Mitología. Divinidad griega, dios del Sol, de la poesía, de
la música y de las artes, hijo de Zeus y Leto y hermano de Artemisa. Apolo fue
el Dios de la belleza, es por ello que hay numerosas representaciones de su
figura en monumentos en los que se pretende ensalzar la belleza masculina, así
mismo fue el encargado de poner música en el Olimpo, acompañado por su Lira
amenizaba a los demás dioses. También destacó su capacidad atlética por ello
fue el primer ganador de los antiguos juegos Olímpicos, así como un hábil
cazador, al igual que su hermana Artemisa
Apolo, también conocido como Phoebus Apollo (Febo
Apolo), fue uno de los dioses griegos más importantes. Pertenecía al grupo de
los 12 dioses que habitaban en el Olimpo junto a Zeus.
Apolo, hijo de
Este y de Leto, era entre otras cosas el dios del arte de la adivinación, de
las artes -la música, sobre todo- y la arquería. También era el dios de la luz
ligada al sol (Phoebus, Febo o foibos significa «brillante»). Con sus flechas
era capaz de causar enfermedades infecciosas, aunque también era capaz de
curar, por lo que se le conocía como «el que ataca de lejos».
Esta naturaleza
dual también se reflejaba en el hecho de que fuese la deidad de los pastores
que guardaban el ganado y asimismo se le identificase con su gran enemigo el
lobo.
Apolo venía de Licia, en lo que hoy día es el suroeste
de Turquía. Alrededor del año 1000 a.C. Febo Apolo ya era adorado como uno de
los dioses griegos más importantes.
Leto dio a luz a Apolo y a su hermana melliza Artemisa,
diosa de la caza, en la isla de Delos, donde se había refugiado de la ira de Hera,
la esposa de Zeus.
Apolo se hizo adulto muy rápido y se trasladó a
Delfos, en la península griega donde habitaba la serpiente gigante Pitón en una
grieta de la superficie. Pitón era hermana de Gaya, la diosa de la tierra.
Tiempo atrás se había enemistado con Leto y había intentado evitar el
nacimiento de Apolo y Artemisa.
Apolo en uno de sus relatos mitológicos dio muerte a
la serpiente Pitón que custodiaba el santuario de Parnaso.
Apolo acabó con el monstruo «con mil flechas», según
cuenta el poeta Ovidio en su obra. Aunque tuvo que hacer penitencia por el
pecado de haber acabado con la serpiente divina, se le permitió fijar su
oráculo donde antes había estado Pitón. El oráculo de Delfos, relacionado con
los santuarios de Apolo y situado según los griegos en el ombligo de lo que era
la tumba de Pitón (el centro del mundo), mantiene una extraordinaria reputación
desde la Antigüedad.
Se construyó en su honor el templo que aún hoy se
conserva parcialmente en Delfos, este era un templo sagrado que alcanzó un
grandísimo prestigio en Grecia por las predicciones de sus oráculos. Apolo puso
a Pitia como sacerdotisa del mismo, mediante ella los hombres podían hablar con
el mismo Dios e interpretar las predicciones que la pitonisa ofrecía, siempre
un tanto ambiguas y que permitía siempre una interpretación acertada en ambas
direcciones. Se cree que las sacerdotisas se ponían a los pies de un laurel y
habiendo ingerido antes substancias alucinógenas entraba en estado de trance.
Muchos hombres entregaban sacrificios y tesoros al templo en su honor, sobre
todo después de una victoria o por el cumplimiento de la profecía.
No sólo existía en la mitología, sino que realmente
también se podía visitar y de hecho mucha gente lo consultaba. La sacerdotisa
Pitia (de Pitón) daba respuesta sentada en un taburete de tres patas sobre la
grieta en la tierra en la que estuvo la serpiente gigante y a través de la cual
obtenía las respuestas susurradas por Apolo.
Este oráculo
lingüístico era oscuro y se podía interpretar de muchas formas, lo que le dio
con el tiempo su fama de ser infalible. De acuerdo con el pensamiento moderno,
Pitia pudo sucumbir a los humos tóxicos que emanaban de las profundidades y que
confundían sus ideas hasta hacer de su habla un ruido ininteligible. Sus
términos eran un tesoro que se interpretaban como una predicción útil para la
gente.
Los Juegos Pitios empezaron en Delfos después de la
muerte de Pitón. Empezaban con la música para seguir con los acontecimientos
deportivos. De acuerdo con la leyenda, los primeros sacerdotes de Delfos
llegaron desde Creta cuando Apolo, transformado en delfín, les llevó en barco
hasta el puerto de la localidad.
Niobe también fue víctima de la venganza de Apolo y
Artemisa. Era la esposa de Anfión, rey de Tebas, y tenía siete hijos y siete
hijas. Ella presumía de ser más fértil que Leto e incluso, llevada por su
orgullo, consideró innecesario hacer sacrificios por la diosa.
Niobe sufrió un castigo ejemplar por su arrogancia.
Apolo mató a sus siete hijos con sus flechas y Artemisa hizo lo mismo con sus
hijas. Cuando su hija más joven, Cloris, se abrazó a su madre agonizando, Niobe
pidió clemencia para que la dejasen viva, pero todo fue en vano, pues aún se disparó
una flecha más para rematarla. Según algunas versiones, sin embargo, Cloris
salvó su vida. Niobe se convirtió en piedra debido al dolor.
Apolo tuvo que hacer penitencia por sus actos de
violencia y hubo de ponerse al servicio de un mortal. Durante su tarea como
esclavo, entre otras cosas construyó los muros de Troya junto al dios del mar,
Poseidón. Según otras versiones hizo este trabajo por dinero, pero el rey
troyano Laomedón se negó a pagarle.
Durante la Guerra de Troya, Apolo fue el más fanático
y temido de los seguidores troyanos entre las divinidades. Causó la epidemia de
Plaga entre los griegos cuando éstos secuestraron a la hija de uno de sus
sacerdotes. De acuerdo a ciertas versiones, Apolo fue responsable de la muerte
de Aquiles, el héroe griego, que perdió la vida cuando una de las flechas de
Paris le alcanzó el talón.
Podría haber
sido el propio Apolo el que hubiese hecho acertar a un arquero medio como aquel
en la parte más vulnerable de su cuerpo. Apolo les aseguró dones proféticos a
Heleno y Casandra, los hijos del rey troyano Príamo. Pero como Casandra le
rechazó como amante, Apolo no la dejó disfrutar de su don de predecir el futuro
e hizo que nadie la creyese, aunque siempre acertaba.
Casandra no fue la única mujer que le rechazó, pues lo
mismo hizo la ninfa Dafne. Eros, ofendido ante el desprecio de Apolo, se vengó
haciendo que se enamorase de Dafne que, desesperada, huyó con el voluptuoso
dios. Cuando estaba muy cerca de atraparla, ella rogó que la liberasen del
cuerpo que había despertado su deseo y la convirtiera en arbusto de laurel.
A pesar de todo, Apolo llegó a tener descendencia y el
hijo que concibió con la princesa Coronis, llamado Asclepio, se convirtió en el
dios de la Medicina. Asclepio no llegó al mundo de una manera convencional,
pues cuando la princesa engañó a Apolo, Artemisa decidió matarla. Fue el propio
Apolo, o quizá Hermes, el que rescató el cuerpo de Asclepio del vientre de su
madre que yacía muerta.
Un aspecto importante del dios Apolo es el poder que
tenía su don para el arte y la música. Con su capacidad creativa lideraba a las
nueve musas, deidades que tutelaban las artes y las ciencias. Apolo inventó la
cítara, un instrumento de origen griego, reconocido como antecesor del laúd y
de la guitarra.
Pero su
favorito era el arpa y es con el que aparece en casi todas sus
representaciones, a pesar de no ser invención suya, sino un regalo de Hermes
después de robarle unas cabezas de ganado. Apolo también tocaba la flauta de
manera magistral.
Dafine rogó que la liberasen del cuerpo que había despertado su deseo y la convirtiera en arbusto de laurel. |
El rey frigio Midas también sufrió reacciones de Apolo cuando intentó criticar su capacidad musical y compararse con él. Después de oír al dios Pan tocar Su lengüeta y a Apolo con su arpa, y mostrarse en desacuerdo con la opinión mayoritaria que prefería la música de Apolo, el dios, irritado, lo castigó poniéndole orejas de burro.
Como Apolo daba a los oráculos sus predicciones, se
convirtió en fuente de inspiración para poetas, cantantes y músicos que tocaban
los instrumentos que él había creado.
El dios griego se introdujo en la cultura romana como
uno de los símbolos más importantes de la admiración e imitación que suscitaba
todo lo griego. El primer emperador romano, Augusto, le dedicó un templo en el
año 28 a.C. en la colina del Palatino, en el mismo corazón de Roma, para
demostrar que también él, como máximo dirigente del Imperio Romano, estaba
extendiendo su civilización por todo el mundo.
Apolo ofreció protección a los jóvenes y era
especialmente querido por los agricultores debido a su condición de Dios del
sol. Así mismo fue el artífice de entregar el arte de la medicina a los hombres
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