El Gobierno de EE. UU. ha convertido en su prioridad el eliminar el déficit comercial anual de más de US$60.000 millones. |
VER: Inicia la primera ronda de la negociación del TLCAN
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Inició la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos, México y Canadá.
VER: Mesa de análisis: Inicio de Renegociaciones del TLCAN
Una de las claves por las que Donald Trump planteo desde su campaña la necesidad de renegociar el TLCAN, es porque dice que México a sacado más ventaja que Estados Unidos.
La primera fase del proceso para modificar el acuerdo trilateral comenzó en Washington, a 23 años de la abolición de las fronteras aduaneras entre los países norteamericanos.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) comenzó una renegociación este miércoles 16 de agosto de 2017 con la presencia de altos representantes de sus tres países firmantes, México, Estados Unidos y Canadá, en un proceso que se anuncia espinoso para la meta de dejar satisfechos a todos los participantes.
Chrystia Freeland, reunida con Ildefonso Guajardo, antes de la reunión en Washington (Reuters) |
"Es un día histórico. Por primera vez en la historia vamos a revisar un gran acuerdo comercial", comentó el Representante de Comercio Exterior de los EEUU, Robert Lighthizer en su declaración formal al comienzo de la primera ronda de conversaciones, que se prolongarán hasta el domingo en Washington. Según resaltó, el acuerdo "ha fracasado para muchos, muchos estadounidenses", y explicó que la Casa Blanca no busca un simple ajuste, sino "cambios relevantes", mencionando el área automotriz y las regulaciones laborales.
"No se trata de romper aquello que ha funcionado, sino, por el contrario, de mejorar nuestro acuerdo", manifestó por su parte el ministro de Economía de México, Ildefonso Guajardo.
Puntos clave de las negociaciones del TLCAN
El presidente Trump encara significativos riesgos al reequilibrar el comercio entre EE. UU
Después de meses de bravata, explosiones y febril cabildeo por parte de la industria para salvar el pacto de 23 años que sirve de base a cómo se hacen negociaciones en más de un cuarto de la economía global, los funcionarios se encuentran en Washington esta semana para comenzar a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Las conversaciones, que comenzaron el miércoles, fueron desencadenadas por la promesa electoral de Donald Trump de desmantelar o renegociar el acuerdo que, desde 1994, ha permitido el libre comercio entre EE. UU, Canadá y México y que ha creado poderosas cadenas de suministro regionales que producen de todo, desde automóviles hasta lavadoras.
Las tres partes han establecido un ambicioso calendario para las negociaciones con el objetivo de terminar las conversaciones a principios del próximo año. La razón principal de ese apremio es la política. Las elecciones mexicanas en julio de 2018 y las elecciones estadounidenses de mitad de mandato en noviembre de ese año juegan un importante papel.
En particular, los funcionarios de EE. UU. y México están preocupados por las encuestas que muestran al populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador liderando la carrera presidencial. Si las negociaciones del TLCAN se retrasan, los mexicanos temen que puedan verse envueltas en la campaña, y los estadounidenses preferirían no negociar con López Obrador, quien ha acusado a Trump de conducir una “campaña de odio” contra México.
REDUCIR EL DÉFICIT
La Administración estadounidense ha convertido en su prioridad dominante el eliminar el déficit comercial anual de más de US$60.000 millones con México durante las negociaciones. Eso concuerda con la misión de Trump de “EE. UU. primero” para traer empleos de fabricación de vuelta al país.
Pero no está claro cómo podría lograrse. La industria automotriz, la cual representa casi todo el déficit, sostiene que los datos existentes distorsionan el comercio que ahora presencia automóviles y piezas cruzando la frontera, hacia y desde Canadá y México, y que es vital para su competitividad internacional.
La preocupación mexicana es que EE.UU. pueda tratar de requerir que una cierta cuota de la manufactura se realizara dentro del país, lo cual contradice el propósito de un acuerdo comercial regional.
REESCRIBIR LAS REGLAS DE ORIGEN
Cada acuerdo comercial contiene reglas que rigen la cantidad de producto que se necesita fabricar dentro de un bloque, con el fin de calificar para los beneficios comerciales de un acuerdo. Trump ha calificado las reglas de origen del TLCAN como obsoletas, y argumenta que han contribuido a una migración de la manufactura a México.
Ciertas personas dentro de la industria automotriz admiten que quizá sean necesarias algunas actualizaciones de las reglas para tomar en cuenta los nuevos componentes, como pantallas táctiles o baterías para automóviles eléctricos. Pero los líderes de la industria están luchando contra las propuestas para elevar el límite del 62,5% para los automóviles.
Ellos argumentan que puede ser contraproducente para la economía porque el relativamente bajo 2,5% de arancel que EE.UU. aplica a las importaciones de automóviles de fuera del TLCAN podría permitirles a los fabricantes salirse del acuerdo por completo.
CAMINO HACIA EL COMERCIO CON MAYORES REGULACIONES
Un temor es que, en busca de una mejor balanza comercial, la Administración insista en imponer nuevas restricciones en la forma de un uso más extendido de las cuotas. Eso representaría un cambio hacia el 'comercio regulado'.
Las cuotas ya son una característica del comercio dentro del acuerdo en el ámbito de los productos agrícola sensibles, como el azúcar y los productos lácteos. Sin embargo, ir más allá en el TLCAN 2.0 podría ocasionar que cesaran las conversaciones.
COMPRAR PRODUCTOS ESTADOUNIDENSES
Entre las metas establecidas por Trump en los objetivos a negociar, se encontraba un impulso por parte de EE.UU. para que los gobiernos nacionales, estatales y locales de Canadá y México compraran más productos del país. Pero también se incluyó una promesa de defender las leyes federales, estatales y locales estadounidenses existentes con respecto a comprar productos nacionales.
Entre los efectos de esas leyes se ha encontrado el bloqueo del uso de acero canadiense en los puentes. Previsiblemente los dos socios se oponen a ellas; las principales metas de Canadá incluyen un "mercado más libre para la contratación pública".
SALARIOS MÁS ALTOS EN MÉXICO
Las tres partes han comenzado a describir la meta como una "modernización". Eso significa añadir capítulos sobre cosas como el comercio electrónico. Pero el Gobierno de Estados Unidos y los sindicatos también quieren que las nuevas normas laborales obliguen a subir los salarios en México y así reducir la ventaja de costos que atrae a las fábricas al sur de la frontera.
México había aceptado nuevas reglas de salario mínimo como parte del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) que Trump desechó, y los sindicatos han argumentado que las normativas no eran demasiado estrictas.
RESOLUCIÓN DE DISPUTAS
EE.UU. quiere desechar una característica del TLCAN conocida como el Capítulo 19, el cual les permite a Canadá y a México impugnar las medidas antidumping (contra la exportación de productos debajo del costo de producción) y otras medidas comerciales. Pero esa es una línea roja para Canadá, y la historia sirve de testigo de que es poco probable que Ottawa ceda.
EL RIESGO POLÍTICO (Y UN TRUMP DÉBIL)
Ni Canadá, ni México, ni la gran mayoría de los negocios estadounidenses querían reabrir el TLCAN. La principal razón - más allá de la economía - era el riesgo político, el cual aún persiste. Si se logra un acuerdo, no está claro si podría sobrevivir una votación en el Congreso.
Es casi seguro que los demócratas se opongan a cualquier cosa negociada por Trump, y muchos republicanos en pro del comercio también se sienten incómodos con algunas de las demandas del Gobierno.
Si se colapsa un acuerdo, o si el presidente nuevamente amenaza con retirarse del TLCAN, él se enfrentaría a una revuelta de los republicanos en los estados agrícolas y de la comunidad empresarial.
Más importante aún puede ser el nivel de aprobación de Trump. El presidente es menos temido que cuando asumió el cargo y eso podría influir en lo que ocurre en la mesa de negociaciones.
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