o desorden disociativo de la identidad― es un trastorno psiquiátrico que se caracteriza porque la persona adquiere más de una identidad que controla su comportamiento.
Cada uno de estos “alter egos” desarrolla su propia relación con la realidad. El proceso es involuntario y produce una ruptura en la unidad de la personalidad.
La memoria asociativa se pierde; una vez se ejecuta uno de los “alter”, los otros desaparecen por completo. Este trastorno se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de una o más identidades o personalidades en un individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar en el entorno que de encuentran, este trastorno al menos dos de estas personalidades deben tomar control del comportamiento del individuo de forma rutinaria, y están asociadas también con un grado de pérdida de memoria más allá de la falta de memoria normal.
Este trastorno de identidad disociativo parece estar causado por la interacción de varios factores:
•
estrés
insoportable
•
abusos
físicos o psicológicos durante la niñez.
Los síntomas de
este desorden varían en dependencia del individuo, pero los más
frecuentes son: manifestaciones, creencias y actitudes múltiples,
muy disímiles unas de otras; distorsiones en el tiempo subjetivo;
pérdida de la memoria; despersonalización; miedos; paranoias;
dolores de cabeza de origen desconocido; angustias; ansiedades;
soliloquios, y compulsiones y rituales.
Algunas teorías defienden la idea de que la personalidad múltiple es una consecuencia de una terapia dañina para el paciente; sin embargo, aunque el diagnóstico se considera controvertido, el origen no es entendido así en la mayoría de los análisis. En realidad se le asocia con antecedentes muy traumáticos, abusos infantiles o con problemas innatos de memoria disociativa.
Las personas con un trastorno de personalidad múltiple pueden experimentar a menudo un cuadro de síntomas que pueden parecerse a los de otros trastornos psiquiátricos.
Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, las alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia.
La mayoría de las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas. Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación.
El
cambio de personalidades y la ausencia de consciencia del propio
comportamiento en las otras personalidades hacen a menudo caótica la
vida de una persona con este trastorno. Como las personalidades con
frecuencia interactúan entre ellas, la persona dice oír
conversaciones internas y las voces de otras personalidades. Esto es
un tipo de alucinaciones.
•
Síntomas
diferentes que ocurren en distintos momentos.
• Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos
• Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia
• Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
• Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos
• Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia
• Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
Las
personas con un trastorno de identidad disociativo frecuentemente
oyen hablar a otros de lo que ellas han hecho pero que no recuerdan.
Otras pueden mencionar cambios en su comportamiento que ellas tampoco
recuerdan.
Pueden
descubrir objetos, productos o manuscritos con los que no contaban o
que no reconocen. A menudo se refieren a sí mismas como “nosotros”,
“él” o “ella”. Mientras que, en general, las personas no
pueden recordar mucho acerca de sus primeros cinco años de vida
Se
plantea que los niños que han tenido experiencias muy difíciles en
la infancia separan su conciencia de los traumas para poder
sobrevivir al hecho. Pero toda esa carga afectiva se deposita en el
inconsciente, dando luego lugar a personalidades
independientes.
El proceso
de disociación sería
una respuesta defensiva ante nuevas condiciones de
estrés.
La disociación de la identidad no se cura espontáneamente.
La disociación de la identidad no se cura espontáneamente.
Necesita
tratamiento terapéutico, el cual se centra en integrar todas las
personalidades de manera que funcionen como una sola. Durante la
terapia se intenta aliviar los síntomas que el trastorno causa, así
como ayudar al paciente a enfrentar la angustia generada por dicha
condición, que puede llevarlo incluso a dependencias químicas o al
suicidio.
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