Historia de Idris, un hombre trabajador muy humilde que se
desempeña en Bangladesh, y de quien se sabe esta historia gracias a un famoso
fotógrafo, GMB Akash. Este fotógrafo en su cuenta de Instagram publicó junto
con la foto la historia de este hombre quien trabaja a diario limpiando
alcantarilla solo para darles a sus hijas la oportunidad de asistir a la
universidad.
El fotógrafo publicó textualmente el relato diciendo:
ESCONDIÓ EL TRABAJO QUE HACÍA DURANTE AÑOS PARA QUE SUS HIJAS
PUDIERAN IR A LA UNIVERSIDAD.
UN PADRE EJEMPLAR. |
El fotógrafo publicó textualmente el relato diciendo:
“Nunca les dije a mis hijas cuál era mi trabajo. Nunca quise
que se sintieran avergonzadas por mi culpa. Cuando la más pequeña me preguntaba
a qué me dedicaba, solía decirle de forma titubeante que era un obrero. Antes
de llegar a casa todos los días, tomaba una ducha en baños públicos, de esa
manera no dejaba ningún indicio del trabajo que hacía. Quería que mis hijas
fueran a la escuela, que se educaran. Quería que se pararan frente a las personas
con dignidad, que nadie las mirara hacia abajo como lo hicieron conmigo. La
gente siempre me humillaba.
Invertí hasta el último centavo de mis ganancias en la
educación de mis hijas. Nunca me compré una camisa nueva, usaba ese dinero para
comprarles libros. Respeto era todo lo que quería ganar para mí. Era un
limpiador. El día anterior al último plazo de admisión de mi hija en la
universidad, no tenía el dinero suficiente para costear su matrícula.
No pude trabajar ese día. Me senté a un lado de la basura
tratando de esconder mis lágrimas. No tenía fuerzas para trabajar. Todos mis
compañeros me miraban, pero ninguno se acercó a hablarme. Había fallado, tenía
el corazón roto y ninguna idea de cómo le diría a mi hija que no podría pagar
su colegiatura.
Nací pobre. Nada bueno le puede pasar a una persona pobre,
creía. Después del trabajo, todos los trabajadores se acercaron a mí, se
sentaron a un lado y me preguntaron si los consideraba hermanos. Antes de que
pudiera responder, pusieron todas sus ganancias del día en mi mano.
Cuando traté de rechazarlas, todos me enfrentaron y dijeron:
‘moriremos de hambre hoy si es necesario, pero nuestra hija tiene que ir a la
universidad’. No supe qué responder. Ese día no me bañé. Llegué a casa como un
limpiador”
Ese día, este hombre, Idris llegó a su casa, sin bañarse,
orgulloso de desempeñar la labor que hacía limpiando alcantarillas ya que sus
hijas pudieron estudiar y romper el círculo de pobreza en el que habían nacido.
Idris comenta que sus hijas lo abrazaron y al fin se dejó de sentir
avergonzado.
Para continuar con el relato dijo:
“Mi hija está a punto de terminar la universidad. Tres de
ellas ya no me dejan trabajar. Mi hija consiguió un trabajo a medio tiempo y
las otras tres dan asesorías. Pero, con frecuencia mi hija universitaria me
lleva a mi lugar de trabajo. Y alimenta a mis compañeros, junto conmigo.
Ellos ríen y le preguntan por qué lo hace. Ella responde:
‘ustedes no comieron aquel día y así pude convertirme en lo que soy ahora;
recen por mí para que pueda alimentarlos cada día’. Hoy en día ya no me siento
un hombre pobre. Con hijas así, ¿quién podría serlo?”
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