viernes, 22 de diciembre de 2023

NARCOSOCIALISMO EN CHILE

Narco-: "droga"; y más específicamente: "asociado con el tráfico ilegal de drogas"), es un neologismo económico y político que se aplica a aquellos países cuyas instituciones políticas se encuentran influenciadas de manera importante por el poder y las riquezas del narcotráfico, cuyos dirigentes desempeñan simultáneamente cargos como funcionarios gubernamentales y miembros de las redes del tráfico de drogas narcóticas ilegales, amparados por sus potestades legales.
  • 12 dic 2019 ¿Narcosocialismo? Por Tomás Mosciatti - director de Radio Bío Bío

Es una palabra nueva esta de “narcosocialismo”. Las acusaciones no provienen de la Derecha. Amplios sectores y dirigentes del PS acusan que el partido está siendo copado por el narcotráfico. es la más grave acusación a un partido político desde el restablecimiento de la democracia. En una verdadera implosión, esto hace más viable la mantención de la Derecha en el gobierno. Pero no es sólo narcotráfico.

El asunto es político. El vaciamiento ideológico socialista es notable. Tanto que ni siquiera se atreven a conversar sobre la última derrota electoral en las presidenciales. En esta columna, el narcotráfico en el PS y su obsolescencia ideológica.

  • 2 julio, 2019 en Chile, Colombia, Venezuela 

El narcosocialismo en Latinoamérica

La prensa chilena ha vuelto a poner en evidencia los vínculos del Partido Socialista y el narcotráfico. No es la primera vez que sucede, y tampoco será la última. Las democracias corruptas, liberales y socialistas del Cono Sur se han vuelto creativas a la hora de financiar sus campañas políticas: desde crear una clase empresarial propia (a la cual le dan contratos con el Estado, como es la trama Lava Jato, encabezada por Odebrecht y Lula Da Silva en Brasil) hasta recurrir a diversos negocios ilícito y perversos, como lo es el narcotráfico, la prostitución infantil o la trata de personas.

Guerrilleros de las FARC. (Foto: Paul Smith, Flickr)

Estas acusaciones anteriores se leen con incredulidad, ¿cómo es posible que los políticos del continente lleguen a tanto por mantener el poder? Eso es lo primero que las personas decentes pensamos; no es de buen cristiano avalar todo lo anterior, ni tampoco de persona trabajadora que se gana el pan con el sudor de su frente. La realidad, sin embargo, dicta algo muy distinto a nuestra moralidad.

El narcotráfico es la joya de la corona del narcosocialismo, fue una oportunidad que no pudieron dejar pasar. Con la caída del imperio de la cocaína en Colombia, gracias al esfuerzo internacional entre las fuerzas de orden y seguridad colombiana en alianza con los norteamericanos, se logró destruir una de las redes más longevas y sólidas de narcotráfico que vivía de enviar drogas a los países desarrollados, especialmente a Estados Unidos, dada la cercanía geográfica.

Destruido Pablo Escobar, símbolo de esta época (aunque no el único), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), (una de las guerrillas más grandes y la más duradera de América) decidieron tomar su lugar. Además de esclavitud de pueblos colombianos, explotación ilegal de recursos minerales, tráfico de armas, secuestros, apoyo al terrorismo internacional, las FARC sumaron a su causa marxista y socialista el narcotráfico.

Al aliado por excelencia de las FARC, el régimen socialista cubano, le pareció una gran inversión. Cuba ya hace décadas vivía de parasitar de la Unión Soviética, básicamente desde la usurpación del poder de Fidel Castro, cuando expropió y arruinó todas las azucareras, el principal producto de exportación de la isla. Al mismo tiempo, erradicó la mafia clásica del siglo XX, porque la única mafia, de ese momento en adelante, sería la del régimen socialista. Es así como en Cuba empezó a proliferar la prostitución (sus practicantes mujeres eran conocidas como “jineteras”) que arrastró también hombres y niños, obligados a recurrir a tan denigrante oficio, todo por tener algo que comer, o que algún extranjero de buen corazón los saques del infierno socialista.

Organizando la historia cronológicamente, primero ocurrió la desgracia socialista cubana, en los años 1960 y luego vino la creación de la FARC, en las guerrillas de los 1970. Con el desplome de la Unión Soviética en el 1989, el régimen socialista cubano crea el Foro de Sao Paulo, su versión criolla de la URSS, del cual las FARC hoy forman parte como partido.

Con la aparición del Foro de Sao Paulo, se plantearon financiamientos inmediatos, ya que la vía armadas fue descartada. Ahora se tomarían el poder por la vía democrática, para corromper, destruir y engendrar el socialismo desde adentro. La solución fue crear una clase de empresarios corporativista que ganaría millones de dólares en contratos con los presidentes de izquierda en el poder. Así fue como se aliaron con Odebrecht, una empresa que prefirió corromperse y destruir países, para generar más riqueza, sin tomar en cuenta que donde el socialismo entra, también se toma y destruye todas las empresas.

Al llegar al poder todos estos marxistas, guerrilleros, comunistas y progresistas, como Hugo Chávez, Tabaré Vázquez, Ricardo Lagos o Michelle Bachelet, inmediatamente Odebrecht y el resto de las contratistas, como OAS en Chile, empezaron a ver el crédito de financiar el mal, millones de dólares en obras, sin ningún tipo de supervisión. Así fue el caso de Venezuela, donde ninguna obra del régimen socialista del teniente Chávez o su testaferro Maduro fue culminada. Todo el dinero fue repartido entre los jerarcas del régimen y los empresarios.

Posteriormente, las Naciones Unidas, llena de filomarxistas o exguerrilleros, hicieron alianzas con estos gobiernos de izquierda, consiguiendo aún más fondos en causas como los refugiados o supuestamente para financiar el indigenismo o acabar con el hambre. Esos montos, también sin supervisión, han ido a parar al bolsillo de políticos socialistas, sus burócratas, sus ONGs, operadores políticos y lobbistas. A través de las Naciones Unida se ha organizado y financiado la trata de personas, como la traída indiscriminada de haitianos a Chile o la caravana centroamericana con destino a Estados Unidos.

Al tomar Chávez el poder total en Venezuela, en el 2003, las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) empezaron a operar como narcoguerrilla dentro del país vecino, y con el apoyo del ejército socialista venezolano. Fue así como crearon la mayor red de droga del mundo, que exporta el 70 % de la droga que ingresa a Europa.

A las FARC, Cuba y Venezuela, hay que sumarle el productor de droga del sur, que es el tirano Evo Morales, y el que suministra drogas a México, Daniel Ortega. A este club de narcosocialistas tiranos, ahora ingresa López Obrador, el caudillo mexicano, miembro del Foro de Sao Paulo y autodeclarado hombre de izquierda, aliado de Maduro. Cabe señalar que la mente detrás de toda esta operación es el régimen cubano.

Así que cuando le hablen sobre la izquierda narcosocialista latinoamericana, recuerde que no solo nos enfrentamos a un sistema criminal y asesinos, también nos enfrentamos a la mayor mafia delictiva de la historia de la humanidad que lucra con esclavitud, la prostitución, la pedofilia y el narcotráfico. Esto no es solo una guerra contra una nociva ideología política, es una guerra entre el bien y el mal. Están los que representan la muerte, la devastación y al diablo: la izquierda ideológica. Y estamos los que representamos la vida, la cultura y a Dios: la derecha patriota, que vela por la familia y la seguridad de los suyos.

  • 1 de noviembre de 2021 - El narcosocialismo recorre América Latina y también se instala en Chile

Es una alianza de carácter político-económico que empezó con las FARC en Colombia, saltó a la Cuba de Fidel Castro, y ya en este siglo al régimen de Hugo Chávez en Venezuela. Ahora como un virus se reproduce, y no por casualidad, en el convulsionado Chile.

¿Cómo ha sido posible que el país latinoamericano con el más rápido crecimiento económico de las últimas tres décadas, que ha cuadruplicado su renta per cápita y bajado la pobreza de 40% a 8% en el mismo periodo, con el más alto de Índice de Desarrollo Humano de la región y el mayor nivel de movilidad social (hasta hace un año) de los países de la OCDE, con una de las democracias más sólidas del mundo, haya caído en dos meses de convulsión social? Esa es una de las grandes interrogantes sobre lo ocurrido en Chile.

Varias teorías se han asomado. ¿La más difundida? Una conspiración movida desde Venezuela. La destrucción casi simultánea de 19 estaciones del metro de Santiago, así como la aparente coordinación en la ola inicial de saqueos y disturbios dieron pie a la teoría de la conspiración de la que en un momento el propio gobierno chileno se hizo eco.

Pero luego de semanas continuas de disturbios y destrucción de la propiedad pública y privada, sin evidencias que respalden esa teoría, es obvio que algo muy profundo está detrás de la explosión de violencia que está viviendo esa sociedad. Poco a poco ha salido a la luz un factor clave, hasta ahora ignorado por las autoridades de ese país: el poder social que ha logrado el tráfico ilícito de drogas.

Contrario a la que se sostenía públicamente, Chile no es un país de paso para el narcotráfico, sino que por el contrario una de las consecuencias de su ascenso económico ha sido el aumento en el consumo de narcóticos y el consiguiente fortalecimiento de bandas delictivas que han contribuido a alimentar desde octubre pasado los tumultos violentos que han sacudido las principales ciudades de ese país.

El comentarista político y presentador de radio y televisión chileno Tomás Mosciatti acaba de recordar los conflictos que dentro del Partido Socialista (el mismo de Salvador Allende) han traído las acusaciones de penetración del narcotráfico. Concretamente aquellas que llevaron a la expulsión de ese partido del alcalde de la comuna (municipio) de San Ramón, en el área metropolitana de Santiago, Miguel Ángel Aguilera, por presuntos vínculos con el narco en 2017.

El asunto ha afectado profundamente al socialismo chileno pues el alcalde en cuestión mantiene su influencia en el mismo por medio del clientelismo político, según han denunciado dirigentes socialistas en el más reciente proceso interno para renovar sus autoridades.

De modo que a la presunta relación del narcotráfico con espacios del poder político y económico en Chile (como ha ocurrido en otros países de Latinoamérica) se agrega su participación en la violencia social. Un coctel peligroso.

Sobre este hecho la izquierda borbónica chilena (esa que ni aprende ni olvida), compuesta por el Frente Amplio y el Partido Comunista, guarda silencio. Lo hace por cálculo puesto que su objetivo hoy es fracturar el sistema político de ese país, y de ser posible desalojar del Palacio presidencial de La Moneda a Sebastián Piñera; por las buenas o por las malas, así sea coincidiendo tácita y tácticamente con el narco. Es un hecho público y notorio.

Esas organizaciones le han aportado legitimidad política a una espiral de violencia en la que el narco (como se sabe hoy) tiene papel más que importante.

Lo alarmante del asunto es que la candidatura del Frente Amplio obtuvo 20% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017, y el Partido Comunista fue parte de la alianza del último gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.

Y he aquí un conector que vincula a esa izquierda con el chavismo y el castrismo: está tan persuadida de que su razón moral es superior a las de sus adversarios (a los que considera enemigos) que no tiene absolutamente ningún inconveniente en aprovecharse de esta situación.

En 2017 el periodista brasileño Leonardo Coutinho publicó su libro: Hugo Chávez, o espectro, un trabajo de investigación de las vinculaciones del régimen del expresidente venezolano con el narcotráfico internacional. Esto que hace pocos años era una teoría sostenida por muy pocos en Venezuela, hoy se da como un hecho cierto, verificado y documentado. ¿Era Hugo Chávez entonces un narcotraficante como Pablo Escobar o El Chapo Guzmán? Según la tesis de Coutiño no. En su análisis Chávez se alió con el narco para combatir a su máximo enemigo ideológico: Estados Unidos.

De paso daba cobertura a sus aliados de la insurgencia colombiana, también involucrada en el negocio ilícito, y se aportaba unos ingresos adicionales. Pero ocurrió que entre sus lugartenientes (que luego heredaron el poder) esa ilimitada e impune fuente de ingresos avivó la codicia.

¿En quién se inspiró Chávez para instrumentalizar al narcotráfico como parte de su proyecto político continental? En el sumo sacerdote de la izquierda mundial: Fidel Castro.

El líder cubano ya había intentado lo mismo en los años 80 del siglo pasado, sin mucho éxito por lo visto, puesto que estaba bajo la mirada atenta del imperio norteamericano. Chávez, al frente de un país con más recursos y con una geografía más extensa que Cuba, dispuso de mayor margen de maniobra.

De modo que, así como hizo él, no es de extrañar que otros sectores políticamente afines al castrismo cubano sigan el ejemplo de coquetear políticamente con el narco.

¿Quiere esto decir que la penetración política del narcotráfico es exclusividad del sector más radical de la izquierda latinoamericana? En lo absoluto. Como se ha visto en México, Colombia y Centroamérica esa actividad no tiene ideología y se colude con políticos de uno y otro bando ideológico.

 Pero la izquierda borbónica justifica y racionaliza sus vínculos amparada por su razón moral. Exactamente como hicieron en su día Fidel Castro y Hugo Chávez.

Como hemos visto, en Chile (ya Colombia pasó dolorosamente por eso) el narco tiene una potencial capacidad de desestabilización del régimen político establecido. Es lo que el ala más radical de la izquierda chilena está descubriendo.

  • 11 nov 2023 - Jorge Molina, autor de “Chile Narco”, explica cómo opera el narcotráfico en Chile.

El narcotráfico en Chile ha experimentado un preocupante crecimiento tanto en cantidad como en violencia en los últimos años. Para ahondar en este fenómeno, CNN Chile habló con el periodista Jorge Molina, autor del libro Chile Narco, donde se muestra un panorama de diversas historias que revelan la impactante insurgencia del narcotráfico en nuestro país y las secuelas que ha dejado en la sociedad.

  • 21 dic 2023   - "No tengo vínculo alguno con narcos": Vicepresidente del PS admite haber cometido un error

Arturo Barrios pidió disculpas tras asegurar que "trabaja con el narco" y que tiene "pactos con el narco". En diálogo con CNN Prime, el político declaró que "yo no tengo vínculo alguno con narcotraficantes. Utilicé mal el concepto".

“No tengo vínculo alguno con narcos”: Vicepresidente del PS admite haber cometido un error en declaraciones

Arturo Barrios pidió disculpas tras asegurar que "trabaja con el narco" y que tiene "pactos con el narco". En diálogo con CNN Prime, el político declaró que "yo no tengo vínculo alguno con narcotraficantes. Utilicé mal el concepto".

Arturo Barrios pidió disculpas tras asegurar que “trabaja con el narco” y que tiene “pactos con el narco“. “A mí no me pueden hablar de territorialidad porque yo hago territorialidad y trabajo con el narco para poder entrar a trabajar con los niños y niñas. Tengo pactos con el narco pa’ poder entrar a trabajar a las poblaciones. Un niño mío fue baleado por el narco”, dijo en el seminario “¿Y ahora qué? Perspectiva para la democracia”. “Yo no tengo vínculo alguno con narcotraficantes. Utilicé mal el concepto“, dijo a CNN Chile.

Finalmente, después de varias décadas Fidel
Castro había logrado su sueño de expandir s
u tiranía más allá de Cuba. 
  • 14 enero, 2023 - Patria o narcosocialismo

La lucha de nuestros pueblos no es entre dos opciones políticas, sino entre narcosocialismo y patria.

La caída del bloque soviético a principios de los años 90 no significó el fin del socialismo, sino, tan solo, su mutación discursiva. La izquierda reemplazó la lucha de clases por la guerra de los sexos, el enfrentamiento interracial y las narrativas ecologistas. Pero también se trasladó la sede del cuartel general del crimen organizado desde Moscú a La Habana.

De igual manera, Fidel Castro, Luiz Inácio Lula da Silva y otros pandilleros entendieron que había que sustituir los rublos comunistas por los narcodólares, las invasiones guerrilleras por la «diplomacia de los pueblos» y la agresión frontal contra los Estados por la infiltración mediante ONGs. El objetivo final del Foro de Sao Paulo era dominar la región mediante la conformación de una red de narcoestados que respondan a Castro.

Desde el nacimiento del Foro de Sao Paulo los países de la región sufrieron agresiones a su institucionalidad democrática. Por ejemplo, el golpe de Estado protagonizado por Hugo Chávez en 1992, o los actos subversivos organizados por Evo Morales y sus secuaces en Bolivia entre 2000 y 2003. Donde metieron sus garras, dejaron luto, sangre, muerte y caos.

Con la victoria electoral de Hugo Chávez en 1998 y el golpe de Estado de Evo Morales en 2003, el Foro de Sao Paulo se metió al bolsillo a dos países estratégicos: Venezuela por la renta petrolera y Bolivia por su, muy envidiable, posición geográfica. Finalmente, después de varias décadas Fidel Castro había logrado su sueño de expandir su tiranía más allá de Cuba.

Desde el comienzo de su mandato, Morales mostró su sometimiento a La Habana. Primero, aceptó que las «misiones médicas» cubanas llegaran a Bolivia. Luego permitió que fuerzas militares (cubanas y venezolanas) operaran en territorio nacional. Finalmente, expulsó a la DEA del país. Moría la republica de Bolivia, nacía el narcoestado plurinacional.

De igual manera, Evo Morales ha redireccionado la política exterior boliviana en defensa del narcotráfico. Por citar un caso, en 2015, en la Sesión Especial de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre Drogas, reunida para revisar y mejorar las políticas sobre la materia, el cocalero afirmó, de manera orgullosa, haber expulsado a la DEA y, al mismo tiempo, mejorado la lucha contra el narcotráfico sin la intervención de los Estados Unidos.

Sin embargo, a pesar del discurso artificialmente ideologizado, la realidad muestra todo lo contrario. Bolivia es un narcoestado gobernado por un cártel. Al respecto, el jurista boliviano, Carlos Sánchez Berzaín, expresa lo siguiente:

Desde el avenimiento del proyecto de Castro y Chávez, con Morales en el gobierno en Bolivia se han incrementado los cultivos de coca ilegal de 3.000 a más de 40.000 hectáreas que producen cerca de 3.100 millones de dólares anuales por narcotráfico para la economía del Estado plurinacional y la corrupción; Venezuela es el principal centro de tráfico de la zona; Ecuador ha incrementado su condición de tráfico y no puede explicar casos oficiales como el de la «narco valija diplomática»; a Cuba le acaban de descubrir un embarque de aproximadamente 360 kilos de cocaína en Panamá; investigaciones de Univisión, Veja del Brasil, respetados expertos han afirmado que la Bolivia de Evo Morales y la Venezuela de Chávez y Maduro podrían considerarse narcoestados.

Por eso, no debería extrañarnos que la dictadura boliviana haya empezado su ataque final contra Santa Cruz. Uno, porque la dramática situación económica del país requiere que la población se encuentre incapacitada de protestar ante la devaluación, la inflación y el gasolinazo. Dos, porque la creciente demanda de cocaína boliviana necesita que más tierras sean convertidas en cocales.

Pero el peligro de la narcodictadura no se limita a Bolivia.

Desde la llegada del destituido Pedro Castillo a la presidencia de Perú, Evo Morales intentó expandir su red de narcotráfico a ese país. Luego del fracasado intento de golpe por parte de Castillo, Morales ha intervenido con mayor fuerza en la nación vecina, incluso movilizando ciudadanos bolivianos en los conflictos en la provincia peruana de Puno. Por eso, la presidente Dina Boluarte, ha decidido negarle el ingreso a Evo Morales y sus bandoleros a territorio peruano.

La lucha de nuestros pueblos no es entre dos opciones políticas, sino entre narcosocialismo y patria.

24 ene 2023 - Jeremy Mcdermott sobre el papel de Maduro en el cártel Los Soles

Jeremy McDermott, co-director y co-fundador de InSight Crime, analizó en DNews la relación de los sobrinos de Nicolás Maduro con el cartel de los Soles, una organización criminal que controla el narcotráfico en Venezuela.











FUENTE: Radio Bio Bio // Panam post // Al Navio. //
EDICIÓN: Erika Rojas Portilla

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