1.- Del lat. coercio, -ōnis.
2.- (koeɾ'θjon)
3.- Sustantivo femenino
4.- Acción de reprimir a una persona para condicionar su conducta.
Presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta.
EJEMPLO: La coerción de mi jefe es insoportable.
EJEMPLO: Sobran amenazas y coerciones.
5.- s. f. Uso de la fuerza para reprimir, inhibir o sujetar.
6.- f. restricción.
EJEMPLO: La libertad no es solo ausencia de coerción.
7.- f. sociol. Tipo de control social ejercido por la autoridad.
Las sanciones legales y las ilegales tienen algo en común:
utilizan castigos para penalizar un comportamiento. Lógicamente, las de tipo
legal están amparadas por la ley y el derecho, mientras que las de carácter
ilícito son, por definición, inaceptables desde el punto de vista de la
legalidad.
La acción de coaccionar a alguien imponiéndole un castigo es
una coerción. Las palabras coacción y coerción son esencialmente sinónimos,
aunque coacción implica una intensidad mayor.
Desde la legalidad, se emplea la coerción para evitar
conductas indeseables socialmente. El mecanismo coercitivo es sencillo: si algo
no se cumple, hay una penalización.
La posible penalización sirve como
advertencia para persuadir, lo cual significa que la ley avisa de las
consecuencias negativas en el caso de su incumplimiento.
El Derecho impone una
sanción ante una falta o un delito y el castigo que se impone debe estar en
proporción al daño causado. La proporcionalidad es importante para que pueda
hablarse de justicia. Este tipo de procedimientos coercitivos también se
utilizan en los reglamentos de las distintas actividades humanas ( reglamento
de tráfico, deportivo, los regímenes disciplinarios o cualquier normativa que
incorpore sanciones ).
En el contexto de las actividades al margen de la ley, la
coerción adquiere otro estilo. Los grupos mafiosos practican el chantaje para
ganar dinero y las amenazas que utilizan son una coerción. En ellas no hay
proporcionalidad, ni nada semejante, simplemente actúan provocando el miedo en
sus víctimas. La amenaza es el mecanismo esencial de la coerción. Sin embargo,
hay otras maneras de ejercer una presión efectiva: el chantaje, la extorsión o
el acoso.
Hay algunos planteamientos ideológicos que cuestionan el
concepto de coerción. Los anarquistas están en contra de la idea de imposición
porque entienden que la libertad es la esencia de la naturaleza humana y todo
lo que la limita es algo coercitivo y, en consecuencia, inaceptable.
El movimiento hippie de los años 60 expresaba igualmente su
rechazo a los convencionalismos y a la idea de limitación normativa. Por este
motivo, se oponían a cualquier tipo de coerción.
La aspiración de los hippies
era la armonía entre las personas, sin necesidad de reglamentos y sanciones.
Este ideal no se ha puesto en práctica de una manera efectiva, pero los valores
de tolerancia forman parte de nuestra cultura, donde se tolera la coerción
siempre y cuando no sea excesiva y no tenga un carácter represivo.
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