sábado, 23 de mayo de 2015

GISELLE -- Ballet

Obramaestra absoluta del teatro de la danza del Romanticismo. Fue estrenada en 1841 en la Ópera de París constituyéndose en pieza pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX.



Primer acto

En los valles cercanos al Rin vive Giselle, una campesina de gran belleza y extremada inocencia. Giselle desea ante todo bailar, pero es reprimida constantemente por Berther, su madre, quien teme, debido a su frágil y quebradiza salud, que Giselle muera doncella antes de su boda, convirtiéndose así para la eternidad en una Willi, (espíritus nocturnos del bosque que matan a los hombres que están en él después de la media noche).

Albrecht, duque de Silesia, corteja a Giselle haciéndose pasar por Loys un apuesto aldeano llegado a la vendimia, mientras Hilarión, el guardabosque que está profundamente enamorado de Giselle,Hilarion declara más tarde su amor a Giselle, pero ella lo rechaza y éste jura venganza. Sospecha de la identidad y del engaño del forastero.

La corte del príncipe de Courtland, regresando de una cacería, hace un alto en el camino en la casa de Giselle para comer y beber, Bathilde la hija del príncipe y prometida de Albrecht se impresiona por el encanto de Giselle y se hacen confidencias sobre sus amoríos sin saber ninguna de las dos que ambas aman al mismo hombre.

En el pueblo se celebra la fiesta de la vendimia y los jóvenes del pueblo eligen a la reina, honor que recae en Giselle, quien con permiso de su madre baila para todos.

Hilarión entre tanto descubre la verdadera identidad de Albrecht, y aprovecha la presencia de la corte y de su prometida Batidle para desenmascararle.

Giselle danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los suyos, reanudándose la fiesta campesina. Al llegar Albrecht, Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht. 

Éste, con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso de distracción entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del brazo y se la lleva, sin cuidarse de Giselle. 

Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y delira inciando pasos de danza entre los consternados presentes, para finalmente morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.

Segundo acto

A medianoche, en las proximidades de la tumba de Giselle, se entrevé a Hilarion que pasa entre los árboles que lo rodean. 

Aparece entonces Myrtha, reina de las Willis, que invoca a su corte de fantasmas femeninos para recoger, danzando, a su nueva compañera, Giselle, que tras inclinarse ante la reina, se une a la espectral danza que mantienen sus compañeras.

Hilarión acude al bosque para visitar la tumba de su amada y es sorprendido por la media noche y con ella la llegada de las Willis.

Myrtha,, su reina, es la encargada de hacer la llamada a las Willis para iniciar así, una noche más, el ritual de la venganza, siendo Hilarión su primera victima.

Al oír pasos las Willis desaparecen, es Albrecht, que viene a esparcir lirios sobre la tumba de la muchacha amada,  siente tanto arrepentimiento que se ha adentrado en el bosque buscando la tumba de Giselle y suplicar su perdón.

Giselle se hace visible conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche del bosque.

Se le aparece la imagen de Giselle, y él, alucinado, la sigue por entre los árboles. Entra Hilarion y es rodeado inmediatamente por las Willis, que lo obligan a danzar hasta la muerte.

La fuerza del amor que Giselle siente en su interior será la salvación de Albrecht, dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la llegada del alba.

Al retorno de Albrecht, Myrtha lo condena a sufrir la misma suerte que habían sufrido todos aquellos que caen bajo el poder de las Willis, pero Giselle lo protege junto a la cruz implorando en vano a la gélida reina. Condenado a bailar hasta el extremo, Giselle lo sostiene con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba imponen la retirada de los espectros

Con el amanecer las Willis desaparecen, y así Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre, Albrecht trata inútilmente de retenerla.

Giselle tras no haber sucumbido ante los sentimientos de venganza (lo cual identifica a las Willis) es liberada de vivir en las sombras y retorna a su tumba para descansar en paz después de haber encaminado a su amado hacia la luz y la vida.

Ella tiene que seguir su triste destino envuelta en esa maldición provocada por el engaño y la traición del hombre.

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