Para el desarrollo de la ruta marítima, el Gobierno chino está llevando a cabo grandes inversiones en el sudeste asiático, el océano Índico, el este de África y algunos puntos de Europa. Las rutas terrestres conectan China con puertos de esas regiones, así como con otros países asiáticos y Europa a través de Asia Central. Una de ellas es la ruta ferroviaria entre la ciudad china de Yiwu y Madrid, de más de 13.000 kilómetros, la más larga del mundo.
Dentro de la BRI, China ha financiado también la construcción de gasoductos y oleoductos en Rusia o Kazajistán. Además, el proyecto todavía está en fase de desarrollo y, aunque ya ha logrado un gran despliegue de infraestructuras, podría extenderse a otras regiones del mundo como América Latina, donde China está ganando influencia.
Con todo, la Nueva Ruta de la Seda no es solo un proyecto comercial, sino que se extiende a otros ámbitos de la política exterior. Un ejemplo de ello es la base militar que China ha establecido en Yibuti, en el cuerno de África, para controlar el estrecho de Bab al Mandeb, de gran importancia estratégica en la ruta marítima.
La dimensión financiera también juega un papel fundamental, ya que las enormes inversiones de Pekín han generado una considerable deuda con China en muchos de los países participantes.
Por último, el proyecto jugará un papel importante en la exportación de la cultura china a través de la cooperación cultural con otros países. En conclusión, aunque originalmente la Nueva Ruta de la Seda estuviese orientada a ganar influencia en Asia, el proyecto ha acabado adoptado una dimensión mucho mayor que está permitiendo a China reforzar su presencia en todo el mundo.
DOCUMENTAL
Parte 1: De China a Pakistán
Es una gigantesca red de infraestructuras. En Pekín afirman que todos se beneficiarían de la nueva Ruta de la Seda. Sin embargo, este reportaje de dos partes muestra algo más: Se trata de plan estratégico de ramificaciones geopolíticas y económicas
LA NUEVA RUTA DE LA SEDA
La antigua Ruta de la Seda es un mito, la nueva Ruta de la Seda, un proyecto gigantesco real. China quiere rediseñar la red de conexión global. Se trata de infraestructura: una red de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos entre Asia y Europa. Un equipo de reporteros viaja por mar y tierra a lo largo de la nueva Ruta de la Seda y muestra cómo China, con el programa de inversión más grande de la historia, está expandiendo su influencia por todo el mundo.
El viaje se inicia en Shenzhen, en el Delta del Río de las Perlas. Aquí es donde comenzó hace cuarenta años el legendario ascenso de China a una superpotencia económica. El experimento con las fuerzas desatadas de una economía de mercado privada convirtió a Shenzhen en una mega metrópolis.
Un equipo viaja en un buque de contenedores hacia el sudeste asiático. Primera parada: la ciudad portuaria de Sihanoukville, en Camboya. Entre la población se comenta que ahora se podría viajar a China sin pasaporte y sin salir del propio país. ¡Porque Sihanoukville es prácticamente China! Humor negro contra un desarrollo que disgusta a muchos camboyanos.
Casi todo lo que se ha construido aquí recientemente fue financiado por los chinos: La ampliación del puerto, nuevas carreteras, puentes y fábricas. Muchos camboyanos sienten que son los perdedores del auge de China.
El aumento de los precios y los alquileres hace que los pobres sean aún más pobres. Para los propietarios de tierras y viviendas, por otro lado, se avecinan tiempos dorados.
En Myanmar ya se está formando una resistencia. En Kachin, los residentes locales han protestado con éxito contra el proyecto de una represa:
"¿Cómo puede ser que los chinos produzcan energía para China en nuestras tierras, mientras que nosotros mismos carecemos de electricidad en nuestras viviendas?", preguntan. El gobierno puso el freno de emergencia y el gran proyecto de la represa no superó los primeros pilares de hormigón en el río.
La autopista Karakorum desde Kashgar, en China, pasando por el techo del mundo hasta Islamabad, en Pakistán, es una de las carreteras más difíciles y peligrosas en un impresionante paisaje montañoso.
Los tramos de carretera terminados a menudo vuelven a destruirse al quedar sepultados por derrumbes y desprendimientos de rocas. Es como si Karakoram quisiera negarle a China el estratégico acceso al Mar Arábigo. En Islamabad finaliza la primera parte de este reportaje.
Parte 2: De Kirguistán a Alemania
La nueva Ruta de la Seda. Un proyecto colosal. Debe conectar a China con Occidente.
Es un proyecto de infraestructura gigantesco. Todo el mundo debería beneficiarse de la nueva Ruta de la Seda, dice Pekín. Pero este documental dividido en dos partes también apunta que, sobre todo, China quiere ayudarse a sí misma. Es geopolítica.
La legendaria ruta comercial abre el camino de China hacia el poder global.
Los autores viajan hacia poniente de dos maneras: un equipo sigue la ruta marítima, a lo largo de la cual China está construyendo sus emporios, mientras que el otro recorre la antigua Ruta de la Seda, a través de Asia Central. En su viaje, descubren paisajes asombrosos, lugares mágicos y caravasares ancestrales, donde el mito de la Ruta de la Seda aún sigue vivo. Al mismo tiempo, se encuentran con nuevas y poderosas influencias a través de las megaconstrucciones y de las grandes áreas de transbordo de mercancías de China.
En todas partes, la gente espera que el comercio y el intercambio de bienes les traiga trabajo y prosperidad; a ellos y a sus hijos. Como con la antigua Ruta de la Seda, hace cientos de años. Otros temen que el futuro bajo el signo del dragón chino no les deje nada bueno. "El agua limpia, las montañas, la naturaleza son mucho más importantes que todo el dinero que nos dan", escuchan los cineastas en Kirguisia. Porque las inversiones chinas no sólo trajeron al país mejores carreteras, líneas eléctricas y ferroviarias, sino también daños ambientales, corrupción y un sinfín de deudas.
Omán es otra escala. Aquí, China se ha asegurado una parte considerable de la nueva zona económica especial en la ciudad de Duqm. En Sur, la antigua ciudad portuaria, se construyen barcos en el astillero de Jali al-Erami, pero de forma tradicional. Barcos que en el mercado internacional no tienen salida. En el horizonte se observan grandes buques portacontenedores, muchos de ellos bajo pabellón chino. En la francesa Marsella, la gente sueña con que la ciudad se convierta en la cabeza de puente de la nueva Ruta de la Seda. Un pequeño grupo de contenedores en las colinas sobre la ciudad delata el comienzo: "Marseille International Fashion Center", o abreviado, "MIF 68".
Se supone que el número de la suerte chino, el 68, aportará sólidas ganancias al nuevo centro de transbordo para las mercancías provenientes de China. Aquí se desembarcan textiles baratos del Lejano Oriente para ser distribuidos por toda Europa. El reportaje, presentado en dos partes, muestra la dimensión de este gigantesco proyecto que, al parecer, el gobierno chino ha diseñado al detalle.
FUENTE: https://elordenmundial.com/
EDICIÓN; Erika Rojas Portilla
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