Obramaestra absoluta del teatro de la danza del Romanticismo. Fue
estrenada en 1841 en la Ópera de París constituyéndose en pieza
pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de
los ideales románticos como por el empleo de la más refinada
técnica teatral del siglo XIX.
Primer
acto
En
los valles cercanos al Rin vive Giselle, una campesina de gran
belleza y extremada inocencia. Giselle desea ante todo bailar, pero
es reprimida constantemente por Berther, su madre, quien teme, debido
a su frágil y quebradiza salud, que Giselle muera doncella antes de
su boda, convirtiéndose así para la eternidad en una Willi,
(espíritus nocturnos del bosque que matan a los hombres que están
en él después de la media noche).
Albrecht,
duque de Silesia, corteja a Giselle haciéndose pasar por Loys un
apuesto aldeano llegado a la vendimia, mientras Hilarión, el
guardabosque que está profundamente enamorado de Giselle,Hilarion
declara más tarde su amor a Giselle, pero ella lo rechaza y éste
jura venganza. Sospecha
de la identidad y del engaño del forastero.
La
corte del príncipe de Courtland, regresando de una cacería, hace un
alto en el camino en la casa de Giselle para comer y beber, Bathilde
la hija del príncipe y prometida de Albrecht se impresiona por el
encanto de Giselle y se hacen confidencias sobre sus amoríos sin
saber ninguna de las dos que ambas aman al mismo hombre.
En
el pueblo se celebra la fiesta de la vendimia y los jóvenes del
pueblo eligen a la reina, honor que recae en Giselle, quien con
permiso de su madre baila para todos.
Hilarión
entre tanto descubre la verdadera identidad de Albrecht, y aprovecha
la presencia de la corte y de su prometida Batidle para
desenmascararle.
Giselle
danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los
suyos, reanudándose la fiesta campesina. Al llegar Albrecht,
Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha encontrado
escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a
los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht.
Éste, con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso
de distracción entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del
brazo y se la lleva, sin cuidarse de Giselle.
Giselle, al comprender
el engaño, cae en la locura y delira inciando pasos de danza entre
los consternados presentes, para finalmente morir en brazos de su
madre ante un Albrecht atónito y desesperado.
Segundo
acto
Hilarión
acude al bosque para visitar la tumba de su amada y es sorprendido
por la media noche y con ella la llegada de las Willis.
A
medianoche, en las proximidades de la tumba de Giselle, se entrevé a
Hilarion que pasa entre los árboles que lo rodean.
Aparece entonces
Myrtha, reina de las Willis, que invoca a su corte de fantasmas
femeninos para recoger, danzando, a su nueva compañera, Giselle, que
tras inclinarse ante la reina, se une a la espectral danza que
mantienen sus compañeras.
Myrtha,,
su reina, es la encargada de hacer la llamada a las Willis para
iniciar así, una noche más, el ritual de la venganza, siendo
Hilarión su primera victima.
Al
oír pasos las Willis desaparecen, es Albrecht, que viene a
esparcir lirios sobre la tumba de la muchacha amada, siente
tanto arrepentimiento que se ha adentrado en el bosque buscando la
tumba de Giselle y suplicar su perdón.
Giselle
se hace visible conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle
para que se marche del bosque.
Se
le aparece la imagen de Giselle, y él, alucinado, la sigue por entre
los árboles. Entra Hilarion y es rodeado inmediatamente por las
Willis, que lo obligan a danzar hasta la muerte.
La
fuerza del amor que Giselle siente en su interior será la salvación
de Albrecht, dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la
llegada del alba.
Al
retorno de Albrecht, Myrtha lo condena a sufrir la misma suerte que
habían sufrido todos aquellos que caen bajo el poder de las Willis,
pero Giselle lo protege junto a la cruz implorando en vano a la
gélida reina. Condenado a bailar hasta el extremo, Giselle lo
sostiene con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba
imponen la retirada de los espectros
Con
el amanecer las Willis desaparecen, y así Giselle tiene que
despedirse de su amado para siempre, Albrecht trata inútilmente de
retenerla.
Ella tiene que seguir su triste destino envuelta en esa maldición provocada por el engaño y la traición del hombre.
Giselle
tras no haber sucumbido ante los sentimientos de venganza (lo cual
identifica a las Willis) es liberada de vivir en las sombras y
retorna a su tumba para descansar en paz después de haber encaminado
a su amado hacia la luz y la vida.
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