En
1816, luego del camino iniciado por la Revolución de Mayo en 1810,
el país proclamó en un Congreso en Tucumán la existencia de una
nación libre e independiente de la Corona Española, inaugurando el
largo proceso de unificación nacional.
El
9 de Julio evoca la jornada en que un grupo de representantes de las
Provincias Unidas confirmó en una declaración su intención de
poner fin a siglos de dominio colonial español. La declaración de
la independencia fue un acto soberano y colectivo. El histórico
Congreso de Tucumán reunió a 28 diputados, que sesionaron y
debatieron día a día durante muchos meses para proyectar una nueva
nación. Allí se trazaron los primeros lineamientos de lo que luego
sería la Argentina.
Congreso de Tucumán, por Francisco Fortuny. |
¿Cómo sucedió?
El
Congreso fue convocado cuando la Santa Alianza promovía en Europa la
restauración
monárquica y combatía los movimientos liberales y
democráticos. Comenzó en Tucumán,
por el creciente disgusto de los
pueblos del interior con Buenos Aires.
Desde
la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y
hasta el
Directorio de Alvear, la conducción porteña había
impuesto sus criterios centralistas,
desconociendo las tendencias
confederales de la mayoría de esos pueblos.
Las
provincias fueron convocadas para reunirse en Tucumán y enviaron sus
diputados.
Estuvieron incluidas algunas del Alto Perú, por entonces
en manos realistas, pero no
participaron Santa Fe, Corrientes, Entre
Ríos y la Banda Oriental, por diferencias políticas.
Entre
los congresistas predominaba el sentimiento antiporteño. Las
sesiones comenzaron
el 24 de marzo de 1816, con Álvarez
Thomas como
Director Supremo, en la casa de doña
Francisca Bazán de Laguna,
y fueron anunciadas por una salva de 21 cañonazos. Pero
pronto
Álvarez Thomas renunció, y el 16 de abril fue reemplazado
por Antonio
González
Balcarce,
que también renunció.
El
3 de mayo, Juan
Martín de Pueyrredón,
del grupo porteño, fue elegido Director
Supremo,
con el objetivo de
pacificar y unir a todo el territorio.
Los
diputados Esteban
Agustín Gazcón, Teodoro
Sánchez de Bustamante y José
Mariano
Serrano presentaron
un plan aceptado por todos y cuyos puntos fundamentales fueron:
- Comunicarse con todas las provincias para insistir en la necesidad de unión y así
- enfrentar al enemigo externo.
- Declarar la Independencia.
- Discutir la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas.
- Elaborar un proyecto de Constitución.
- Preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo de
- armamentos a los ejércitos patriotas.
Tras
una serie de medidas y después de arduas discusiones acerca de la
forma de
gobierno, el 9 de julio de 1816, a pedido del diputado
jujeñoTeodoro
Sánchez de
Bustamante,
se discutió el proyecto de Declaración de la Independencia.
Después
de tres meses y medio de sesiones, el Congreso proclamó este día la
existencia
de una nueva nación libre e independiente de España u
otras naciones: las Provincias
Unidas de Sud América.
El
diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida preguntó: "¿Queréis
que las
Provincias de la Unión sean una Nación libre e
independiente de los reyes de España y su
metrópoli?". Todos
los diputados contestaron afirmativamente. De inmediato, se labró el
Acta de la Emancipación.
HISTORIA
Luego
de la Revolución del 25 de mayo de 1810, el camino hacia la
independencia nacional estaba trazado: la ruptura de los lazos
coloniales con España en 1810 no hicieron más que cristalizar un
movimiento liberador que venía buscando, desde 1806, mayor
participación política y económica de los criollos.
Cronología del 9 de Julio
En 1810, América del Sur estaba dividida en dos bandos: los revolucionarios y, por otro lado, los leales al Consejo de Regencia, llamados “realistas”. Los revolucionarios buscaban más autonomía dentro del sistema colonial hasta que volviera el rey y muy pocos se inclinaban por la independencia al principio. Por eso las juntas se hicieron en nombre de Fernando VII, el rey preso.
Sin embargo, cuando los revolucionarios intentaron sumar a los realistas a su determinación, comenzaron las guerras entre ambos mandos, cuyo resultado sería la independencia de los dominios coloniales en América. España no intervino porque se encontraba ocupada por los franceses y luchando por su propia independencia. La guerra no tuvo un mando único, cada gobierno americano siguió sus propias decisiones.
En el Río de la Plata, la Banda Oriental –lo que hoy es Uruguay- y el Litoral empezaron a defender su autonomía y a desafiar la postura centralista de Buenos Aires. Es por ello que, en la Asamblea de 1813, otro importante antecedente de la independencia, los representantes orientales no fueron aceptados cuando se convocó a un congreso para organizar al Río de la Plata. En la Asamblea, la mayoría revolucionaria era partidaria de declarar la independencia. Sin embargo, no se animaron a dar ese paso, a causa de los acontecimientos que se daban en Europa.
En efecto, en 1814, el rey Fernando VII fue liberado justo después de que Rusia, Austria, Prusia, Suecia, Portugal, España y Gran Bretaña formaran una gran alianza que derrotó a Napoleón. Así, las monarquías absolutistas resultaron grandes ganadores y declararon que cualquier gobierno surgido de una revolución era ilegítimo.
Sin embargo, ya desde 1813 los revolucionarios estaban bien encaminados: Bolívar reconquistó Caracas e instaló la segunda república venezolana; los revolucionarios del Río de la Plata triunfaron en la batalla de Salta sobre los realistas. Y San Martín ya estaba formando el Ejército de los Andes, con el objetivo de liberar los territorios de Chile y Perú.
Por su parte, el enfrentamiento entre Buenos Aires y los seguidores de Artigas, máximo líder de la Banda Oriental, se agudizó: el Litoral y la Banda Oriental formaron la “Liga de los Pueblos Libres” y se separaron del resto de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por su parte, Paraguay, que había dejado de ser realista, se desvinculó completamente del resto y se mantuvo aislada.
A fines de 1815, la situación de los revolucionarios era desesperada. Venezuela y Colombia fueron reconquistadas por los realistas. Sólo el Río de la Plata seguía en pie, amenazado desde Chile y el Alto Perú. A nivel internacional, la situación era preocupante: Austria, Rusia y Prusia habían formado la Santa Alianza para defender a los absolutismos y apoyaban a Fernando VII en su búsqueda de recuperar su imperio.
En medio de esa gran emergencia, en 1816 las Provincias Unidas decidieron convocar a un nuevo congreso, que se reunió en Tucumán para decidir qué hacer. Todas las provincias de la Liga de los Pueblos Libres (Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe) no lograron participar del encuentro, ya que sus representantes fueron aprisionados por el Directorio unitario instalado en Buenos Aires. Una sola provincia de ideas federalistas pudo hacer llegar a sus representantes: Córdoba. Los territorios de la Patagonia, Comahue y el Gran Chaco se encontraban bajo el dominio de los llamados pueblos originarios. El Congreso se inició el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados, en una casa en San Miguel de Tucumán, alquilada a Francisca Bazán de Laguna, hoy Monumento Histórico Nacional.
Cabe destacar que, pese a una hegemonía de representantes de todas las provincias partidarias del centralismo porteño, el Congreso expresó en gran parte intenciones federales mantenidas por José de San Martín, Manuel Belgrano y Bernardo de Monteagudo. Luego de acaloradas discusiones, el Congreso del 9 de julio de 1816 proclamó la declaración de independencia argentina respecto de España y de toda otra dominación extranjera.
El
acta de la Independencia
Fue
firmada por todos los congresales que declararon la Independencia. Se
tradujo al quechua y al aymará para que la conocieran las
poblaciones indígenas.
En la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel del Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado, objeto de la independencia de los Pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, Pueblos representados y posteridad; a su término fueron preguntados:
¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primero llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del País, fijando en su virtud la determinación siguiente:
Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unámime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama.
Comuníquese a quienes corresponda para su publicación y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.
Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros Diputados Secretarios.
Francisco Narciso de Laprida, Diputado por San Juan, Presidente
Mariano Boedo, Vice Presidente, Diputado por Salta
Dr. Antonio Sáenz, Diputado por Buenos Aires
Dr. José Darragueira, Diputado por Buenos Aires
Fray Cayetano José Rodríguez, Diputado por Buenos Aires
Dr. Pedro Medrano, Diputado por Buenos Aires
Dr. Manuel Antonio Acevedo, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio de Gorriti, Diputado por Salta
Dr. José Andrés Pacheco de Melo, Diputado por Chibchas
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, Diputado por la Ciudad de Jujuy y su territorio
Eduardo Pérez Bulnes, Diputado por Córdoba
Tomás Godoy Cruz, Diputado por Mendoza
Dr. Pedro Miguel Aráoz, Diputado por la Capital del Tucumán
Dr. Esteban Agustín Gazcón, Diputado por la Provincia de Buenos Aires
Pedro Francisco de Uriarte, Diputado por Santiago del Estero
Pedro León Gallo, Diputado de Santiago del Estero
Pedro Ignacio Rivera, Diputado de Mizque
Dr. Mariano Sánchez de Loria, Diputado por Charcas
Dr. José Severo Malabia, Diputado por Charcas
Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, Diputado por La Rioja
Licenciado Gerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. José Colombres, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio Thames, Diputado por Tucumán
Fray Justo de Santa María de Oro, Diputado por San Juan
José Antonio Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. Juan Agustín Maza, Diputado por Mendoza
Tomás Manuel de Anchorena, Diputado de Buenos Aires
José Mariano Serrano, Diputado por Charcas, Secretario
Juan José Paso, Diputado por Buenos Aires, Secretario.
Museo Casa Histórica de la Independencia (Archivo Documental y de Recortes Periodísticos)
Facsímiles del Acta.
Curiosidades
Medios
de Transporte
Hace
muchos, pero muchos años, en la época en que los caminos no se
habían construido, en que la gente viajaba en carretas tiradas por
mulas o en diligencias, porque los autos y los aviones todavía no se
habían inventado, algunos hombres que querían gobernar nuestro
país, decidieron reunirse en un lugar que se llama Tucumán, para
hablar sobre nuestra patria. ¿Cuánto tiempo creen ustedes que
tardaban en llegar a Tucumán? No un día ni dos, sino a veces muchas
semanas.
Llegaban
sucios, con hambre, cansados, pero todos sabían que tenían que ir
para hablar de un tema muy importante. Ellos querían crear nuestro
país y tenían que decidirlo entre todos. Y gracias a esos señores
que se reunieron en Tucumán hace tantos años, nosotros hoy podemos
decir con mucho orgullo que somos argentinos... (Nora
Haas).
Con
dicha declaración se hizo una formal ruptura de los vínculos de
dependencia política con la monarquía
española
y
se renunció a toda otra dominación extranjera. Fue proclamada el
martes 9
de julio
de
1816
en
la casa
propiedad
de Francisca
Bazán de Laguna,
declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
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