sábado, 12 de septiembre de 2020

JEAN BODIN Y "LOS SEIS LIBROS DE LA REPÚBLICA"

 

Jean Bodin, también conocido en español como Juan Bodino (Angers, 1529/1533 - Laon, 1596) fue un destacado intelectual francés que desarrolló sus ideas en los campos de la filosofía, el derecho, la ciencia política y la economía. Junto con el Cardenal Richelieu y sus juristas, se lo considera como uno de los fundadores del absolutismo francés.


A través de su obra hizo notables aportes a la Teoría del Estado. Al respecto puede mencionarse su libro Los Seis Libros de la República, en donde estableció tempranamente el concepto de "soberanía"

 

En su juventud recibió formación en los claustros de las Carmelitas en Angers. En París, siguió cursos en la Universidad y en el Colegio de Francia, impregnándose de la escolástica medieval y del humanismo renacentista. Estudió y enseñó derecho romano en la Universidad de Toulouse durante la década de 1550.

 

Volvió a París en 1561, en una época en que comienzan las guerras de religión. Bodin no es ajeno a su época, y habiendo sido monje carmelita, se sintió atraído por las enseñanzas rabínicas. En París ejerció como abogado y como miembro del Parlamento de París en el tribunal superior de justicia.

 

A partir de 1566 comenzó a dedicarse a los temas que marcarán su pensamiento: la filosofía de la historia, la filosofía del Estado y la Economía.



EL PENSAMIENTO DE BODIN SE PROYECTA EN DOS DIRECCIONES:

·     Pensamiento Político.

·     Pensamiento Económico.

 

·     PENSAMIENTO POLÍTICO.

 

Afirma que el origen de la autoridad está en el pacto que se da entre las diversas familias que componen las élites de una sociedad, que deberían ponerse de acuerdo en una persona o institución para que ejerza la autoridad y gobierne, Por ello, el poder político debiera ser el resultado de un pacto, pero una vez concretado ese pacto, la persona que ostente la autoridad deberá tener todo el poder y ha de ser obedecida por todos.

 

·   PENSAMIENTO ECONÓMICO.

 

En su escrito, Bodin sostiene que los precios suben, debido a diferentes causas, la principal de las cuales es el aumento de las cantidades existentes de oro y plata (señalando, además, la influencia de los monopolios y otras causas).

 

En “Los seis libros de la República” (en el sexto, en particular), Bodin hace una exposición de principios económicos mercantilistas, abogando por el establecimiento de limitaciones a la salida de materias primas y a la importación de manufacturas no imprescindibles.

 

El propósito que buscaba Bodin al escribir Los seis libros dela República era el tener las bases para un estudio teórico sobre la política.

 

En los seis libros de la República, estudia la nueva organización del poder que emerge con el Estado Absoluto. Para él, la esencia del poder soberano está en la potestad absoluta de crear y derogar las leyes sin estar sometido a ninguna instancia.

 

La intención de Bodin no fue justificar el poder despótico del monarca sino la concentración del poder en una sola instancia. El problema de la tesis de Bodin es que no encuentra la manera de limitar el poder del monarca, dado que este mismo es quien crea las leyes, aunque, según este autor, deben establecerse conforme al derecho divino.

 

Para Bodin el soberano, a quien le comparte dar las leyes a los hombres, no esta sujeto a la ley humana, pero sí al derecho divino, natural y de gentes.

 

LAS IDEAS POLÍTICAS DE JEAN BODIN

 

El siglo XVI comienza desde el punto de vista del historiador del pensamiento político con el Príncipe de Maquiavelo y termina con (Los seis libros de la República) de Jean Bodin (1530-1596).


Maquiavelo quiso curar la enfermedad política de Italia recetando el despotismo y Bodin quiso imponer la tolerancia religiosa a una Francia recién salida de la matanza de la noche de San Bartolomé (1572), afianzando el poder absoluto de la monarquía. Teóricos protestantes como Francois Hutman, sostuvieron que la monarquía francesa en sus orígenes fue electiva.

 

El régimen mixto, mezcla de monarquía, aristocracias y democracia, preconizado desde la antigüedad por Platón y Aristóteles, resurgía como modelo perfecto de gobierno.

 

En Francia, se levantó por encima de la contienda religiosa de un partido que quiso afianzar la autoridad de la monarquía a fin de solucionar las pugnas religiosas y consolidar primordialmente, la autoridad independiente del Estado.

 

El partido de los políticos liderado por el canciller encontró en Jean Bodin un brillante, profundo y célebre ideólogo.  Juristas sin éxito, se refugiaron en la erudición histórica y en la filosofía de sus obras de diversos caracteres, profundidades y alcances.

 

En una de sus obras, estudia temas de economía, que explica la subida de los precios, el perjuicio de la depreciación de la moneda y la conveniencia de la libertad de comercio.

 

Sin embargo, es sin lugar a duda, “Los seis Libros de la República”. La obra maestra de Bodin.  Es un profundo libro político, que recoge con altura la tradición Aristotélica.

 

Fundándose en Aristóteles, concibe la familia como base esencial del Estado. La familia patriarcal será así, el modelo y el Estado deberá ser gobernado por una autoridad semejante a la autoridad del parte de la familia romana.

 

El fundamento de la sociedad y del Estado, no es el individuo, sino la familia. En el fondo piensa que, así como las familias se gobierna por medio de la autoridad paterna, el Estado debe también gobernarse por medio de la autoridad soberana.

 

Define la soberanía, de manera tal vez no superada hasta nuestros días, pues en verdad, fue Bodin quien introdujo esta acción en el derecho político y en la filosofía política. Para este autor la soberanía es:

“El poder absoluto, permanente, supremo, independiente, y no restringido por las leyes, que se ejerce sobre los ciudadanos y los súbditos”.

 

LOS SIGNOS DE LA SOBERANÍA SON:


 

 

El poder absoluto (ilimitado) debe ser permanente. Los cónsules y los dictadores romanos no eran realmente soberanos, pues su poder era transitorio, precario y temporal. Tampoco sería soberano ningún gobernante elegido por un tiempo determinado.

 

En Roma el poder descansaba realmente en otros y no en los cónsules que sólo ejercía la autoridad política por delegación y en términos breve de tiempo. Además, la soberanía no puede ser tumbada por ninguna intervención extranjera.

 

LA SOBERANÍA

 

La Soberanía es administrar y hacer las leyes. Fueron y son consustanciales al poder supremo, para Bodin, la soberanía puede residir en uno solo, en unos pocos o en muchos, vale decir, puede ser monárquico, aristocrática o democrática, pero, en todos estos casos, deberá ser absoluta, permanente, suprema, independiente y no restringida por las leyes, y además de todo esto la soberanía es indivisible por lo tanto no puede ser compartida.

La monarquía, la Aristocracia y la Democracia tienen unos defectos, aunque los mayores son, los de la Democracia. Siguiendo ese orden, la Aristocracia le sigue en perfección. Por último, la Monarquía que según él, es la que más ventaja ofrece, y en consecuencia, se encuentra en la cúspide de la jerarquía de los gobiernos.

 

La Democracia, donde el poder es compartido por todos, presenta el inconveniente de que, en ella, las decisiones son lentas y las sublevaciones son fáciles y no garantiza tampoco la limitación de la arbitrariedad, porque a sus ojos, la historia demuestra que tan despóticas han sido las formas de gobierno democráticas como cualquiera otra. Mejor es la Aristocracia, donde la inteligencia, el honor, la virtud y el dinero, poner el gobierno en las mejores manos. Tan solo se precisará cuidarse de los peligros de la minoridad del príncipe hereditario por medio de la regencia y así, se evitará las cruentas guerras de sucesión.

Su objetivo es defender la autoridad de la monarquía hereditaria de Francia. La forma mixta, tan alabada por los antiguos y contemporáneos filósofos, no es para él sino una forma democrática de gobierno, pues allí donde todos, los más, los pocos y unos participan de la soberanía, en el fondo todos gobiernan y se forma el gobierno democrático que reúnen todos sus inconvenientes.

 

Bodin hace hincapié en que la soberanía debe ser indivisible. Lo que, para él, significa que no debe ser compartida, pues comenta que es un crimen, que los súbditos compartan la soberanía con el príncipe. Y en esa misma idea, llega al extremo de afirmar que es preferible la tiranía a la anarquía. El poder supremo en consecuencia está en unas solitarias y no compartidas manos.

 

Detrás de estos argumentos absolutistas y monárquicos está el secreto de encontrar un príncipe absoluto, que contribuye a disminuir y hacer desaparecer finalmente el fraccionamiento feudal que impedía el desarrollo del capitalismo. Esta fue la política de la burguesa desde la época del surgimiento del Estado nacional y la Monarquía Absoluta, hasta el advenimiento de las revoluciones burguesas.

 

LA BURGUESÍA

 

Los intereses de la burguesía se verían así en un serio y grave peligro. El Monarca absoluto en consecuencia deberá respetar las leyes naturales y deberá guardar celosamente el derecho de propiedad.

 

La burguesía quería un monarca absoluto para su servicio. Su función más importante sería contener las ambiciones desorbitadas de la nobleza y debía encaminar la política a debilitar el poder de los señores feudales. Pero al mismo tiempo era del interés esencial de la burguesía, impedir el surgimiento de un monstruo tiránico que avasallara a todos inclusive a la misma burguesía.

 

Se colocó Bodin por encima de las contiendas religiosas y postuló que en esta materia, es el convencimiento y no la fuerza, el mejor argumento.

 

Coincidiendo con el partido de los políticos, Bodin es un firme partidario de la tolerancia en materia religiosa. Francia precisaba de paz interior para la política de expansión capitalista, la burguesía más beligerante y las contiendas religiosas eran un obstáculo en ese camino considerado vital para los intereses de la Francia de finales del siglo XVI.

 

En otra interesante parte del tratado, Bodin destaca la influencia del clima en las costumbres y las instituciones de los pueblos. Esta era una idea que había tratado Aristóteles y que Montesquieu haría célebre en el siglo XVII, probablemente inspirándose de Bodin y en su maestro, es decir, en Aristóteles.

 

Los climas fríos (los del norte) hacen físicamente fuertes y valerosos a los hombres propiciando las virtudes militares, (los del Sur) los hacen sutiles mentalmente, fermentándose la ciencia y las artes, pero, débiles y sentimentales, aunque mimados y escurridizos. Los del mediodía, tienen cualidades de los hombres del norte y de los del Sur, es decir son fuertes y sutiles mentalmente.

 

La tierra según su fertilidad o aridez, llanura o escabrosidad montañosa, también influyen en las costumbres e instituciones.


 PDF: LOS SEIS LIBROS DE LA REPÚBLICA


Información adaptada por Erika Rojas Portilla

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