El manto es una capa de 2.900 km de grosor, constituida por rocas más densas, donde predominan los silicatos.
A
unos 650-670 km de profundidad se produce una especial aceleración
de las ondas sísmicas, lo que ha permitido definir un límite entre
el manto superior y el inferior. Este fenómeno de debe a un cambio
de estructura, que pasa de un medio plástico a otro rígido, donde
es posible que se conserve la composición química en general.
La
corteza continental creció por una diferenciación química del
manto superior que se inició hace unos 3.800
millones
de años.
En la base del manto superior la densidad es de unos 5.5.
En la zona superior se producen corrientes de convección, semejantes
al agua que hierve en una olla, desplazándose de la porción
inferior, más caliente, a la superior, más fría. Estas corrientes
de convección son el motor que mueve las placas litosféricas.
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