En sus inicios fue un pueblo pesquero fundado en el siglo XIX pero el paso de los años lo ha llevado a una superpoblación sin medios para mantenerse.
Es un pueblo que se ha creado sobre la Laguna Lagos con unas estructuras construidas en palafitos. En los últimos años el Gobierno de Nigeria ha querido desalojar a mile de los habitantes con el pretexto de considerarse un asentamiento urbano ilegal.
Makoko ha tenido que autoabastecerse ya que la presencia del Gobierno es prácticamente nula, no se regula ni los alimentos, ni el agua potable ni la salubridad ante las aguas fecales. Además, la población de Makoko ha aumentado considerablemente en la última década. No existe un censo oficial, pero se cree que la población ronda los 200.000 habitantes.
El Desastre de Makoko, Nigeria
Makoko, Lagos, Nigeria, es un asentamiento informal al otro
lado del tercer puente continental ubicado en la costa del continente de Lagos.
Un tercio de la comunidad está construida sobre pilotes a lo largo de la laguna
y el resto está en la tierra. Entre 150.000 y 300.000 lo habitan. La parte
sobre agua constituye el mayor barrio marginal construido sobre agua del mundo.
Las condiciones de vida son las que ven. Así que la pregunta es obvia: ¿merece
subsistir o ha de ser derruido?
Los habitantes de Makoko viven en unas condiciones pésimas, y es que los palafitos están fabricados con madera dura, por lo que en invierno, es insufrible vivir dentro de ellas. Aunque para que tenga mayor resistencia se pone una base de madera de tal forma que pueda aguantar el peso de los muebles y de las personas. Además, cabe recalcar que en cada una de estas viviendas conviven entre seis y diez personas, algunas de ellas pagan un alquiler mensualmente.
Como no tienen infraestructuras básicas como electricidad o eliminación de residuos, existen unas letrinas comunes que son compartidas por unos 15 hogares. Los restos van a parar a las propias aguas donde viven por lo que los habitantes están expuestos a enfermedades graves. Por lo tanto, para conseguir agua potable hay que comprarla a los vendedores ambulantes.
La principal y prácticamente única actividad económica que se
realiza en Makoko es la recolección de madera, ya que esta es utilizada para la
mayoría de los ámbitos en esta población. Y, es que este tipo de material es
utilizado tanto para la construcción de viviendas como para la fabricación de
canoas, las cuales son utilizadas por las mujeres como punto de venta de agua
potable. L gran parte del agua no es potable, debido a que el agua sobre el que
están rodeados es negra, por lo que para comer deben pescar a kilómetros de
distancia.
Además, el Gobierno no sólo no ofrece servicios básicos al pueblo sino que intentan desalojarlos constantemente. Se piensa que hay un interés económico en rehabilitar la zona, ya que en otras condiciones se trataría de un precioso espacio situado en primera línea de mar.
Pero tras muchas protestas y repercusión mundial, el Gobierno sacará un plan que proporcionará alojamiento a 250.000 personas y le dará trabajo a 150.000.
Los Mayores Barrios Bajos de África!! Makoko-Nigeria
Lo principal que piden los habitantes de Makoko es que se abran más escuelas para brindarle la oportunidad a los niños de poder salir de allí en el día de mañana, pero el Gobierno no brinda esa posibilidad. De hecho, hace unos años la ONU financió una escuela flotante para que los más pequeños puedan formarse. Pero este colegio se derrumbó un tiempo después, ya que el constructor de dicha estructura tenía pocos conocimientos, por lo que cometió varios fallos estructurales.
¿Cómo viven 250.000 personas en aguas residuales? La mayor barriada flotante de África es Makoko.
La ciudad nigeriana de Lagos es la más grande de África. Por
un lado, está considerada el centro de gravedad de los millonarios africanos.
Por otro, alberga una barriada que se ha ganado el triste título de la más
pobre del mundo. Los suburbios de Makoko son conocidos como la Venecia de
Africa, pero son sólo las casas sobre el agua lo que la unen a la ciudad
italiana.
FUENTE: Dailymail, lavozdelmuro
EDICIÓN: Erika Rojas Portilla
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