Los
vecinos comenzaron a llegar al Corsódromo desde las primeras horas
de la mañana. Una vez realizado el acto oficial y el desfile cívico
militar comenzó la Fiesta Popular en la Vieja Estación, donde
familias y amigos se hicieron presentes para decir Viva la Patria.
Además,
en el escenario montado junto a la casa rosada pasaron talentosos
artistas que engalanaron el festejo Patrio.
Los
puestos feriales fueron otro de los atractivos, por su originalidad y
sus ornamentos alusivos al 25 de Mayo.
HSTORIA
La revolución de Mayo surgió por diversos factores, llegó a su punto máximo el día 25 de mayo de 1810 con la creación del primer gobierno patrio o sea la creación de la Primera Junta de Gobierno.
Lo
que desencadenó un largo proceso en el cual un grupo de Patriotas,
entre los que se encontraban Manuel Belgrano, Cornelio Saavedra,
Rodríguez Peña, Juan José Paso, Manuel Alberti entre otros,
realizaban reuniones a escondidas en diferentes lugares, la casa de
Rodríguez Peña, la Jabonería, negocio de Hipólito Vieytes o en la
quinta de Mariano de Orma, gestando ideas revolucionarias, las cuales
salieron a la luz el día 25 de Mayo de 1810.
25 DE MAYO DE 1810 – Revolución de mayo
La Revolución de Mayo por Francisco Fortuny |
La
condena a la intermediación perpetua por parte de España encarecía
los intercambios comerciales y sofocaba el crecimiento de las
colonias.
La
escasez de autoridades españolas y la necesidad de reemplazar al
régimen monopólico, sumado a las convulsiones que se vivían Europa
tras la invasión napoleónica, llevaron a un grupo destacado de la
población criolla a impulsar un movimiento revolucionario.
Para
febrero de 1810 casi toda España se encontraba en manos de los
franceses. Un Consejo de Regencia gobernaba la península en nombre
de Fernando VII, prisionero de Napoleón.
El
13 de mayo de 1810 llegaron a Buenos Aires las noticias de la caída
de la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español.
La
autoridad que había designado al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros
había, por tanto, caducado y la propia autoridad del virrey se
encontraba cuestionada. Pronto Cisneros debió ceder a las presiones
de las milicias criollas y de un grupo de jóvenes revolucionarios y
convocó a un Cabildo Abierto para el 22 de mayo de 1810.
El
Cabildo, dominado por españoles, burló la voluntad popular y
estableció una junta de gobierno presidida por el propio Cisneros.
Esto provocó la reacción de las milicias y el pueblo. Cornelio
Saavedra y Juan José Castelli obtuvieron la renuncia del ex virrey.
El
25 de mayo, reunido en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo,
el pueblo de Buenos Aires finalmente impuso su voluntad al Cabildo
creando la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata
integrada por: Cornelio Saavedra, presidente; Juan José Castelli,
Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo
Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan José Paso y Mariano Moreno,
secretarios.
Quedó
así formado el primer gobierno patrio, que no tardó en desconocer
la autoridad del Consejo de Regencia español.
Hemos
elegido algunos extractos del pensamiento de Mariano Moreno, uno de
los más esclarecidos patriotas de la Revolución de Mayo, donde
reivindica valores todavía vigentes como la importancia de la
instrucción y la educación como método contra las tiranías, la
necesidad de vigilar la conducta de los representantes, los reparos
ante las injerencias del extranjero y la necesidad de una
organización federal en el gobierno.
“El
oficial de nuestro ejército después de asombrar al enemigo por su
valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su
instrucción.
El
que se encuentre desnudo de estas cualidades redoble sus esfuerzos
para adquirirlas, y no se avergüence de una dócil resignación a la
enseñanza que se le ofrece, pues en un pueblo naciente todos somos
principiantes, y no hay otra diferencia que la de nuestros buenos
deseos: el que no sienta los estímulos de una noble ambición de
saber y distinguirse en su carrera, abandónela con tiempo, y no se
exponga al seguro bochorno de ser arrojado con ignominia: busque para
su habitación un pueblo de bárbaros o de esclavos y huya de la gran
Buenos Aires que no quiere entre sus hijos hombres extranjeros a las
virtudes.”
“El
pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el
honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con
que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para
cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes
obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal.
“Si
los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada
hombre no conoce, lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas
ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún
tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar
de tiranos, sin destruir la tiranía”
“Los
pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus
intereses y derechos y no deben fiar más que de sí mismos. El
extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino
a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse.
Recibámoslo
en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos
las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la
naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con
la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos
inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del
embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos
abalorios.
Aprendamos
de nuestros padres y que no se escriba de nosotros lo que se ha
escrito de los habitantes de la antigua España con respecto a los
cartagineses que la dominaron:
Libre,
feliz, España independiente
Se
abrió el cartaginés incautamente:
Viéronse
estos traidores
Fingirse
amigos, para ser señores;
Entrar
vendiendo para salir mandando’”
Fuente:
Mariano Moreno, Escritos Políticos, Buenos Aires, La Cultura
Argentina, 1915
“En
vano publicaría esta Junta principios liberales, que hagan apreciar
a los pueblos el inestimable don de su libertad, si permitiese la
continuación de aquellos prestigios, que por desgracia de la
humanidad inventaron los tiranos, para sofocar los sentimientos de la
naturaleza.
Privada
la multitud de luces necesarias, para dar su verdadero valor á todas
las cosas; reducida por la condición de sus tareas á no extender
sus meditaciones mas allá de sus primeras necesidades; acostumbrada a ver los magistrados y jefes envueltos en un brillo, que deslumbra
á los demás, y los separa de su inmediación; confunde los
inciensos y homenajes con la autoridad de los que los disfrutan; y
jamás se detiene en buscar á el jefe por los títulos que lo
constituyen, sino por el voto y condecoraciones con que siempre lo ha
visto distinguido.
De
aquí es, que el usurpador, el déspota, el asesino de su patria
arrastra por una calle pública la veneración y respeto de un gentío
inmenso, al paso que carga la execración de los filósofos, y las
maldiciones de los buenos ciudadanos; y de aquí es, que á presencia
de ese aparato exterior, precursor seguro de castigos y todo género
de violencias, tiemblan los hombres oprimidos, y se asustan de sí
mismos, si alguna vez el exceso de opresión les había hecho pensar
en secreto algún remedio”.
Algunos miopes quieren ver en esta disputa el origen de la oposición entre unitarios y federales, alineando por supuesto a Moreno en el rol de padre del unitarismo y a Saavedra como progenitor, ya que nuestra historia es fanática de los padres, del federalismo.
Es
curioso porque Saavedra, hombre poco afecto a la filosofía y a la
escritura, no ha dejado una sola línea en la que mencione siquiera
las palabras federalismo o federación, mientras que el “unitario”
Moreno le dedica varios párrafos de su texto: Sobre las miras del
Congreso que acaba de convocarse, y la Constitución del Estado: Allí
señalaba:
“El gran principio de la federación se halla en que los estados individuales, reteniendo la parte de soberanía que necesitan para sus negocios internos, ceden a una autoridad suprema y nacional la parte de soberanía que llamaremos eminente, para los negocios generales, en otros términos, para todos aquellos puntos en que deben obrar como nación. De que resulta, que si en actos particulares, y dentro de su territorio, un miembro de la federación obra independientemente como legislador de sí mismo, en los asuntos generales obedece en clase de súbdito a las leyes y decretos de la autoridad nacional que todos han formado.
En
esta forma de gobierno, por más que se haya dicho en contrario, debe
reconocerse la gran ventaja del influjo de la opinión del contento
general: se parece a las armonías de la naturaleza, que están
compuestas de fuerzas y acciones diferentes, que todas concurren a un
fin, para equilibrio y contrapeso, no para oposición; y desde que se
practica felizmente aun por sociedades incultas no puede ser
calificada de difícil. Este sistema es el mejor quizá, que se ha
discurrido entre los hombres”
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