Miembro
de un grupo místico musulmán surgido en el siglo XII:
Religioso
de una secta musulmana que se considera intermediaria entre el cielo
y la tierra.
Religioso
musulmán miembro de una cofradía político-religiosa relacionada
con el sufismo.
Un derviche (del
persa: درویش,
darvīsh, "mendigo", de etimología incierta ) es, en el
sentido más habitual de la palabra, un miembro de una tariqa, es
decir, una cofradía religiosa musulmana de carácter ascético o
místico (sufí).
Los
derviches tienen su origen en uno de los momentos más esplendorosos
de la historia del Islam, el siglo XIII en Turquía. Son un grupo
nacido dentro del sufismo; es decir, pertenecen a la rama mística,
filosófica, científica y poética del Islam.
VER:. ¿Qué es el sufismo?
VER: Conferencia y danza: Introducción al sufismo, la esencia del islam
El
término derviche proviene de la palabra persa darvīsh. Este
término era habitual para denominar a los mendicantes ascéticos.
Esta palabra también es usada para referirse a un temperamento
imperturbable o ascético, es decir para una actitud que es
indiferente a los bienes materiales.
La
primera tariqa de la que se tiene constancia es la llamada Qadiriyya
que fue creada en 1166 y que fue fundada por 'Abd al-Qádir
al-Yilani. Muchos derviches son los ascetas mendicantes que han
tomado el voto de pobreza, a diferencia de mullahs. La razón por la
que piden dinero es para aprender la humildad pero tienen prohibido
pedir para su propio bien por lo que tienen que dar este dinero a
otra gente pobre.
Hay
también varios grupos de derviches, y como los sufíes que
pertenecen a los ascetas y místicos musulmanes que tienen su origen
en algunos santos musulmanes y profesores como Ali Ibn Abi Talib y
Abu Bakr as-Siddiq. Varias órdenes han aparecido y desaparecido
durante los siglos y cada una tiene su fundador, sus trajes
característicos y sus rituales, que pueden ser la repetición de
frases sagradas, la búsqueda de un estado de hipnotismo o las danzas
giratorias que proverbialmente está asociado con la orden de Mevleví
en Turquía y que es utilizado para alcanzar el éxtasis religioso
(majdhb, fana), aunque actualmente se ha hecho una atracción
turística en el país.
El
nombre Mevleví proviene de “Mevlana”, tratamiento que se le daba
al poeta persa Rumi que era un Maestro (sheij) de derviches.
La
orden de los derviches danzantes fue fundada por Jelaluddin Mevlana
Rumi, de quien proviene el nombre de Mevlevi, con el cual conoce el
mundo islámico esta singular congregación religiosa.
Rumi
nació en el 1207 y falleció el 17 de Diciembre del 1273. Por lo
tanto los derviches celebran la fecha en que Rumi fue a encontrarse
con Mahoma y Alá como mejor saben hacerlo: Danzando. La danza tiene
un significado claramente cósmico y apegado al devenir de la vida
humana.
Los
bailes de los derviches les acercan al éxtasis.
Al
entrar al templo, los derviches llevan sobre sí un sayal negro que
significa la última morada, la tumba. Se despojan luego de esta capa
y quedan vestidos de blanco, color que viene a significar la mortaja.
Luego
comienzan a girar sobre su eje para vencer la muerte. Extienden sus
manos, la derecha recibe la energía del mundo espiritual, superior
de los cielos. La izquierda la dirigen a la tierra. Originalmente, el
sheik representaba al Sol y los danzantes eran planetas. Así era el
cosmos que quería representar Rumi.
Esta
ceremonia gloriosa y única, es conocida como sema. El sema no es un
acto teatral y ni siquiera es un hecho público. Sin embargo, el
carácter tolerante, jubiloso y decididamente intelectual del sufismo
impregna a los derviches danzantes, de modo que al representar un
triunfo sobre la oscuridad, es un acto decididamente lúdico y pleno
de alegría.
Como
señalamos antes, el sayal negro y el traje blanco representan dos
objetos que aprisionan el cuerpo después del fallecimiento. Los
mevlavi proclaman que durante sus giros el alma deja el cuerpo y
viaja desprendiéndose de sus ataduras terrenales y accediendo al
infinito hogar del altísimo.
La
palabra DERVICHE significa “camino al portal”, un camino sembrado
de una alegría casi onírica, dionisíaca diría un simbolista
empedernido. Los derviches son hijos del trance y el juego, jugar,
jugar y jugar tanto que entremos en un estado absorto, girar hasta
que el mundo material se borre, las penas se desdibujen, la
cotidianidad absurda, estúpida y trémula se desvanezca hasta que el
ego se desintegre. Cuando ya no seamos el YO, sino algo que flota.
Rumi
estuvo en su infancia en contacto con la obra de filósofos,
científicos y poetas como Omar Khayamm o Muhyddin ibn Arabí.
Entendió o intuyó que todo ritual es un hecho cultural, que toda
religión es una imagen de la civilización que la practica, de allí
que su estela se extienda más allá de la esfera de lo religioso.
La
danza de los mevlavi ha influido notablemente en la caligrafía, la
poesía y las artes visuales del Islam, desde el primer momento formó
bloque en los cimientos del Imperio Otomano, el núcleo humano más
avanzado de los siglos XII y XIV cuando Europa apenas se levantaba de
las ruinas dejadas por la peste negra y rumiaba el fracaso de las
Cruzadas.
Sin
embargo, la mayor influencia de los Derviches danzantes se ubica en
la música. Rumi consideraba a ésta como la única de las artes
capaz de elevar al hombre hasta Dios, por ser la más limpia,
abstracta, diáfana y etérea de todas las artes. La influencia del
trance hipnótico que Rumi proyectó ha llegado a nuestros días,
puede escucharse en agrupaciones dedicadas a la música sufí como
“Ahura”.
Pero
no nos engañemos la Danza de los Derviches no puede resumirse en una
sucesión de nombres y no basta con escuchar la música. Es más que
eso, mucho más que palabras, es danzar para elevarse, danzar el sema
con los Derviches es acceder a un baile que tiene mucho de poesía,
siglos de ciencia, rotación en el regocijo, Alá es una gran
sonrisa.
DANZARÁN, si, Danzarán durante toda la noche y muchos días
venideros, rotarán virando hasta que exhaustos, se echarán al suelo
y cantarán suave y lentamente hasta el amanecer. Dormirán para
soñar que son soles, planetas y astros errantes que giran buscando a
Dios.
Otros
grupos incluyen los Bektashi, conectados a los Jenízaros y a los
Senussi, quienes son más bien ortodoxos en sus creencias.
VER:
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