EEUU 26 sept. 2016
La demócrata Clinton, de 68 años, y el republicano Trump, de
70, son los aspirantes con el mayor índice de rechazo registrado hasta el
presente entre candidatos presidenciales de los dos partidos principales, y
además luchan cabeza a cabeza en los sondeos.
NUEVA YORK.
La candidata demócrata Hillary Clinton se enfrenta a su
contraparte republicana, Donald Trump, en el primer debate presidencial rumbo a
las elecciones del 8 de noviembre por la Casa Blanca, desde la Universidad de
Hofstra, en Nueva York.
El encuentro, considerado como histórico y que se espera bata
récords de audiencia, es el primero de los tres cara a cara en los que los dos
candidatos medirán fuerzas antes de los comicios del próximo 8 de noviembre.
En el debate, moderado por el presentador de la cadena
televisiva NBC Lester Holt, está previsto abordar asuntos de seguridad
nacional, prosperidad económica y otros asuntos clave sobre el futuro del país.
El primer segmento trató sobre prosperidad trabajos, la
realidad económica, el crecimiento de empleos.
Hillary Clinton respondió que la cuestión central es la clase
de país que se quiere tener. “Quiero que invirtamos en el futuro de los estadunidenses,
en tecnología, en energía limpia y crear trabajos. Tenemos que hacer que la
economía sea más justa, eso implica aumentar el salario mínimo”.
He escuchado sobre las dificultades que han tenido ustedes
para mejorar la situación de sus familias. Es muy bueno estar frente a Donald
Trump para saber quién puede o no realmente llevar las riendas de la
presidencia”, aseguró la candidata.
Por su parte Donald Trump respondió que su trabajo será
llevar más dinero a los países.
Estamos devaluando nuestra moneda, tendremos una buena pelea
para sacar a los países como China a quien hemos ayudado a reconstruir, tenemos
el ejemplo con México que muchas empresas se van y miles de empleos de están
yendo de nuestro país. Tenemos que recuperar nuestros trabajos y parar que las
compañías salgan del país y evitar estos despidos”, dijo el republicano quien
añadió que la construcción de fábricas en México es como "la octava
maravilla del mundo".
Trump exigió la renegociación de tratados comerciales de
Estados Unidos y dijo que la creación de empleos prosperará en un gobierno suyo
debido a sus planes de impuestos bajos y menos regulaciones.
Preguntado sobre cómo devolvería los empleos al país, Trumo
respondió que lo primero que se tendría que hacer es no dejar que las empresas
salgan de Estados Unidos, "si crees que puedes hacer sus galletas o tus
aires acondicionados sin pagar impuestos, estás mal, nuestro principal interés
es detenerlos de que se vayan del país".
Asimismo Hillary Clinton dijo que la economía de Estados
Unidos esra otra hace ocho años "eso fue en gran parte por las fallas en
el cobro de impuestos a los más ricos, nueve millones perdieron sus empleos,
millonarios como Trump".
Donald fue uno de los que se aprovechó de la crisis
inmobiliaria", aseguró la ex secretaria de Estado.
En el segundo segmento se trató el pago de impuestos.
Clinton reiteró que una de las razones fundamentales por las
que tuvo lugar aquella crisis, "la peor desde la Gran Depresión",
recordó, fue a causa de un sistema impositivo como el que quiere promover el
magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos.
Hillary y Trump se enfrascaron en una discusión sobre los
impuestos. La demócrata Clinton dijo que su rival republicano está promoviendo
una versión "Trumpeada" de la así llamada "economía del
goteo", una filosofía enfocada en aplicar recortes fiscales para los ricos
para que luego ese dinero se traspase a otros sectores. Pidió incrementar el
salario mínimo federal, gastar más en proyectos de infraestructura y garantizar
un sueldo igual para las mujeres.
El candidato presidencial republicano, Donald Trump, se
comprometió hoy a publicar su declaración de impuestos contra la voluntad de
sus abogados pero solo si su rival, la demócrata Hillary Clinton, divulga los
correos electrónicos de sus servidores privados.
Publicaré mis impuestos, en contra de los deseos de mis
abogados, cuando ella publique los 30 mil correos que borró", dijo Trump,
aprovechando para contraatacar a Clinton por el uso que hizo de servidores de
correo electrónicos privados para asuntos oficiales cuando era secretaria de
Estado.
Frente a ello, la ex primera dama ofreció tres posibilidades
por las que Trump puede no haber publicado sus impuestos.
O no es tan rico, o no lo ha hecho tan bien, o es que no
quiere que los estadounidenses sepan que no ha pagado nada en impuestos
federales", consideró Clinton, que despertó vítores y aplausos en la
audiencia de la Universidad de Hofstra (Nueva York), donde se celebra el primer
debate presidencial.
En el tema de las armas de fuego la candidata presidencial
demócrata culpó a las armas de la violencia que golpea a la comunidad
afroamericana mientras que su rival, Donald Trump, pidió "ley y
orden" para acabar con la tensión racial entre los negros y la policía.
Hay dos palabras que la secretaria Clinton no quiere usar,
que son ley y orden", resaltó Trump en el primer debate presidencial entre
ambos, en el que consideró que la policía "tiene miedo de hacer cualquier
cosa" y, por ello, se han multiplicado los tiroteos en ciudades como
Chicago.
Clinton ofreció tres recetas contra las tensiones raciales:
restablecer la confianza entre la policía y las comunidades negras, entrenar a
los agentes y atajar la "epidemia" de la violencia armada, que se
cobra de manera desproporcionada las vidas de varones afroamericanos.
Trump mencionó a México en la primera frase del debate con el
fin de orientar la discusión hacia la fuga de empresas de EE.UU. buscando
abaratar costes instalándose en otros países.
China fue el segundo país que mencionó el magnate y al que
también culpó de la pérdida de empleos en estados del cinturón industrial de
Estados Unidos, como Ohio y Michigan.
"Cuando vendemos a México hay un impuesto, cuando nos
venden a nosotros no lo hay. Es un acuerdo defectuoso. Tenemos que parar para
que dejen de robarnos nuestros puestos de trabajo", afirmó Trump, quien
prometió que si llega a la Casa Blanca creará una gran cantidad de empleos.
Análisis del Primer debate presidencial 2016: Hillary Clinton vs Donald Trump en las ELECCIONES 2016
Donald Trump perdió este lunes la oportunidad de presentarse
como un político más tranquilo y más serio en su primer debate contra Hillary
Clinton. El candidato republicano resopló, adoleció de falta de preparación y
reaccionó nervioso a las provocaciones de la demócrata.
Clinton y Trump empezaron con cortesía el debate en la
Universidad de Hofstra, en Long Island. Se dieron la mano sonrientes y él le
dio una palmada en la espalda. En el primer intercambio, Clinton dijo que
estaba contenta de estar con "Donald" y él subrayo que estaba
"de acuerdo con Hillary" en parte del diagnóstico sobre el estado de
la economía.
Las claves de la victoria de Hillary Clinton sobre Donald
Trump en el primer debate:
La preparación de la candidata demócrata dejó en evidencia al
republicano. Trump perdió los nervios ante la mención del dinero de su padre,
sus impuestos o su apoyo a la guerra de Irak.
VER: Primer Debate Presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump
La pregunta antes del debate era clara: ¿sería capaz Hillary Clinton de batir a Donald Trump, que se mueve como pez en el agua en un plató de televisión? La respuesta es un rotundo sí, lo ha sido. La candidata demócrata se ha mostrado calmada, sabiendo cuándo tenía que atacar y cuándo tenía que callar y todo ello sin parar de sonreír. Por el contrario, su oponente republicano se ha mostrado incómodo, entrando en todos los desafíos de Clinton, pero sin saber responderlos para sumarse una victoria.
Se ha notado, y muy de lejos, cómo la ex secretaria de Estado había preparado bien el encuentro, mientras que el magnate no. Ella misma lo ha admitido, aprovechando su 'confesión' para lanzar uno de los múltiples 'dardos' que le ha dedicado a Trump: "Donald me ha criticado por haberme preparado el debate. Sí, lo he hecho. ¿Sabes qué más he hecho? Prepararme para ser presidenta". Así de contundente se ha mostrado durante la mayor parte de los 90 minutos que ha durado el encuentro, mientras que el magnate ha tratado de mantener la calma, pero ha tirado de frases hechas, respuestas caóticas y recursos habituales en sus mítines, para enganchar al votante, pero no para frenar a su oponente.
La actitud del republicano ha permitido a Clinton mostrarse incluso altiva, reprocharle su falta de experiencia e incluso recriminarle que está donde está gracias a que su padre le dio "14 millones de dólares". Todo esto ha obligado a Trump a estar a la defensiva, con el ceño fruncido, y sin mucha capacidad para reaccionar.
Clinton, vestida con un traje de chaqueta rojo, ha arrancado su intervención abogando por crear "una economía para todos" y destacando que para ello piensa hacer "que los más ricos paguen su parte justa". Así, ha asegurado que hay que "repartir los beneficios de las empresas, no solo para sus altos ejecutivos" y ha destacado que "la cuestión central de estas elecciones es qué tipo de país" será EEUU en el futuro.
La ex secretaria de Estado ha insistido en que trabajará para
lograr el pago igualitario entre hombres y mujeres, la baja de paternidad
pagada y el acceso universitario libre de deudas. "Hoy es el segundo
cumpleaños de mi nieta, así que creo mucho en esto. En primer lugar, tenemos
que construir una economía que funcione para todos, no sólo los que están
arriba. Eso significa que necesitamos nuevos puestos de trabajo, buenos puestos
de trabajo, con el aumento de los ingresos", ha asegurado.
Nada que ver ha tenido el comienzo de Trump, que vestía corbata azul y que, como de costumbre, ha mencionado a México en la primera frase de su primer debate con su rival demócrata, Hillary Clinton, con el fin de orientar la discusión hacia la fuga de empresas de EE.UU. buscando abaratar costes instalándose en otros países.
China fue el segundo país que ha mencionado el magnate y al
que también ha culpado de la pérdida de empleos en estados del cinturón
industrial de Estados Unidos, como Ohio y Michigan. "Tenemos que impedir
que las empresas dejen (Estados Unidos)", ha afirmado Trump, quien ha
reiterado su propuesta de imponer impuestos a las compañías que se trasladen
desde Estados Unidos a otros países y luego pretendan vender sus productos en
territorio estadounidense.
“Bueno, Donald, yo sé que tu vives en tu propia realidad”.
Ha habido guerra sucia, pero no tan fuerte como quizá era de
esperar al tratarse de Trump. No se ha hablado del caso Lewinsky, ni de la
Fundación Clinton, que el magnate ha sacado en varios de sus mítines, pero sí
se ha servido de la polémica de los emails para cubrirse las espaldas. Así, el
candidato republicano a la Casa Blanca se ha comprometido a publicar su
declaración de impuestos contra la voluntad de sus abogados sólo si su rival
divulga los correos electrónicos de sus servidores privados.
El magnate neoyorquino se ha negado hasta ahora a publicar su
declaración de impuestos aunque ha asegurado que la expondrá al escrutinio
público cuando el servicio de recaudación de impuestos (IRS), la Hacienda de
EEUU, acabe de auditarlos. "Publicaré mis impuestos, en contra de los
deseos de mis abogados, cuando ella publique los 30.000 correos que ha
borrado", ha sentenciado Trump. De esta manera ha aprovechado para atacar
a Clinton por el uso que hizo de servidores de correo electrónicos privados para
asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013). Sin embargo,
esta vez con semblante más serio, la candidata demócrata ha vuelto a reiterar
que no pondrá "excusas en este asunto" y que es consciente de que se
equivocó.
Ambos se han acusado de distorsionar la verdad y de mentir y
han instado a los espectadores a visitar sus respectivas páginas web para
revisar los hechos. "Tengo la sensación de que me van a culpar de
todo", ha afirmado Clinton -sirviéndose de esa ironía que tan bien le ha
funcionado este lunes-, a lo que Trump ha respondido con un: "¿Por qué
no?".
La ex secretaria de Estado ha insistido en que su oponente
"oculta algo" porque o es "menos rico de lo que dice", o
"no da dinero a la filantropía", o no paga impuestos. Es más, ha
criticado a Trump por no pagar a algunas de las personas contratadas por su
empresa. Para demostrar su argumento ha dicho que se reunió con "muchas
personas" que habían sido engañadas por su rival, a lo que Trump ha
respondido que estos incidentes tuvieron lugar cuando los trabajos habían sido
insatisfactorios.
El magnate inmobiliario ha criticado a Clinton por sus políticas comerciales y ha dicho que la ex primera dama aprobaría un controvertido acuerdo comercial con países asiáticos a pesar de que se ha opuesto al pacto como candidata. "Tú estabas totalmente a favor de él, luego escuchaste lo que yo estaba diciendo, sobre lo malo que es, y dijiste, 'bueno, no puedo ganar ese debate', pero sabes que si llegas a ganar, lo aprobarías", ha asegurado Trump, críticas que Clinton ha rechazado.
Sin embargo, cada plan que el magnate anunciaba, Clinton lo
desmontaba reprochándole su inexperiencia. "Estamos ante un hombre que
cree que el cambio climático lo ha inventado China", ha dicho entre risas.
"Yo nunca he dicho eso", le ha respondido él. Claro que acto seguido,
Twitter le ha recordado cómo no sólo lo dijo, sino que además lo tuiteó:
Ha habido guerra sucia, pero no tan fuerte como quizá era de esperar al tratarse de Trump. No se ha hablado del caso Lewinsky, ni de la Fundación Clinton, que el magnate ha sacado en varios de sus mítines, pero sí se ha servido de la polémica de los emails para cubrirse las espaldas. Así, el candidato republicano a la Casa Blanca se ha comprometido a publicar su declaración de impuestos contra la voluntad de sus abogados sólo si su rival divulga los correos electrónicos de sus servidores privados.
El magnate neoyorquino se ha negado hasta ahora a publicar su
declaración de impuestos aunque ha asegurado que la expondrá al escrutinio
público cuando el servicio de recaudación de impuestos (IRS), la Hacienda de
EEUU, acabe de auditarlos. "Publicaré mis impuestos, en contra de los
deseos de mis abogados, cuando ella publique los 30.000 correos que ha
borrado", ha sentenciado Trump. De esta manera ha aprovechado para atacar
a Clinton por el uso que hizo de servidores de correo electrónicos privados
para asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013). Sin
embargo, esta vez con semblante más serio, la candidata demócrata ha vuelto a
reiterar que no pondrá "excusas en este asunto" y que es consciente de
que se equivocó.
Ambos se han acusado de distorsionar la verdad y de mentir y
han instado a los espectadores a visitar sus respectivas páginas web para
revisar los hechos. "Tengo la sensación de que me van a culpar de
todo", ha afirmado Clinton -sirviéndose de esa ironía que tan bien le ha
funcionado este lunes-, a lo que Trump ha respondido con un: "¿Por qué
no?".
La ex secretaria de Estado ha insistido en que su oponente "oculta algo" porque o es "menos rico de lo que dice", o "no da dinero a la filantropía", o no paga impuestos. Es más, ha criticado a Trump por no pagar a algunas de las personas contratadas por su empresa. Para demostrar su argumento ha dicho que se reunió con "muchas personas" que habían sido engañadas por su rival, a lo que Trump ha respondido que estos incidentes tuvieron lugar cuando los trabajos habían sido insatisfactorios.
"Bueno, Donald, yo sé que tu vives en tu propia
realidad, pero esos no son los hechos", ha sostenido la demócrata,
protagonizando uno de los momentos clave del debate.
A partir de ahí, Clinton ha tomado las riendas de lo que quedaba de debate, poniendo el sexismo sobre la mesa al recordar cómo "Donald" ha llamado a las mujeres "cerdas, feas" y recordándole el caso de la Miss Universo venezolana Alicia Machado por los comentarios ofensivos que Trump le dedicó. "La mujer que usted llamó "Señorita Piggy” tiene nombre: Alicia Machado", y votará en noviembre.
La respuesta de la mujer no se ha hecho esperar y ha anunciado en su cuenta que votará por ella:
Clinton también ha recordado a Trump cómo apoyó la guerra de Irak, algo que él ha negado categóricamente. En ese momento, el moderador del debate de la cadena televisiva NBC, Lester Holt, ha hecho una de las pocas intervenciones del encuentro para recordar que en 2002, antes del inicio de la guerra, Trump mostró su apoyo a la guerra en una entrevista. El magnate respondió que eso es un "sinsentido" inventado por "la prensa dominante". En esa entrevista, preguntado por si apoyaba la intervención, Trump dijo: "Supongo que sí", una afirmación que ahora ha querido reconvertir en un "quién sabe".
Aprovechando la temática en política exterior, el magnate ha
manifestado que a su oponente le falta fuerza para gobernar. "Cuando él
viaje a 120 países o testifique 11 horas puede hablarme de energía", le ha
respondido sin inmutarse.
Por si todo esto fuera poco para Trump, todavía le quedaba
por vivir el que ha sido uno de los momentos más favorable a la demócrata:
cuando le ha recordado la polémica acerca de las dudas mantenidas sin
fundamento sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack
Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no
poder asumir la Presidencia. Finalmente, y no sin reticencias, el magnate
neoyorquino reconoció hace unas semanas que Obama había nacido en Hawai, aunque
durante el debate se ha reservado el "crédito" de haber logrado que
hiciera pública su partida de nacimiento. "Simplemente escuchen lo que
dice Trump", replicó, de nuevo, con sarcasmo Clinton.
Pero nada más llegar la segunda pregunta, Clinton consiguió
enervar a Trump al mencionar que no había empezado su negocio de la nada, sino
con 14 millones prestados de su padre.
Trump la interrumpió repetidamente levantando la voz entre
resoplidos por la nariz y algún jadeo como si le faltara el aire. Clinton
sonreía; Trump la miraba con mal gesto los momentos en los que la escuchaba.
Ella le llamaba "Donald" y él pasó de un cordial "Hillary"
a un distante "secretaria Clinton".
Clinton raramente interrumpía a Trump. Le miraba y esperaba
su turno para responder con detalles.
La lección aprendida
La exsenadora y ex secretaria de Estado, veterana de debates,
tenía aprendida la lección.
Repetía las palabras de Trump en el pasado y mencionaba
particulares sobre sus quiebras o sus cuentas sin pagar. Uno de sus objetivos
era remarcar el contraste entre el heredero Trump con una imagen más humilde de
su familia. Clinton, que ahora es millonaria, mencionó tres veces a su padre e
insistió en que tenía un pequeño negocio textil.
Cuidadosa, Clinton citó a una de las personas más populares
en Washington, Michelle Obama, y alabó al presidente, que también tiene un
índice de popularidad inusualmente alto para un comandante en jefe al final de
su segundo mandato.
Trump apuntilllaba a menudo lo que decía Clinton, a veces con
humor. Cuando Clinton propuso que los espectadores consultaran su web, Trump
añadió: "¡Mirad la mía también!". La improvisación es su fuerte. La
candidata dijo con ironía que su rival le iba a echar la culpa de todo y él
añadió: "¿Por qué no?"
Durante la hora y media del debate, se notó el desequilibrio
de preparación entre ambos candidatos.
Una de sus frases más poderosas de la noche fue la de
Clinton: "Donald me ha criticado por prepararme para este debate. Sí, lo
hice. ¿Y sabes para qué otra cosa me preparé? Para ser presidenta. Y creo que
eso es una buena cosa".
Puntos débiles
Trump no supo reaccionar para defender sus puntos débiles,
como su negativa a publicar sus impuestos, su mentira de que el presidente Barack
Obama no ha nacido en Estados Unidos o su apoyo a la invasión de Irak (que
luego retiró). Fueron sus momentos más bajos de la noche.
Trump controló mejor los ataques contra Clinton por haber
apoyado el acuerdo comercial de NAFTA y fue hábil a la hora de subrayar que sus
años de experiencia en Washington se pueden volver contra ella. Pero incluso en
este punto Trump demostró sus nervios al decir que Clinton había "estado
luchando contra el ISIS toda su vida adulta".
El candidato republicano también interrumpía al moderador,
Lester Holt, que participó poco en el debate y dejó que los candidatos se
pelearan entre sí con pocas intervenciones. Varias veces le cortó y se quejó de
sus preguntas o sus comentarios.
Los nervios
La tensión este lunes por la noche era alta. Nunca se había
emitido un debate presidencial ante una audiencia potencial tan alta entre
televisión, Twitter y Facebook. Y raramente se había jugado tanto en unas
elecciones presidenciales.
Antes del debate, los portavoces de las dos campañas negaban
estar nerviosos mientras intentaban a ratos defender a su candidato y a otros
bajar las expectativas sobre lo que sería capaz de hacer.
El reto de Trump era parecido al de Ronald Reagan en el
debate de 1980: parecer serio y tranquilo, en definitiva una apuesta no tan
descabellada para los votantes que quieren cambio. En los debates de las
primarias, Trump se refirió al tamaño de su pene, llamó mentiroso a Ted Cruz y
le propuso a Jeb Bush que se presentara su madre. El margen de mejora era
grande.
Este lunes en Hofstra, Trump no dijo nada escandaloso y no
profirió ni palabras malsonantes ni insultos contra Clinton. Pero pareció
enfadado e inseguro gran parte de la noche.
Trump en la 'spin room'
Tras el debate, el propio Trump salió a la sala de prensa
para anunciar que había ganado el debate y que no había nada que hubiera hecho
de manera diferente. La llamada spin room, la zona donde los portavoces de las
campañas intentan convencer a los reporteros que su candidato ha ganado, está
habitualmente reservada para congresistas y estrategas de la campaña.
Es raro tener a un candidato paseándose ante las cámaras. El
candidato dijo haber disfrutado la experiencia del debate y también aprovechó
la ocasión para amenazar con que en el próximo debate hablará de la infelidad
de Bill Clinton. Su reacción después del encuentro también se salió del guion
de candidato aburrido y presidencial que esperaba su campaña para esta noche.
Clinton tenía una misión más complicada por las expectativas
más altas sobre ella dado el control que tiene sobre políticas públicas y su larga
experiencia en debates. Tenía que parecer en control de la situación, rebatir
las mentiras de Trump sin rebajarse a los insultos e intentar hacerse simpática
y cercana para superar la desconfianza que suscita en los votantes.
Los desganados
El debate era una ocasión importante para que los votantes se
decidieran o se reconciliaran con sus candidatos. Las últimas encuestas
muestran un empate entre ambos candidatos y poca confianza en la persona que
salga elegida el 8 de noviembre. Sólo un tercio de los votantes creen que
Clinton sería una buena presidenta y apenas un cuarto opina que lo sería Trump,
según un sondeo de Gallup. En estas circunstancias, hay menos estadounidenses
seguros de que votarán en las presidenciales que hace cuatro años.
En las últimas semanas, Trump ha presumido de que no estaba
ensayando con debates ficticios y que tenía miedo de "prepararse
demasiado". Clinton lleva estudiando los detalles de sus propuestas y el
perfil de su rival desde agosto con horas de escenificación de debates.
A unos pasos del edificio donde Clinton y Trump debatieron
este lunes por la noche, un viejo marcador verde oscuro del equipo de fútbol de
Hofstra, los Jets, muestra una lema: "La voluntad de ganar no es nada en
comparación con la voluntad de prepararse".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
TU COMENTARIO O SUGERENCIA NOS HARÁ CRECER