lunes, 21 de diciembre de 2015

IMPERIO OTOMANO


El Imperio otomano (1299-1923), también conocido como Imperio turco otomano, fue un Estado multiétnico y multiconfesional. Su máximo esplendor se da en los siglos XVI y XVII, extendiéndose por una amplia parte del Sudeste Europeo, el Medio Oriente y el norte de África, limitando al oeste con Marruecos, al este con el Mar Caspio y al sur con Sudán, Eritrea, Somalia y Arabia. El Imperio otomano poseía 29 provincias, y Moldavia, Transilvania y Valaquia eran Estados vasallos.

Por ello, el imperio otomano se puede considerar el sucesor islámico de los antiguos imperios clásicos y su especial posicionamiento entre Europa y Oriente determinó sus relaciones internacionales y muchos de sus rasgos culturales.


A comienzos del siglo XIV Los otomanos conquistaron las regiones que rodean al Mediterráneo, incluidas algunas partes de Europa, el que será poderoso Imperio otomano es aún un pequeño reino al este del mar de Mármara, con capital en Bursa. Hacia 1451, el pequeño núcleo original se verá ampliado tanto en dirección este como oeste.


ORIGEN.

Su origen se encuentra en las estepas de Asia Central, en Turkestán. Esta etnia se dedicaba a la ganadería (sobre todo de caballos) y al comercio, siendo casi nómadas. Su entrada en la región que más tarde dominarían, la vemos en la época Abbasí, incorporándose a las filas del ejército y en la administración.



Cuando los turcos otomanos, al servicio aún de los selyúcidas, luchan contra los bizantinos en la batalla de Mantziquert en el año 1071, comienza la ocupación de la península de Anatolia. Así, los selyúcidas crean un sultanato que abarca también Irak e Irán, que se desmembrará tras el ataque mongol en 1243. Así, la mayor parte de los territorios pasan a los mongoles, aunque sobreviven pequeñas regiones autónomas, entre ellas, el sultanato de Rüm (en Anatolia) con capital en la ciudad de Konya. De estos estados surge Utmán I (también conocido como Osmán I) que será el que dará nombre a la dinastía otomana. Con Utmán I comienza la expansión de lo que será el imperio turco.


Tras las invasiones mongoles, Anatolia (actual Turquía) había quedado dividida en numerosos principados. Desde uno de ellos, el de los Otomanos (llamado así por su fundador Othman u Osman) surgirá uno de los imperios más notables de la historia, que pondrá fin a la cultura bizantina tomando Constantinopla en 1453.

La toma de Constantinopla a los bizantinos. 

A partir de entonces, la expansión otomana continúa imparable. Hacia 1520 el Imperio otomano ha ocupado toda Anatolia, Oriente Próximo, el oeste de la península Arábiga y Egipto. También cuenta con estados vasallos como los de Argelia, Valaquia, Moldavia y el Janato de Crimea. 

Pero el gran impulso a la expansión otomana lo dará Solimán el Magnífico quien, entre 1520 y 1566 conquistará Hungría, Jedisán, áreas de Armenia y Mesopotamia, el Yemen y una franja en la costa oriental africana. También fueron convertidos en vasallos Tunicia, Tripolitania, Cirenaica y Transilvania. 

Entre 1566 y 1683 el Imperio otomano continuó creciendo, situándose a las puertas de Viena y tomando Creta, Chipre, Podolia, la costa occidental de Georgia y el-Hasa, en la península arábiga. Otras conquistas son sólo temporales, como las realizadas en Georgia, Azerbaijan y Luristán, territorios bajo control turco por poco tiempo. En 1683 los límites del Imperio se encuentran en su punto álgido y el Islam es la máxima potencia del Mediterráneo.

Una serie de guerras con Rusia, Austria y Polonia en los siglos XVII y XVIII redujeron y debilitaron al Imperio, que desapareció tras el fin de la I Guerra Mundial.


¿Cómo era su organización social?
Los súbditos estaban divididos en dos órdenes: los askeri y los reaya. Los primeros participaban del gobierno, del ejército y del sacerdocio; los reaya se dedicaban a las tareas productivas, eran los campesinos, artesanos y comerciantes, y representaban la mayor parte de la población. A través del sistema llamado timar, los askeri eran autorizados a percibir los impuestos pagados por los reaya en uno o más distritos del imperio.

¿Cómo era su organización política?
El palacio imperial se componía de dos partes: una interna, que era la residencia particular del sultán (máxima autoridad política, especie de rey), y otra externa que era la sede del gobierno central. El gran visir (una especie de primer ministro) y sus colaboradores ejercían allí sus funciones administrativas y también allí se realizaban las sesiones del diván, consejo imperial presidido por el gran visir, delegado personal del soberano. Generalmente el cargo de gran visir lo ejercía el hijo mayor del sultán.

La administración territorial
Debido a la extensión del imperio, en el siglo XIV se impuso la formación de provincias, regidas por gobernadores llamados pachás, delegados del poder central que eran a su vez jefes militares.

Un ejército poderoso
El Imperio Otomano tenía un poderoso ejército permanente compuesto por centenares de unidades de infantería y caballería que estaban bajo las órdenes directas del sultán. Desde el 1400 los turcos reclutaron a artesanos húngaros y germanos expertos en la fundición y construcción de cañones. A partir de entonces la artillería jugó un papel decisivo haciendo aun más temibles a las fuerzas otomanas.

La economía
El poder del Imperio se basaba también en una sólida prosperidad económica. Cada año los turcos organizaban imponentes caravanas que transportaban desde La Meca especias de la India, seda, pedrerías y perlas de Persia. El imperio fue hasta 1453 el principal proveedor de Occidente de productos elaborados y materias primas, como alumbre, maderas, especias, alquitrán, fruta, seda, tapices, vajilla de cobre y algodón. Junto con el comercio, la actividad agrícola y la pesca eran muy importantes.

La religión
El sultán controlaba todas las formas de la vida religiosa islámica, y llegó a imponer una especie de Iglesia del Estado. En todas partes se construyeron mezquitas y madrazas, escuelas de religión para la formación de sacerdotes. Las distintas tendencias del Islam, hasta entonces enfrentadas, fueron reunificadas para un mejor servicio del sultán y de la Guerra Santa (Yihad).

Un avance imparable

A principios del siglo XIV los otomanos comenzaron su oleada de conquistas tomando zonas vitales del imperio Bizantino como Nicea y Brusa, plazas estratégicas y encrucijadas comerciales entre Oriente y Occidente. En Brusa instalaron su capital en 1326 y desde allí avanzaron hacia el Oriente.


EL AUGE DEL IMPERIO.

El sucesor de Utmán I, Orhán I (1324-1360), logró las ciudades de Nicea (1331) y Bursan, estableciendo en esta última la capital y formando así un verdadero Estado. Pocos años después, hacia 1338, ya habían expulsado a los bizantinos de la península de Anatolia y habían comenzado a extenderse hacia el este y el sur, ocupando territorios de otros principados turcos. En 1354 tomaron Gallipoli, en la parte europea del Estrecho de dardanelos, que les permitirá después expandirse hacia Europa. En 1361 tomaron Adrianápolis (Edirne), más al oeste, que convirtieron en su nueva capital.


Murad I (1360-1389) comienza la expansión por Europa, que combinó con una política de pactos con la Iglesia Ortodoxa, nombró al primer Visir (de la familia Candarli que monopoliza el cargo durante todo el siglo) y fue el primero en tener el título de Sultán –pues sus predecesores gobernaban con el título de emires-. También fue el creador del cuerpo de los jenízaros, tan importante para el posterior desarrollo del imperio. 

Aunque en este periodo el Papa proclama la bula de la I Cruzada (1366) esta no tuvo éxito, y el sultán decidió mantener el trato preferente con los dimníes (o gentes del libro) por el que se les respeta el derecho a la vida, a sus propiedades y a su religión, a cambio del pago de un tributo. Además estamos eximidos del servicio militar. Por ello, no realizó una política que fomentase la conversión religiosa.

Enfrentamiento con el reino de Hungría

Dado que el reino mongol estaba en expansión bajo el mandato de Tamerlán, los otomanos presionaron hacia el oeste. Tuvieron enfrentamientos con Hungría y Valaquia. No fue hasta el ascenso de Segismundo como rey de Hungría, cuando se formó una coalición contra los turcos. La victoria de los turcos en la batalla de Kosovo de 1389, dejó a Hungría como único oponente en el sudeste europeo, tomando los territorios de los Balcanes. En esta batalla murió Murad I y le sucedió su hijo, Bezayid I (1389-1403), quien mató a todos sus hermanos para ahorrarse problemas dinásticos.


Bezayid I conquistó los territorios más occidentales de Asia Menor (1390 ) y Grecia (1397) y mantuvo el enfrentamiento con Segismundo de Hungría. Para este fin creó Segismundo la Orden del Dragón (1408), a la cual perteneció Vlad II Dracul, padre del sanguinario Vlad III – personaje que inspiró el Drácula de Bram Stoker-.


En el avance otomano, llegaron en 1427 al sudoeste de Hungría, atacando la fortaleza de Galambóc, junto al Danubio. Los húngaros por tener a un joven rey en su trono, debieron confiar en un noble Juan Hunyadi, que les concedió la victoria en Belgrado en 1456, la primera para los cristianos. El siguiente rey coronado, Matías Corvino, contuvo a los turcos en varias ocasiones, y dirigió su política expansionista hacia el Imperio Germánico. 

De esta forma, a su muerte, los turcos hicieron una nueva embestida y tomaron Belgrado en 1521, avanzando paulatinamente hasta hacerse con la capital húngara, Buda, en 1541.

Hasta la toma de Constantinopla

De nuevo en el este, se encontraron con un enemigo muy poderoso: Tamerlán, rey mongol. En 1402 perdieron la batalla de Ankara, y asumieron el papel de Estado vasallo de los mongoles y al año siguiente muere Bezayid, tras las luchas fraticidas, se alza con el poder Mehmed I (1413-1420).

Mehmed I y su sucesor, Murad II (1421-51), darán de nuevo unidad al Imperio. Mehmed pacta con Venecia para potenciar el comercio con occidente y convierte a los jenízaros en su guardia personal. Murad II hizo el primer sitio de Constantinopla (1422) e inventó el sistema de devshirme, por el cual captaba a los mejores jóvenes de los Balcanes para convertirlos al islam y que prestaran servicio vitalicio al imperio.


Su hijo, Mehmed II, el conquistador (1451-1481) tomó tras ocho semanas de asedio la ciudad de (Constantinopla (1453), que supondrá la desaparición del Imperio Romano de Oriente (bizantinos) y la consolidación del Imperio Otomano. El Imperio Otomano trasladó su capital a esta ciudad, que la llamó Estambul.


Se consolidan Bosnia y Serbia como provincias otomanas y Albania queda integrada al imperio. Los venecianos reconocen la autoridad otomana y comienzan a pagar un tributo.


Para la consolidación del imperio se decide el principio de indivisibilidad del territorio, de manera que pase a un único heredero, y para evitar las disputas internas se consolida el hábito de ejecutar a todos los hermanos del heredero, elegido por el padre. En cambio, la gestión económica no fue buena ya que la subida de impuestos y la inflación, llevaron al descontento popular que provocó una guerra civil.



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