
En 1905, cuando era un joven físico desconocido, empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su teoría de la relatividad especial. En ella incorporó, en un marco teórico simple fundamentado en postulados físicos sencillos, conceptos y fenómenos estudiados antes por Henri Poincaré y por Hendrik Lorentz. Como una consecuencia lógica de esta teoría, dedujo la ecuación de la física más conocida a nivel popular: la equivalencia masa-energía, E=mc². Ese año publicó otros trabajos que sentarían bases para la física estadística y la mecánica cuántica.
En 1915 presentó la teoría de la relatividad general, en la que reformuló por completo el concepto de gravedad.
Una de las consecuencias fue el surgimiento del estudio científico del origen y la evolución del Universo por la rama de la física denominada cosmología.
En 1919, cuando las observaciones británicas de un eclipse solar confirmaron sus predicciones acerca de la curvatura de la luz, fue idolatrado por la prensa. Einstein se convirtió en un icono popular de la ciencia mundialmente famoso, un privilegio al alcance de muy pocos científicos.
Por sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico y sus numerosas contribuciones a la física teórica, en 1921 recibe el Premio Nobel de Física.
Efectivamente, Einstein, obtuvo el Premio Nobel de Física y no por la Teoría de la Relatividad, pues el científico a quien se encomendó la tarea de evaluarla, no la entendió, y temieron correr el riesgo de que luego se demostrase errónea. En esa época era aún considerada un tanto controvertida.
Einstein recibió el Premio Nobel en 1921. La razón para tal mérito fue la explicación del efecto fotoeléctrico. Aquí te explico en qué consiste este crucial fenómeno en donde para ello es necesario entender la radiación electromagnética como partículas de energía llamadas fotones.
1932 Albert abandona Alemania
En 1933, unos meses después de exiliarse para siempre de su hogar alemán en Berlín, donde había vivido desde 1914, Albert Einstein se encontró inesperadamente viviendo solo en una cabaña de vacaciones de madera con techo de paja ubicada en una zona rural salvaje de Norfolk, en el este de Inglaterra, cerca de al mar cerca de la ciudad costera de Cromer.
Sin embargo, estaba lejos de estar de vacaciones. La cabaña era un refugio secreto para evitar un supuesto intento de asesinato por parte de agentes que actuaban para el régimen nazi en Alemania; Einstein estaba custodiado con armas por un pequeño grupo de ingleses locales, encabezados por un miembro conservador del parlamento que también era un veterano condecorado de la Primera Guerra Mundial.
Ante el ascenso del nazismo, el científico abandonó Alemania hacia diciembre de 1932 con destino a Estados Unidos, donde impartió docencia en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
Se nacionalizó estadounidense en 1940. Durante sus últimos años trabajó por integrar en una misma teoría la fuerza gravitatoria y la electromagnética.
ALBERT EINSTEIN LA BOMBA ATÓMICA: ¿culpable o inocente?
En este vídeo te cuento el por qué Albert Einstein llegó a tener influencia en la creación de las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagazaki (Japón) durante la segunda guerra mundial en el año 1945.
Aunque es considerado por algunos como el «padre de la bomba atómica», abogó por el federalismo mundial, el internacionalismo, el pacifismo, el sionismo y el socialismo democrático, con una fuerte devoción por la libertad individual y la libertad de expresión.
Albert Einstein tuvo una crianza normal. Nació en 1879 en la ciudad de Ulm, Alemania, y creció en Munich, donde asistió a una escuela católica (a pesar de ser judío). Sus padres, Hermann y Pauline, temieron que el niño fuera retrasado porque se demoró en hablar.
Por supuesto, sus temores eran infundados; el joven Albert estuvo entre los mejores estudiantes en la escuela elemental. En el colegio y en la universidad, sin embargo, Einstein fue tan independiente que a menudo se enfrentó a sus maestros y profesores.
Los Primeros Años:Albert Einstein nació el viernes 14 de marzo de 1879 a mediodía. En el verano de 1880, cuando Albert tenía poco más de un año, su familia se trasladó a Munich, donde su padre y su tío abrieron un negocio de ingeniería eléctrica (para reemplazar un negocio anterior que había fracasado). A finales de 1881, cuando Albert tenía dos años y medio, nació su hermana. La llamaron Marie, pero todos le decían Maja.
El nuevo negocio de Hermann Einstein iba bien y, cinco años después de su traslado a Munich, los Einstein compraron una linda casa con un gran jardín, en donde Albert y Maja pasaban muchas horas jugando. Albert y Maja eran muy apegados de niños, y de adultos mantuvieron una cariñosa relación. La mayor parte de lo que sabemos hoy sobre la niñez de Einstein se le debe a Maja, quien años después escribió un librito sobre los primeros años de su hermano.
Maja describe a Albert a la edad de cuatro años como un niño tranquilo, aislado, que no disfrutaba jugando con otros niños. Escribió que sus padres temían que Albert fuera retrasado pues aprendió a hablar muy tarde. Einstein recordaría después que sus padres lo llevaron donde el médico para saber si su lento desarrollo del lenguaje indicaba que algo iba mal.
La demora de Albert pudo haberse debido a timidez y orgullo; incluso a los dos años de edad quería hacer las cosas bien y evitar la faltas. Albert dijo más tarde que cuando joven había tomado la decisión da hablar sólo con frases completas. Ensayaba la frase entera en su mente, a veces moviendo los labios, y cuando pensaba que la tenía lista la decía en voz alta.
Se puede decir que los primeros años de la vida de Einstein fueron estimulantes y colmados de afecto. Cuando tenía cuatro o cinco años, estando enfermo en cama, su padre le regaló una brújula magnética. El movimiento de la aguja, que volvía siempre a la misma dirección debido a un. misteriosa y desconocida causa, dejó en el niño una impresión tan "profunda y duradera" que escribió 60 años después sobre el asunto en sus notas autobiográficas.
¿Por qué se comportaba la brújula de esa manera? Esto era algo que Albert necesitaba comprender. Comenzamos a ver en este niño, maravillado por el movimiento de la aguja de la brújula, los comienzos del gran genio que revolucionó nuestro conocimiento del mundo. Aun a tan tierna edad, Einstein se sintió atraído por lo que se convertiría en uno de sus estudios favoritos: el electromagnetismo
Hermann y Pauline no eran judíos practicantes; les preocupaba más la educación de su hijo que las prácticas religiosas, de modo que matricularon a Einstein, a la edad de cinco años, en la escuela católica de la localidad, que era mejor, más cercana al hogar y más barata que la judía.
No existen pruebas de que Einstein hubiera sido objeto de discriminación religiosa en la escuela, a pesar de ser el único judío matriculado. No obstante, el joven Einstein no era feliz con la estricta disciplina de la institución. Se da por hecho que la mayoría de los niños detestan la disciplina, pero Einstein le profesaba una aversión que duró toda la vida.
A pesar de su disgusto con la escuela obtenía informes excelentes. A los siete años, por ejemplo, Pauline escribió a su madre: "Ayer le entregaron a Albert las calificaciones; de nuevo sacó el primer puesto y obtuvo un resultado brillante". Un año después el abuelo escribía: "Hace una semana que el querido Albert ha vuelto a la escuela. Adoro a ese muchacho, porque no pueden imaginarse lo bueno e inteligente que es".
Muchos testimonios sobre la vida de Einstein lo pintan como un niño lerdo, tal vez con un problema de aprendizaje. Más tarde el propio Einstein escribió que su desarrollo intelectual se había retardado y, en consecuencia, había comenzado a pensar sobre el espacio y el tiempo sólo a la edad adulta, no cuando niño.
Cuando Einstein tenía 13 años, un estudiante de medicina llamado Talmud le llevó la Crítica de la razón pura de Emanuel Kant, libro denso y difícil aun para los estudiantes de filosofía. Según Talmud, Einstein no se sintió amilanado, y desde ese momento los dos amigos hablaron de filosofía durante las visitas nocturnas de los miércoles. Durante varios años estudió Einstein otros libros de filosofía, a la par con sus lecturas científicas. Continuó interesado en el tema toda su vida, y a menudo discutía en sus escritos las opiniones de conocidos filósofos.
Talmud también le proporcionó varios libros de divulgación científica, que el muchacho leía entusiasmado. En particular, estaba encantado con un conjunto de 21 libros titulado Libros populares sobre la ciencia natural de Aaron Bernstein. Más tarde dijo que había leído cinco o seis volúmenes de la serie con "atención extrema". Estos libros le procuraron una comprensión básica de la física y probablemente le ayudaron a desarrollar su asombrosa habilidad para descubrir en sus lecturas lo que era importante y lo que no lo era.
Einstein se interesó cierto verano en un texto de geometría que había recibido varios meses antes de que comenzara el año escolar. Comenzó a trabajar los problemas y le mostró sus soluciones a Talmud. Al finalizar el verano no sólo había resuelto todos los problemas del libro sino que había intentado pruebas alternas de los teoremas. Años después manifestó que este libro —al que llamaba su "libro sagrado de geometría"— había sido probablemente la causa de que se convirtiera en hombre de ciencia.
Para sus profesores del liceo Luitpold, el joven Albert Einstein nada tenía de superdotado: lo consideraban más bien como un alumno reacio a la autoridad, al que llegado el caso amonestaban en forma severa: «¡Por su sola presencia, usted altera el respeto de la clase hacia mi persona!», le espetó un docente.
El modelo prusiano que se propaló en Alemania a fines del siglo XIX y la militarización de la sociedad en su conjunto no le inspiraban más que aborrecimiento. Todo aprendizaje «de memoria» le repugnaba profundamente.
A los 11 años comenzó Einstein a recibir clases de religión, como era costumbre entre los estudiantes judíos. Sus padres no eran judíos practicantes y Einstein creció resentido con ellos porque no observaban las tradiciones religiosas. De suerte que decidió ser un ejemplo para la familia guardando el sábado, comiendo sólo alimentos kosher y hasta componiendo canciones religiosas que canturreaba mientras iba camino del colegio. El fervor religioso no le duró pues muchas cosas de la Bilbia se contradecían con lo que había aprendido en los libros de ciencias.
A los dieciséis años, sin terminar sus estudios secundarios, abandonó la escuela y Alemania: quería a toda costa evitar el servicio militar, adoptando la nacionalidad suiza. A raíz de un revés de la fortuna de su padre, que dirigía un negocio de equipos eléctricos, se exilió en Italia.
En 1895, el hijo se reunió con su familia en Pavia y preparó como candidato libre, con un año de anticipo respecto a la edad requerida, la prueba de ingreso al Instituto politécnico federal de Zurich, que formaba ingenieros. Fracasó en esa ocasión, pero tuvo éxito en el segundo intento, en octubre de 1896. Sentado en los bancos de esta institución austera, Einstein se enamoró de Mileva Marie, con la que se casaría sólo después de la muerte de su padre, en 1902: en efecto, el idilio suscitó la oposición de los padres de Albert.
Mientras estudiaba fundó en esa época con sus amigos Maurice Solovine y Conrad Habicht la «Academia Olympia», que designaba con una solemnidad engañosa sus encuentros de estudiantes, amenizados con conversaciones filosóficas. Una vez obtenido su diploma en julio de 1900, Einstein buscó en vano un puesto de asistente en la universidad, pero sólo consiguió empleos precarios. Solamente un año y medio más tarde ingresó en la Oficina federal de patentes de Berna, trabajo que le dejaba suficiente disponibilidad de tiempo para dedicarse a los problemas de física que lo apasionaban.
LOS ARTÍCULOS DE 1905
El empleo en la administración pública le dio libertad para concentrarse en la ciencia. En el productivo año de 1905 publicó en la revista alemana Annalen der Physik su tesis doctoral y cinco artículos importantes. El primero, sobre el efecto fotoeléctrico de la luz, demostraba la teoría de Max Planck de que la luz se emite en paquetes, o cuantos, lo que revalidaba la física cuántica. Otros dos artículos trataban sobre el movimiento browniano, que es el que se produce en las partículas inmersas en un fluido al ser bombardeadas por las moléculas, lo que hace que tiemblen.
No obstante, la obra por la que es más famoso Einstein presentaba algo revolucionario: la teoría de la relatividad especial, una idea que al propio Einstein le costó aceptar. «Debo confesar —escribió más tarde—, que en el mismo comienzo, cuando la teoría de la relatividad especial empezaba a germinar dentro de mí, sufrí toda clase de conflictos nerviosos.»
La relatividad especial introdujo el concepto de universo de cuatro dimensiones tejido a partir del espacio-tiempo: las tres dimensiones habituales más el tiempo. A las distancias insignificantes de la vida ordinaria, este concepto apenas hace mella, pero cuenta en las distancias astronómicas; cuando miramos hacia las estrellas, miramos hacia el espacio exterior y hacia atrás en el tiempo.
La física pasaba entonces por una crisis profunda. Las dos ramas principales de la disciplina, la mecánica -la ciencia del movimiento de los cuerpos- y el electromagnetismo -la ciencia de la luz- se contradecían en numerosos puntos, sumiendo a los investigadores en un callejón sin salida. En el primer artículo, Einstein atacó la concepción oficial según la cual la luz era una onda continua sostenida por el «éter», una sustancia inmóvil.
Para Einstein, al contrario, la luz «estaba constituida por un número finito de cuantos de energía localizados en puntos del espacio»: por lo tanto, era discontinua por definición. Einstein resolvió de este modo los problemas insolubles planteados por las supuestas propiedades de este éter: ¡éste no existía! No contento de haber puesto de acuerdo a sus colegas, Einstein esbozó uno de los ejes esenciales de la física moderna: la teoría cuántica.
El cuarto artículo, intitulado Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, era muy revolucionario, según admitió el propio Einstein. Rechazó la idea de un tiempo absoluto e idéntico en todas partes. Por el contrario, afirmó que el tiempo era relativo. La única salvedad enunciada por el físico a este carácter móvil del tiempo era que la velocidad de la luz representaba un límite absoluto. Se llegó entonces a una teoría de la «relatividad restringida».
En un apéndice, Einstein desarrolló una idea totalmente nueva, al demostrarla equivalencia entre masa y energía: este descubrimiento se conoce de manera universal bajo la fórmula matemática E = mc2. Al comienzo, estos artículos pasaron inadvertidos, pero suscitaron luego el interés del gran investigador alemán Max Planck. Entonces se abrió un futuro brillante para Einstein. Nombrado en la universidad de Zurich en 1909, fue invitado al congreso de Solvay de 1911, que reunió a todos los grandes nombres de la comunidad científica internacional. Ese mismo año, Planck le propuso la dirección del Instituto de física Kaiser Wilhelm en Berlín.
El descubrimiento de la relatividad restringida no era empero más que el preludio de un cuestionamiento más avanzado de la física clásica, aún marcada por los descubrimientos de Newton y de Maxwell. A partir de 1907, Einstein se dedicó a la teoría de la gravitación. Tan sólo en 1915 formuló definitivamente la teoría de la relatividad general, que consideraba la gravitación como una deformación del espacio-tiempo.
La relatividad especial derrocó el supuesto newtoniano de que el espacio y el tiempo eran fijos. Operando a partir del principio de que el único imperativo cósmico es la velocidad de la luz, que en el vacío es siempre de 300.000 kilómetros por segundo, cualquiera que sea la localización del observador, Einstein se dio cuenta de que el tiempo y el espacio eran magnitudes que dependían de a qué velocidad y en qué dirección se moviera el observador.
Una de las consecuencias de esta teoría fue verificada de manera experimental en 1919: los rayos de luz no atravesaban el espacio siguiendo una línea recta debido a la modificación de la forma del espacio-tiempo por las masas que allí se encuentran. Eso era, a lo menos, lo que afirmaba Einstein.
La teoría de la relatividad general ampliaba la teoría de la especial al ocuparse de lo que ocurre cuando cambia la velocidad. (De este trabajo procede la asombrosa paradoja de que si un gemelo se va de la Tierra, viaja en una nave espacial a muy alta velocidad, da la vuelta y regresa, a su llegada será más joven que el gemelo que se quedó en casa.).
La teoría general demostraba que la masa hacía que el espacio se curvase a su alrededor. Imagínese una bola de bolera americana sobre una cama de agua. El colchón se curvará debajo de la bola. Póngase una canica sobre la cama de agua e inevitablemente caerá hacia la bola grande. Einstein se dio cuenta de que las masas menores caen hacia las mayores, no porque las masas mayores las «atraigan», sino porque los objetos se mueven por un espacio curvo. Este inevitable movimiento hacia la masa más pesada, demostró Einstein, explicaba el fenómeno conocido como la gravedad.
Las observaciones de una expedición científica inglesa realizada por el astrónomo Eddington durante un eclipse validaron sus previsiones: Einstein alcanzó entonces notoriedad internacional y se convirtió para el mundo en el nuevo Newton. Además, la idea de que observadores ingleses validasen los trabajos de un alemán les agradó a las muchedumbres que veían en ello el signo de un nuevo entendimiento internacional después de cuatro años de guerra homicida en Europa.
A pesar de este éxito manifiesto, el premio Nobel de física otorgado a Einstein en 1921 recompensaba sus trabajos sobre el efecto fotoeléctrico y no aquellos sobre la relatividad, que suscitaban aún mucha; reservas por su aspecto innovador.
«Dios no juega a los dados»
En 1905, Einstein había sido el iniciado de la teoría cuántica. Sus ideas fuero-retomadas y desarrolladas por jóvenes físicos agrupados en torno al danés Niels Bohr. Este último y Einstein fueron muy amigos, pero el desacuerdo científico era profundo y culminaría en 1927 con ocasión del quinto congreso de Solvay, en Bruselas. Einstein y Bohr realizaron feroces intercambios de réplicas. Las objeciones de Einstein a los desarrollos de la teoría cuántica estaban especialmente motivados por la imposibilidad de prever con certeza la posición de un electrón.
Este carácter «probabilista» de la teoría cuántica lo indisponía: para él, «Dios no juega a los dados». Rígido en esta postura de rechazo, Einstein se apartó un poco de las investigaciones más avanzadas, al considerar que la teoría cuántica solamente representaba una fase provisional del conocimiento físico.
Einstein y Elsa en 1931 antes que Hitler tomara el pode de Alemania
La mayor ambición de los dos últimos decenios de su vida era elaborar una teoría unitaria que sería la síntesis de la gravitación y del electromagnetismo. Pero este trabajo titánico fue en vano. Estas dificultades lo condujeron a considerar con humildad su condición de físico: «Ustedes se imaginan que contemplo la obra de mi vida con una gran satisfacción. Pero visto de cerca, nada hay de eso. No hay un solo concepto del que esté convencido que vaya a durar e incluso me pregunto si estoy en el buen camino...».
Biografía
Albert Einstein El violín, el tiempo y el espacio
Albert Einstein es sin duda el científico más conocido del siglo XX, nació en 1879 en Ulm, Alemania, y murió en 1955 en Princeton, Estados Unidos.
Si vida pasó desapercibida para la humanidad hasta el año 1905, un año extraordinario en el que dio a conocer al mundo no sólo su Teoría de la Relatividad Especial sino otros artículos, que, a decir de muchos, ya por sí solos habrían grabado su nombre en la historia del conocimiento de la humanidad.
Pero detrás de las ecuaciones que le hicieron famoso, late un corazón con las grandezas y miserias del ser humano, la forma de pensar del sabio, sumido en un mundo rico en imágenes y parco en palabras.
Ciudadano del mundo
Einstein permaneció toda su vida siendo el colegial hostil a toda forma de autoritarismo. En 1914 redactó un «Llamado a los europeos», invitando a los intelectuales a actuar en favor de la paz. Proveniente de una familia judía alemana, se sentía extraño al nacionalismo, incluso sentía una cierta simpatía hacia el movimiento sionista.
Aceptó participar en una serie de viajes a Estados Unidos para recolectar los fondos necesarios para la fundación de una universidad en Jerusalén. Desde los primeros meses de la toma de poder de Hitler, Einstein se exilió en Estados Unidos y aceptó una cátedra en Princeton.
Convertido en ciudadano estadounidense en 1940, apoyó plenamente la idea de la guerra contra el nazismo. Ya en agosto de 1939 escribió al presidente Roosevelt para urgirlo a que implementase un programa de investigación atómica, expresando sus temores con respecto a que la Alemania hitleriana tuviese un cierto avance en esta materia.
Sin embargo, Einstein no participó en el proyecto Manhattan que dio a Estados Unidos un arma cuya eficacia trajo consigo a corto plazo la capitulación de Japón.
Horrorizado por el espectáculo de Hiroshima y de Nagasaki, Einstein militó desde entonces en las filas del pacifismo, asumiendo la presidencia del Comité de vigilancia de los investigadores sobre energía atómica, en mayo de 1946, y poniendo todo el peso de su nombre al servicio de la causa.
Preconizó la creación de un «gobierno mundial», que sería el único en tener el control del arma nuclear. Su último gesto político fue la redacción de un llamado a los científicos en favor de la abolición de la guerra, escrito en forma conjunta con el filósofo Bertrand Russel. Albert Einstein murió en Princeton el 18 de abril de 1955.
CRONOLOGÍA
1879
Nace el 14 de marzo en Ulm, Alemania
Pasa sus primeros años en Munich
1894
Después de repetidas quiebras del negocio familiar de
ingeniería eléctrica, la familia se muda a Milán, Italia.
1895
Suspende un examen de ingreso en el Instituto Federal Suizo
de Tecnología, y estudia en Arrau, Suiza, pero falta a clase y prefiere leer sobre física o tocar su violín
1896
Renuncia a la nacionalidad alemana
1900
Deja el colegio, pero sus profesores no lo recomiendan para un curso universitario
1901
Toma nacionalidad suiza y publica un artículo sobre las fuerzas entre moléculas
1902
Se asegura un puesto como examinador en una oficina de patentes en Berna.
1903
Se casa con Mileva Maric, una serbia a la que conoció en una de sus clases de física, con la que tiene dos hijos, en 1904 y 1910, antes de separarse en 1914, y divorciarse en 1919.
1905
Recibe su doctorado de la Universidad de Zurich
1905
Publica tres artículos sobre física teórica, el tercero de los cuales se titula "Sobre la Electrodinámica de los Cuerpos en Movimiento", y que contiene la "teoría especial de la relatividad"
1909
Consigue su primer puesto académico en la Universidad de Zurich
1911
Se muda a una universidad de habla alemana en Praga, como profesor de física teórica.
1913
Es nombrado director del Instituto Kaiser Wilhelm para la Física
1916
Propone la teoría general de la relatividad, la cual se prueba tres años después
1919
Se casa con Elsa Lówenthal, una prima El informe de Eddington sobre la luz estelar curvándose alrededor del sol durante un eclipse solar confirma la teoría de Einstein
1922
Premio Nobel de Física
1933
Emigra a Princeton, Nueva jersey, EE. UU.
1939
Einstein se une a otros científicos y escribe al Presidente Franklin D. Roosevelt, indicando que la bomba atómica es posible, y que Alemania podría tener ya la tecnología
1952
Le ofrecen y declina la presidencia de Israel
1955
Muere mientras duerme en Princeton, EE. UU., el 18 de abril
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