Nació
el 15 de septiembre de
1254 y falleció el 8 de enero de
1324 en
Venecia, en Italia. Fue
un famoso comerciante y
viajero, que trajo al
mundo
europeo una descripción
desconocida de oriente y sus
costumbres.
1254 y falleció el 8 de enero de
1324 en Venecia, en Italia. Fue
un famoso comerciante y
viajero, que trajo al mundo
europeo una descripción
desconocida de oriente y sus
costumbres.
Este
manuscrito de circa 1350 es una de las copias más antiguas que
existen de Les
voyages de
Marco Polo (Los
viajes de Marco Polo), el relato del mercader veneciano Marco Polo
(circa 1254-1324) de sus aventuras en Asia Central y el Lejano
Oriente durante la última parte del siglo XIII.
Posiblemente
se trate de uno de los cinco manuscritos referidos al viaje de Marco
Polo que pertenecieron al rey Carlos V de Francia (quien reinó
desde 1364 hasta 1380). Más tarde, formó parte de la biblioteca del
coleccionista de libros francés Alexandre Petau, quien lo vendió a
la reina Cristina de Suecia (1626-1689) en 1650.
Manuscrito de circa 1350Los viajes de Marco Polo |
Los
tres venecianos regresaron a su ciudad natal por mar entre 1292 y
1295. Marco Polo pronto se vio envuelto en la guerra entre Venecia y
Génova. Dispuso y comandó una galera en la Marina veneciana.
Los
genoveses lo tomaron prisionero en 1296. Según cuenta la tradición,
mientras estaba en la cárcel le dictó las historias de sus viajes a
un compañero de celda, Rustichello da Pisa, quien las escribió en
francés antiguo.
Viaje a China |
Para
los europeos, la obra constituyó una importante introducción a la
historia y la geografía de Asia Central y China. En el final del
manuscrito de Estocolmo, se presenta un mapamundi,
un mapa medieval, zonal y esquemático del mundo que puede haber sido
agregado más tarde.
Regreso de Marco Polo a Génova |
En
1295, Marco Polo regresó a Venecia y se vio envuelto en el conflicto
que su ciudad mantenía con Génova por la hegemonía mercantil. Al
parecer, cuando en 1298 tomaba parte, como sopracomite al
mando de una galera, en el combate naval de Curzola, fue apresado por
los genoveses. Así fue a parar a una prisión, donde conoció al
escritor Rustichello de Pisa, a quien narró su asombroso viaje a
Extremo Oriente. Su relato, escrito en las postrimerías del siglo
XIII, es el viaje más apasionante jamás narrado.
El puerto de Génova
Génova
es una inmensa plaza en el Mediterráneo que custodia signos
intagibles de cinco siglos de historia entre exploradores,
conquistadores y mercaderes.
A
partir de los años 90 la parte antigua del puerto experimentó un
renacer gracias a las obras llevadas a cabo por Renzo Piano. La parte
antigua del puerto se remonta la siglo XI, cuando un grupo de
trabajadores dió vida al llamado "Libero Comune".
El
Libro de las maravillas
Génova - Italia |
Es
creencia generalizada que el título de Il Milione surgió del
mote irónico que los contemporáneos dieron a Marco Polo al entender
que exageraba cuando hablaba de las fabulosas riquezas de Catay. "No
he escrito ni la mitad de lo que vi", se defendía inútilmente.
El
erudito Giovanbattista Ramusio, en su obra Acerca de navegaciones
y viajes (publicada en 1559), escribió que los jóvenes
venecianos visitaban a Marco Polo para preguntarle cosas de Catay y
del Gran Khan. Como Marco Polo decía que las rentas del Gran Khan
"eran de diez a quince millones de oro, y así otras muchas
riquezas de aquellos países las refería todas en millones, le
pusieron de apodo micer Marco, llamado Millones, que así todavía,
en los libros públicos de esta república donde se hace mención de
él, lo he visto anotado: y la corte de su casa, desde aquellos
tiempos acá, es vulgarmente llamada del Millones".
En
efecto, en Venecia hay una pequeña plaza llamada Corte Seconda del
Milion, donde quedan vestigios de lo que probablemente fueron la
vivienda y los almacenes de los Polo. Sin embargo, algunos estudiosos
aseguran que Milion era el apodo familiar de los Polo por
aféresis de Emilione, de modo que el título de Il Milione
dado al libro equivaldría a "libro de Emilione" o, lo
que es lo mismo, "libro de Polo".
Marco
Polo y Rustichello
VIAJE A CHINA |
Se
desconoce el protagonismo de Rustichello en la decisión de redactar
el libro y el grado de implicación en la disposición y escritura
del texto. Se trata de una cuestión muy polémica: para algunos,
Marco Polo sería el único autor y Rustichello se encargaría de
recoger el dictado del veneciano, usando la tradición caballeresca
para componer un relato que fuese leído con deleite por sus
contemporáneos; para otros, el dictado sería parte de esa misma
tradición, un convencionalismo que esconde el protagonismo del
escriba Rustichello.
Éste,
además de los testimonios orales de Marco Polo, habría empleado
varios documentos escritos por el veneciano previamente, lo que
explicaría la precisión, abundancia y detalle de ciertas
informaciones del libro, difíciles de almacenar en la mente después
de tantos años. En cuanto a la naturaleza de estos documentos,
pudieron ser pequeñas notas, itinerarios y cartas geográficas.
En
cualquier caso, Rustichello supo identificarse plenamente con la
"descripción del mundo" que le hizo "micer Marco
Polo, sabio y noble ciudadano de Venecia", porque las cosas de
las que hablaba, desde las soberbias riquezas hasta las fantásticas
criaturas, las había visto "con sus propios ojos".
Es
probable que Rustichello también aportara algo de su fantasía, pues
cuando Marco Polo lo conoció ya era autor de una novela de
caballería artúrica, cuyas dos partes se titulan Meliadus y
Guiron le Courtois, y en la que se funden las tradiciones de
los caballeros de las mesas redondas de Uter Pendragón y de su hijo
Arturo. El mismo inicio del libro evoca la presentación de un juglar
ante su público: "Señores, emperadores y reyes, duques y
marqueses, condes, caballeros y burgueses...".
Las
especulaciones sobre la escritura del libro parten de la pérdida del
manuscrito original. El más antiguo de los que han sobrevivido está
escrito en francoitaliano, pero con muchas palabras toscanas y
venecianas. La doctora Barbara Wehr ha afirmado que el texto más
próximo al original sería el traducido al latín por fray Francisco
Pipino entre 1310 y 1317, a partir de un primer original veneciano.
Según esta historiadora, el misterioso Rustichello habría inventado
el dictado de Marco para dar verosimilitud a su obra, ampliando el
original de Marco con pasajes y aventuras basadas en la literatura
caballeresca. En cambio, John Larner apuesta por la cooperación
literaria entre el viajero Polo, que seguía desconcertado por sus
vivencias en Oriente, y un escriba que vertió esas experiencias en
un molde literario hacia 1298, siguiendo las fórmulas y tradiciones
retóricas de la literatura caballeresca.
Varios
investigadores apuestan por la existencia de dos o más versiones
originales, como resultado de diversos borradores y tentativas. De
ellas se habrían originado los ciento cincuenta manuscritos
medievales que actualmente se conservan, muchos de los cuales no
tienen un final, algo que se inventó un temprano traductor toscano
que pensó que necesitaba uno. La primera edición impresa se publicó
en Nuremberg en 1477.
Un
narrador maravillado
El Libro
de las maravillas fue la primera obra de Occidente que
describió de forma sistemática el mundo oriental y en especial
China, donde Marco Polo había residido durante diecisiete años al
servicio del emperador Kublai Khan, de la dinastía mongola Yuan.
Concebido como el libro de memorias de un mercader, sus páginas
informan minuciosamente sobre la organización administrativa,
monetaria, aduanera y postal de los países visitados, a la vez que
recrean la exótica policromía de la sociedad oriental.
En
el relato de Marco Polo se manifiesta un tono maravillado ante los
espectáculos de la naturaleza y los pueblos de las riquísimas y
misteriosas regiones orientales. Son famosísimas sus páginas acerca
del Viejo de la Montaña (de cuya leyenda se hallan rastros en muchas
novelas medievales), sobre la vida de la residencia veraniega del
Gran Khan en Xanadú y los usos del antiguo imperio chino. Es bella
por su aliento épico y fabuloso la descripción de la batalla entre
el rey Alan (Halagu, Khan de Persia) y el rey Barca (Berke, Khan de
la Horda de Oro); está reproducida de manera lograda la lucha entre
los dos pueblos conquistadores, en el sentido sangriento de la lucha
por la vida y por la gloria.
Estupendas
por sus descubrimientos de tierras nuevas son las descripciones de
sus largos viajes a caballo por landas infinitas, pasando a vado los
ríos, encontrando gentes desconocidas aun para los mismos
orientales, y conociendo animales hasta entonces considerados como
fabulosos. Son notables por su aspecto estrictamente documental, en
lo que se refiere a su actividad de mercader, las noticias sobre
especias raras (como por ejemplo la pimienta y el jengibre) o sobre
el petróleo de Armenia, el carbón fósil del Catay y las piedras
preciosas.
Marco
Polo siente su orgullo de europeo, habituado a una civilización
milenaria; pero del mismo modo que intuye una nueva vida de pueblos
errantes llena de hechizo y de misterio, sabe sostener un tono muy
suyo de moderación y prudencia, debido al conocimiento de los
hombres de tierras tan lejanas de su patria. Un importante documento
histórico es el constituido por la narración de la laboriosidad de
Marco en Yangzhou, donde fue gobernador durante tres años.
En
sus actos se observa siempre una gran pericia de hombre que sabe
apreciar los hechos y las cosas, y en toda ocasión aplica un
espíritu de moderación justa y precisa que consigue dominar los
acontecimientos. Así brilla su cordura de guiador de hombres
(veneciano de antiguo cuño) aun en medio de difíciles reveses.
Pero
lo que más atrae en la narración de Marco Polo (y constituye el
hechizo que han experimentado siempre sus lectores europeos aun a
través de malas refundiciones de su narración) es aquel sentido de
estupor y maravilla por un mundo aparecido como por encanto a los
ojos de un hombre habituado a la dureza de la vida cotidiana, entre
la industria y el tráfico y los riesgos de marineros y mercaderes:
palacios de oro y de plata, jardines fragantes de mil raras flores,
ceremonias solemnes entre muchedumbres prosternadas ante ídolos y
autoridades reales, tropas de guerreros en lucha tremenda por la
posesión de una tierra, y costumbres, lenguas, sentimientos nunca
conocidos por la antiquísima civilización mediterránea, si no eran
vislumbrados a través de alguna leyenda lejana.
Esta
entrega a un mundo de contrastes y de esplendores anima esta extensa
narración, le confiere los caracteres de un universo poético y la
sitúa entre los más ricos testimonios de la Europa medieval y de la
época de los primeros descubrimientos geográficos. Y con justicia
se ha podido decir que con su libro Marco Polo dio a Italia
precisamente la obra épica y robusta que le faltaba, en comparación
con la literatura caballeresca de los demás pueblos.
El
imperio mongol
Kublai Khan
|
Las
informaciones sobre las costumbres de la corte del Gran Khan son muy
valiosas. En el Libro de las maravillas del mundo se
describe su estirpe, expansión, guerras, batallas, ritos funerarios,
banquetes, festejos y ceremonias, destacando el cumpleaños del
monarca. Todos sus reyes y príncipes vasallos le enviaban costosos
regalos y los sacerdotes de las distintas religiones invocaban a los
dioses con solemnes plegarias por la vida, la salud y la prosperidad
del emperador mongol.
En
correspondencia, cuenta Marca Polo, "a todos éstos los viste
consigo siempre que celebra una fiesta, que son trece al año, y les
da también en todas las fiestas susodichas cinturones de oro de gran
valor y calzados de camocán recamados en plata de manera muy
primorosa, de modo que cada uno de ellos, revestidos de este atuendo
regio, semeja un gran rey".
El
veneciano describe a Kublai como muy apuesto, de mediana estatura, la
cara redonda y blanca, los ojos negros, la nariz hermosa y el cuerpo
bien proporcionado. Las noticias de la vida sexual del Gran Khan
despertaron gran interés en Europa. Tenía cuatro mujeres legítimas
y un gran número de concubinas. Las primeras disponían, cada una,
de su propio palacio, con trescientas doncellas escogidas y numerosos
criados eunucos.
Seis
de ellas ("mujeres bellísimas de un pueblo tártaro llamado
Unctas") tenían el cuidado de la cámara regia durante tres
días y tres noches, asistiendo al monarca y durmiendo en su
aposento. El cuarto día, otras seis mujeres relevaban a las primeras
y se ocupaban de los mismos menesteres por otras tres jornadas, y así
sucesivamente.
El
soberano tártaro tenía veintidós hijos de las cuatro esposas
legítimas, y de las criadas, otros veinticinco. El primogénito de
la primera mujer, llamado Chinchis, había muerto, siendo nombrado
heredero otro hijo, llamado Themur, al que Marco Polo califica de
valiente y prudente.
Kublai Khan combatiendo en una batalla |
De
gran riqueza son las descripciones del palacio de invierno en
Cambaluc (Khanbalic), en las proximidades de Pekín, donde residía
durante tres meses.
El palacio era un cuadrado de dimensiones
monumentales: una milla por cada lado, con murallas de gran grosor
pintadas de rojo y blanco. En cada esquina de la muralla, y en el
centro de las mismas, se levantaban hermosos palacios; el centro de
la ciudad quedaba reservado para la residencia real. Entre los
diferentes palacios y edificios se extendían estanques e inmensos
jardines, en donde vivían varios tipos de animales, como ciervos
blancos, cabras y gamos.
Dondequiera
que el Gran Khan supiese que había un árbol hermoso, "hace que
se traslade allí con sus raíces a lomo de elefantes, incluso desde
regiones remotas, y ordena que se plante en el jardín; por tanto,
crecen en él árboles hermosos sobremanera". No menos
impresionantes eran el mercado de Cambaluc, "que supera en
volumen de contratación a cualquier ciudad del mundo entero", y
las magníficas calles, "anchas y tiradas a cordel con tal
precisión que desde una puerta, a causa de la rectitud de la vía,
se ve en derechura la puerta de enfrente". Todo lo que rodea al
Gran Khan es de dimensiones y riquezas impresionantes, lo que avivó
la imaginación de los occidentales.
La
grandeza del Gran Khan se cimentaba en las cualidades de los mongoles
o tártaros. Eran, según Marco Polo, hombres esforzados, duros,
sufridos, capaces de moverse y pelear a grandes distancias,
disciplinados y justicieros. Hábiles jinetes y cazadores, vivían en
tiendas magníficas y se dedicaban al cuidado de grandes rebaños.
Comían carne de perro y de caballo, y una leche "a modo de
pasta sólida, que ponen en una vasija, y la agitan con un palo hasta
que se disuelve, y después se la beben".
El
libro describe sus costumbres sociales; eran polígamos y tenían
muchos hijos. Si fallecía el padre, el hijo podía casarse con su
madrastra, y un hermano, con su cuñada. Las mujeres tártaras eran
diligentes en las tareas del hogar y en la adquisición de alimentos,
por lo que los maridos se dedicaban a sus guerras y juegos, "pero
como ahora están mezclados entre diversos pueblos, en muchas
comarcas pierden muchas de sus costumbres y se acoplan a la manera de
vivir de otros".
En
la descripción de la China meridional, la riqueza de datos del mundo
mongol se desvanece y El libro de las maravillas del mundo se
convierte en un listado de ciudades, distancias, productos
comerciales y prácticas religiosas. A pesar de las deficiencias, la
descripción de las provincias chinas meridionales fue la parte del
libro que despertó mayor interés entre los lectores medievales y
renacentistas, como Colón o Magallanes. Las ausencias y silencios
del veneciano son muy significativos: Marco Polo no menciona la Gran
Muralla, la escritura china, las prácticas de acupuntura, la
costumbre de vendar los pies a las niñas, las populares teterías,
ni tampoco el taoísmo o el confucianismo. Podrían ser fallos de la
memoria o falta de interés por el pueblo chino, o incluso desprecio,
dado que su admiración se dirigía a los mongoles y a sus
dirigentes.
Al
desconocer el chino, Marco Polo empleó términos geográficos
mongoles y un buen número de topónimos persas, como Pianfu,
Taianfu, Ciorcia y Quengianfu, ya que la lengua persa era muy
utilizada en la corte del Gran Khan. Según algunos historiadores, un
mapa persa le sirvió para nombrar a las poblaciones del centro y sur
de China, recogiendo las informaciones sobre cada población
(situación, tamaño y actividades económicas) de mercaderes persas
o mongoles.
El
sentido de la obra
La
lectura del libro de Marco Polo es múltiple. Aunque no se trata de
un relato de aventuras, la narración de algunos episodios y el hecho
mismo de contar un viaje a lugares tan remotos despertó la
curiosidad y la imaginación de los lectores, que han convertido a
Marco en un nuevo Ulises. Las alusiones a milagros, a monstruos
sacados de las tradiciones grecorromanas y a hechos inexplicables
entroncan el libro con la literatura de las maravillas (marabilias),
sucesos y cosas que no se desarrollaban de acuerdo con el curso
normal de la naturaleza y que los hombres eran incapaces de
comprender.
Las
maravillas poblaron los relatos de los viajeros durante varios
siglos. Un ejemplo es la columna del templo dedicado a san Juan
Bautista en Samarcanda, que se mantenía en el aire tras haberse
separado de la base unos tres palmos, "y así perdura hasta hoy
sin apoyo de ningún sostén humano". Sin embargo, más comunes
son las descripciones de las riquezas asiáticas, la circulación de
oro, perlas y piedras preciosas, el comercio de las especias, los
numerosos barcos y rutas, la existencia de mercados magníficos y de
una tupida red de rutas comerciales en Asia, lo que nos remite a la
actividad mercantil de los Polo y de la república veneciana. Las
alusiones a las monedas y los tipos cambiarios, a las costumbres
locales, etcétera, hacen que el libro se aproxime a los manuales de
mercaderes que circulaban por la Italia medieval.
No
hay que desdeñar el carácter misional de la obra. Los Polo llevaron
mensajes del pontífice de Roma y de los monarcas católicos
occidentales al Gran Khan. Hay alusiones concretas a varios apóstoles
y santos (Santo Tomás y San Barsano) y se cita al Preste Juan y a
los cristianos coptos y nestorianos. Las lecturas evangélicas de la
obra fueron numerosas y muchos de los traductores lo hicieron para
impulsar la conversión del Oriente. Sin embargo, es arriesgado
atribuir ese mismo espíritu de cruzada a Marco Polo, quien alude en
varias ocasiones a la libertad religiosa: diversos credos convivían
sin problemas bajo la tutela del soberano tártaro. Más acertada es
la descripción del mundo como obra de la magnificencia divina. Con
el viaje de Marco Polo se amplía la extensión y bellezas de la
creación. Ese sería el fin de las descripciones topográficas y
geográficas, aunque en muchas ocasiones se muestre demasiado
esquemático o propenso a las fantasías y sucesos fabulosos.
En
definitiva, aunque se encuentren en la obra aventuras, gusto por las
maravillas, intenciones evangélicas e informaciones geográficas, el
libro es un enorme panorama del continente asiático, que permite en
unos cientos de páginas mostrar la amplitud y variedad de sus
regiones y enumerar las riquezas de productos y pueblos, capaces de
hacer soñar a los mercaderes, reyes y misioneros, y de transmitir el
asombro de un occidental por la otredad en un momento decisivo de la
historia europea.
Su
influencia
Reeditado
continuamente en decenas de lenguas, el Libro de las
maravillas del mundodescribía riquezas, guerras y fenómenos que
superaban los límites de la realidad conocida. Aunque el libro haya
sido tachado de repetitivo y prolijo, con paisajes y situaciones
estereotipadas, tuvo un éxito fulgurante incluso en vida de su
autor, hecho novedoso en la Edad Media. Fue traducido al francés,
francoitaliano, toscano, veneciano, latín y quizás al alemán en un
espacio de veinticinco años. Su fama se extendió por toda Europa,
siendo consultado por los geógrafos, viajeros y políticos.
Pese
a no ser el primer occidental en visitar Asia y escribir sobre ella
(Marco Polo siguió la estela de varios misioneros y comerciantes),
la descripción fue un acontecimiento por las novedades que
introdujo. El libro fue considerado fantástico y puesto en duda por
parte de sus contemporáneos. Esa visión negativa ha sido alimentada
por varios historiadores que niegan la visita de Marco Polo a China.
No se han encontrado pruebas documentales directas o indirectas de su
presencia en las fuentes chinas de la época o posteriores. Casi todo
el libro (o al menos las descripciones de la parte meridional) serían
elaboradas con información recopilada por los funcionarios del Gran
Khan. Pero hay quien niega, incluso, que el veneciano sirviese al
emperador tártaro, sosteniendo que el libro sería una compilación
de informaciones recogidas por Marco Polo a diversos comerciantes y
viajeros que llegaban al puerto de Soldaia (mar Negro), de cuyos
límites no se habría movido nuestro autor.
En
cualquier caso, aquel libro que describía un continente entero y sus
fabulosas riquezas obtuvo inmediatamente fortuna, no sólo en su
aspecto de fantástica narración de aventuras, sino porque hacía
nacer el ansia de propaganda religiosa en los misioneros y el deseo
de lucro de los mercaderes: unos y otros comenzaron a seguir las
rutas terrestres indicadas por Marco Polo. Y así se confirmó cuanto
él había escrito y se ratificó el deseo de los pudientes de llegar
a aquellas metas y de conseguir aquellas riquezas.
Una
copia del Libro de las maravillas que cayó en manos
de Enrique el Navegante sirvió de estímulo a aquellas expediciones
que, circunnavegando África, llevarían a los portugueses, con Vasco
de Gama a la cabeza, al establecimiento de una nueva ruta comercial
con la India. Otra copia, atentamente leída y apostillada por
Cristóbal Colón, contribuyó igualmente a empujar las carabelas que
los Reyes Católicos enviaban a Occidente para llegar al Catay, es
decir, a la China de Marco Polo. No se llegó allí, pero fue
descubierto el continente americano. Habría que esperar hasta 1503
para que se editase el texto en castellano, en Sevilla, por Rodrigo
Fernández de Santaella, clérigo y fundador del Colegio de Santa
María de Jesús, antecedente de la universidad sevillana. Esta
edición fue muy importante para la historia de las exploraciones,
pues incluía añadidos muy valiosos y fue leída y utilizada por
numerosos navegantes y cosmógrafos como Juan Sebastián Elcano y
Alonso de Chaves.
Pero
independientemente de estas grandiosas consecuencias, que Marco Polo
no podía prever, queda, además de la veneración de chinos y
japoneses por haberles revelado el mundo occidental, el juicio que de
él hizo Humboldt al declararlo "el mayor viajero de todos los
tiempos y de todos los países".
REFERENCIA: Biografías y vidas
VER:
Marco Polo:
- Capítulo 1
- Capítulo 2
- Capítulo 3
- Capítulo 4
- Capítulo 5
- Capítulo 6
- Capítulo 7
- Capítulo 8
- Capítulo 9
- Capítulo 10
VER:
VER:
MARCO POLO
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