1. Adjetivo
2. Etimológicamente viene del latín condescendere que significa
rebajarse para ponerse al nivel de alguien, con la implicación de que la
persona se acomoda a los deseos o gustos del otro no por necesidad u
obligación, sino por bondad.
La condescendencia es, en buen sentido, el deseo de
complacer, dar gusto y acomodarse a la voluntad del otro. Una forma habitual de
actuar con condescendencia es simplificando innecesariamente una explicación.
EJEMPLO: "Apenas
repuesto el público del efecto de la revelación, condescendiente, siguió
hablando con pausa para suministrar la clave del enigma"
EJEMPLO: Es condescendiente la persona que trata de dar gusto
a los demás, tratando de comprender sus sentimientos, en este sentido la condescendencia
está relacionada con la empatía.
EJEMPLO: "Hasta
podían llegar a acompañar la sonrisa con una caricia condescendiente sobre las
cabezas rubias de los dos soldaditos"
3. Sin embargo, en sentido negativo se usa el término para referirse
a una amabilidad forzada que nace del sentimiento de superioridad hacia otra
persona. Se dice que alguien está siendo condescendiente cuando se mezcla un
sentimiento de superioridad (a menudo injustificado) con una amabilidad mal
entendida hacia la persona a la que supuestamente se intenta beneficiar.
También es habitual obrar con condescendencia mediante
muestras de apoyo o alabanzas claramente insinceras. Algunas veces se usa a
propósito un tono condescendiente como modo de infligir una humillación sutil a
la persona a la que se dirige.
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