Durante los primeros años del siglo 16 idealista monje alemán Martín Lutero, disgustado por el materialismo en la iglesia, comienza el diálogo que conduzca a la Reforma protestante.
El teólogo y reformador alemán, padre de la Reforma Protestante, criticó y combatió la corrupción de la Iglesia católica del siglo XVI.
El teólogo y reformador alemán, padre de la Reforma Protestante, criticó y combatió la corrupción de la Iglesia católica del siglo XVI.
Mientras Savonarola, en el
centro del mundo civilizado, batallaba por la pureza de la moral y creencias
cristianas, crecía en las selvas teutónicas un niño que más tarde había de
realizar el sueño de este y llevar a cabo la obra colosal de la reforma del
Cristianismo. Se llamaba Martín Lutero.
Nació cerca de Eisennach, Alemania, en
1483 de padres de humilde condición, que sin embargo se empeñaron por la
educación de su hijo. Acabados los estudios elementales en su pueblo, pasó un
año en una escuela de Magdeburgo y después fue a Eisennach a un colegio de los
franciscanos. La pobreza de sus padres le obligaba a vivir como «estudiante
pobre» es decir, recibiendo albergue libre y pidiendo limosnas a los ricos. En
Eisennach encontró protección en la familia Cotta, que se interesó por él hasta
el punto de ofrecerle un hogar en su casa.
VER: Martin Lutero
Hans Lutero, su padre, se trasladó a la región minera de Mansfeld, donde trabajó en una mina de cobre. Con el tiempo prosperó, dirigió su propio negocio y la familia pudo librarse de las penurias económicas.
Un rayo cambió su vida
Martín Lutero era un
prometedor estudiante de Derecho en la Universidad de Erfurt, pero en 1505 un
incidente cambió su vida de forma drástica. Regresaba de una visita a casa de
sus padres en Mansfeld cuando se vio sorprendido por una tormenta eléctrica. Un
rayo cayó cerca de él y, aterrorizado, prometió a santa Ana que se haría monje
si lo libraba del peligro.
Agitado por un profundo deseo
de obtener la salvación no le importó decepcionar a su propio padre al tomar
tal decisión, quien había puesto muchas esperanzas en el futuro profesional de
su hijo. Pocos días después cumplió su
promesa e ingresó en el monasterio agustino de Erfurt. Martín
En 1507, con 24 años, fue
ordenado sacerdote y tres años más tarde viajó a Roma, la capital de la
cristiandad; pero este viaje, lejos de ayudarle en su búsqueda espiritual, tuvo
para él el efecto contrario al percatarse de la frivolidad y mundanalidad en la
que aquella iglesia había caído.
Hasta entonces, Lutero había
acudido a todos los recursos espirituales para encontrar paz con Dios: la
confesión auricular, la comunión frecuente, la penitencia, las lecturas
edificantes, la meditación etc. Pero al tener que preparar como profesor sus
clases sobre los Salmos y sobre la carta a los romanos, fue donde descubrió la
fuente de donde viene el perdón de los pecados y la paz de la conciencia: la
justificación gratuita del pecador a través de la fe en Jesucristo.
Si esto era así, muchas de las
prácticas sostenidas por la Iglesia eran totalmente inútiles y dañinas para las
almas en busca de perdón, porque alentaban a buscarlo en cosas que no podían
impartirlo. Es más, si esto era así, significaba que la Iglesia se había
apartado del evangelio de la gracia de Dios, sustituyéndolo por un sistema
sacramental en el que el sacerdote suplantaba la mediación única de Cristo.
Es en esta época de profesor cuando se entrega
al estudio del griego y del hebreo con el objetivo de profundizar en el
significado y matices de las palabras; algo que luego le será de gran provecho
a la hora de traducir la Biblia.
Lutero vivió escandalizado por la corrupción
de la Iglesia católica y, entre otras cosas, combatió las indulgencias, la
remisión de las penas de los pecadores a cambio de una donación a la Iglesia.
De vuelta a su patria se
doctoró en teología en 1512 comenzando a dar clases en la universidad de
Wittenberg.
Lutero creía que la salvación
sólo se logra mediante la fe personal y la lectura directa de las Sagradas
Escrituras y que cualquier persona tenía derecho a leerlas y estudiarlas, sin
depender del magisterio de la jerarquía eclesiástica.
Tetzel, predicador de las indulgencias |
En 1517 aparece en escena un
monje dominico, Tetzel, predicador de las indulgencias. Por medio de la compra
de indulgencias, según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas
recluidas en el purgatorio de los tormentos del mismo.
El dinero obtenido en
esta ocasión por este medio sería invertido, a partes iguales, en la erección
de la basílica de San Pedro en Roma y en la compra por parte de Alberto de
Hohenzollern de un obispado.
Fue entonces cuando Lutero
escribió y clavó en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg sus
Noventa y cinco tesis. Este documento fue la chispa que puso en marcha todo un
proceso cuyas consecuencias iban a ser de largo alcance.
Ante la Iglesia
Como consecuencia de la rápida
difusión de las Tesis, Lutero es llamado en 1518 a dar cuentas en Roma. Sin
embargo, el elector Federico de Sajonia logra que en vez de tener que ir a
Roma, el encuentro se produzca en Augsburgo.
Probablemente la protección que
este gobernante ejerció hacia Lutero fue uno de los factores clave, humanamente
hablando, en el triunfo de la Reforma. En Augsburgo Lutero se encuentra con
Cayetano, el enviado del papa León X. Pero el cardenal Cayetano no estaba allí
para dialogar con un oscuro fraile sobre ciertas cuestiones teológicas; lo
único que Cayetano esperaba de Lutero era una cosa: la retractación.
Lutero contestó que la Biblia
tenía primacía sobre todos los decretos, a lo que Cayetano repuso que el papa
estaba por encima de los concilios y de la Escritura. "Yo niego que esté
por encima de la Escritura.", respondió Lutero. A partir de ahí se terminó
el encuentro.
Todavía habría lugar para otro
debate entre Lutero y una autoridad católica; se celebró en Leipzig en 1519
teniendo como contrincante al teólogo Juan Eck.
Éste acusó a Lutero de
reavivar las opiniones de Huss sobre el papado y con ello estar bajo la misma
sentencia de excomunión con la que Huss fue condenado por el concilio de
Constanza.
Lutero respondió que muchas de
las opiniones de Huss eran totalmente correctas. Luego ¿se equivocó el concilio
que lo condenó?, preguntó Eck, a lo que Lutero contestó que los concilios
pueden equivocarse. A estas alturas Lutero ya había puesto en entredicho la
autoridad del papa y ahora también ponía en entredicho la fiabilidad de los
concilios.
Era a todo el cimiento mismo
del sistema católico romano al que Lutero estaba negándole infalibilidad. El
paso decisivo ya estaba dado, ¡Lutero era un hereje!
Excomunión
Lutero quemando la bula de excomunión |
El 15 de junio de 1520 León X
publicó la bula de excomunión de Lutero intitulada Exsurge Domine; cuando
Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y, juntamente con el
Derecho Canónico, la arrojó a las llamas. La ruptura estaba consumada. Un
fraile había osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso de más de
mil años de antigüedad, con el solo apoyo de la Palabra de Dios.
VER: Martin Lutero
VER: Martin Lutero
En ese mismo año de su
condenación Lutero ha escrito incansablemente algunas de sus mejores obras: A
la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia
y La libertad cristiana.
Ante el emperador
El recientemente elegido
emperador, Carlos, convoca una Dieta en Worms en 1521 para tratar ciertos
asuntos concernientes al gobierno; uno de ellos es el "caso Lutero".
Hay que hacer que la condenación eclesiástica de la bula papal se traduzca en
condenación imperial por parte de la autoridad civil; en otras palabras: hacer
efectiva la condena, acabar con Lutero.
De nuevo aquí la intervención de
Federico de Sajonia, apodado el Sabio, volvió a ser de importancia
trascendental para la causa de la Reforma: Lutero viajó a Worms bajo la
protección de un salvoconducto y allí, conminado ante Carlos V, a pronunciarse
sobre sus doctrinas pronunció las memorables palabras:
Lutero ante Carlos V
"Si no me convencen mediante testimonios de las
Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los
concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí
mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi
conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme
de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia."
La suerte estaba echada; Lutero se había enfrentado al poder
religioso y ahora lo estaba haciendo al poder secular. Las dos grandes
instituciones: Iglesia e Imperio no estaban por encima de la Palabra, sino
sujetas a ella.
La traducción de la Biblia
Cuando Lutero dejó Worms para regresar a Wittenberg su vida
corría peligro. En un punto del camino fue secuestrado por unos jinetes
desconocidos y llevado al castillo de Wartburg. Este secuestro, planeado por
Federico el Sabio, era el medio de ponerlo a salvo de sus enemigos. Durante
varios meses nadie supo qué había sido de Lutero, si estaba vivo o muerto.
Pero fue precisamente en ese refugio donde se entregó a
la traducción del Nuevo Testamento al alemán; en menos de tres meses estaba
terminada. Antes de eso ya existían traducciones de las Escrituras a dicho
idioma, pero estaban hechas a partir de la Vulgata y eran toscas y fuera del
alcance del pueblo. La traducción de Lutero estaba hecha a partir del Nuevo
Testamento griego que Erasmo de Rotterdam había compilado.
Ya en 1517 había comenzado con
la traducción de los Salmos penitenciales (mejorados en 1525) continuando con
la oración del Señor y el Salmo 110 en 1518, la oración de Manasés y Mateo
16:13-20 en 1519 y algunas otras porciones. A finales de 1521 comenzó con el
Nuevo Testamento. El 13 de enero de 1522 escribe a Amsdorff: 'Entre tanto estoy
traduciendo la Biblia, aunque he tomado una tarea más allá de mis fuerzas.
El
Antiguo Testamento no puedo tocarlo a menos que me prestes tu ayuda.' Para el
Antiguo Testamento usó la edición de Brescia y para el Nuevo la segunda de
Erasmo, aunque consultó la Vulgata, teniendo la ayuda para el Antiguo de sus
amigos Melanchthon, Bugenhagen y Aurogallus además de todas las ayudas
disponibles. La influencia del trabajo de Lutero traspasó las fronteras de
Alemania pues fue la base de las traducción danesa de 1524, de la sueca y
holandesa de 1528, de la islandesa de 1540 y, por medio de Tyndale, de la
Versión Autorizada inglesa de 1611.
Obra maestra
Sin duda ésta fue una, si no
la mayor, de las grandes contribuciones del reformador alemán a su patria. La
primera edición en septiembre de 1521, en la que no se decía el año, ni el
nombre del impresor ni del traductor, fue de tres mil ejemplares y tal fue su
éxito que tres meses después hubo que hacer una reedición. Para el año 1553 las
ediciones del Nuevo Testamento de Lutero ya eran cincuenta y ocho.
"Todos los que conocían
el alemán, nobles y plebeyos, los artesanos, las mujeres, - dice un
contemporáneo de Lutero - todos leían el Nuevo Testamento con el más ferviente
deseo. Lo llevaban consigo a todas partes; lo aprendían de memoria; y hasta gente
sin instrucción se atrevía, fundando en las Sagradas Escrituras su
conocimiento, a disputar acerca de la fe y del evangelio con sacerdotes y
frailes, y hasta con profesores públicos y doctores en teología."
La traducción de Lutero
atendía más al sentido que a la letra, algo en lo cual él sería hoy enteramente
actual, pues estaba hecha en un lenguaje tan vivo y tan popular que todos lo
entendían. Aunque no hubiera hecho otra cosa, la Biblia de Lutero, supuso un
hito tal en la fijación de la lengua germana y en la difusión de la Palabra de
Dios, que por sí sola hubiera bastado para darle al reformador fama
imperecedera. La terminación de toda la Biblia la llevó a cabo en 1534.
Del trabajo de la misma nos da
razón el mismo Lutero:
"Algunas veces nos ha
sucedido que durante quince días, y aun tres o cuatro semanas, hemos buscado
una sola palabra, e inquirido su verdadero sentido, y tal vez no lo hemos
encontrado. Como ahora está en alemán y en lengua fácil, cualquiera puede leer
y entender la Biblia, y recorrer pronto con sus ojos tres o cuatro hojas, sin
apercibirse de las piedras y tropiezos que antes había en el camino."
La Biblia para Lutero era el
libro
"que debe llenar las
manos, lenguas, ojos, oídos y corazones de todos los hombres. La Biblia sin
comentarios es el sol que por sí solo da luz a todos los profesores y
pastores."
La Guerra del Campesinado
Poco después volvió a
Wittenberg donde hubo de enfrentar los excesos que Carlstadt, en su ausencia,
había provocado. En 1525 tienen lugar dos acontecimientos en la vida de Lutero
de signo contrario; el primero es la Guerra del Campesinado, ante la cual el
reformador tomó una postura totalmente contraria a los campesinos.
A pesar de
que las peticiones de éstos eran de sentido común: derecho a coger leña de los
bosques, abolición de la servidumbre, reducción de los impuestos, cese de los
castigos arbitrarios, etc. Lutero reaccionó poniéndose del lado de las
autoridades y escribiendo un duro alegato Contra las hordas asesinas y ladronas
de campesinos.
Matrimonio de Lutero
El segundo acontecimiento de
ese año es su matrimonio.
En el año 1525 Lutero contrajo matrimonio con Catarina von Bohra, quien
había sido monja y con otras varias había escapado de su convento y llegado a
pedir la protección del iniciador de la Reforma.
En el mismo año 1525 cuando la
Reforma estaba bien establecida por una gran parte de Europa. Tomó esta
resolución súbitamente, pensando que tal vez no iba a vivir mucho tiempo y que
antes de morir deseaba dejar un ejemplo que hiciera patente que los pastores de
la Iglesia no tienen ningún obstáculo para fundar hogares honradamente.
Este suceso, como es de
suponerse, hizo aún más profundo el abismo que separaba la nueva Iglesia de
Lutero de la antigua Romana. Muchos afirmaban que de este matrimonio de un
fraile hereje con una monja renegada tenía que nacer el Anticristo.
Al lado de esta mujer, Lutero
construyó un hogar marcado por la felicidad conyugal y familiar. Una vez dijo:
"Después de la Palabra de
Dios no hay un tesoro más precioso que el santo matrimonio. El mayor don de
Dios sobre la tierra es una esposa piadosa, alegre, temerosa de Dios y
hogareña, con la que puedes vivir en paz, a la que puedes confiar tus bienes,
tu cuerpo y tu vida."
Así como los campesinos
ingleses en tiempos de Wycliffe se insurreccionaron contra la nobleza, rebelión
debida aunque indirectamente, al espíritu de libertad y de justicia que las
doctrinas evangélicas habían sembrado en el pueblo, asimismo en tiempo de
Lutero los campesinos alemanes se levantaron contra sus príncipes.
El gran
reformador comprendió que si bien era cierto que aquel movimiento era justo, él
no podía engendrar más que la anarquía del país, y por esto, en bien del mismo
pueblo, se puso del lado de los príncipes, lanzando sus predicaciones a los
rebeldes para que respetaran a las autoridades constituidas, y a éstas para que
hicieran justicia. Pero no podía evitar una guerra amarga entre los príncipes y
sus súbditos en la cual estos al fin perdieron.
Desde el edicto de Worms
(1521) hasta el año 1555, la política del imperio alemán estuvo en una gran
incertidumbre. El Emperador Carlos V mantuvo su residencia en España, y es muy
natural que por esto no podía gobernar inteligentemente a un país tan lejano
como lo es la nación teutónica. Aunque Carlos V es considerado como uno de los
monarcas más católico-romanos de la historia, sin embargo la incertidumbre de
su política respecto a la Iglesia llegó hasta el grado de apresar al mismo Sumo
Pontífice, después de haber atacado a Roma por medio de un ejército que en su
mayor parte se componía de luteranos.
En el año de 1529 se reunió en
Espira una conferencia con el objeto de arreglar los asuntos religiosos que tan
profundamente afectaban el imperio, y en ella se dispuso que en todos los lugares
donde ya se había establecido la doctrina evangélica se diera libertad para que
continuara, pero que en las regiones donde no se había establecido, se
prohibiera en absoluto la propaganda anti-romanista. Los príncipes alemanes
evangélicos protestaron contra esta disposición, y esta es la razón histórica
por la cual se han denominado «Protestantes» a todos los partidarios de la
nueva Iglesia.
La conferencia de Augsburgo en
1530, queriendo zanjar las dificultades que se habían suscitado entre ambos
bandos religiosos, atizó más las desavenencias que habían entre ambos, dando
lugar como resultado final, a una liga que se formó entre los príncipes
protestantes contra la soberanía de Carlos V. A causa de esto comenzó una larga
guerra entre este emperador y la alianza de los príncipes referidos.
Además de Alemania, Holanda,
Dinamarca, Noruega, Suecia e Inglaterra aceptaron la Reforma Evangélica
iniciada por Lutero y la liga alemana ensayó a ensancharse en una liga de las
naciones protestantes, y por esto se esforzaron para alcanzar una unidad
doctrinal entre todos los partidarios de la Reforma.
Desde dos años antes de que
Lutero comenzara abiertamente su rebelión contra el poder de Roma había
comenzado ya una Reforma independiente en la Suiza bajo la dirección de Zwinglio.
Este movimiento no estaba en completo acuerdo con el que iba dirigido por
Lutero, por tener algunas diferencias doctrinales, y por est o los
príncipes interesados organizaron la conferencia de Marburgo entre Lutero y
Zwinglio, como principales, juntamente con algunos de sus partidarios. La
cuestión principal se refería a la doctrina de consubstanciación que defendía
Lutero. Según este después de la bendición sacerdotal había en el pan y en el
vino, además de sus propias sustancias, efectivamente el cuerpo y la sangre de
Cristo. Zwinglio no quiso aceptar esta doctrina, bajo ningún concepto, y
aseguraba que la Santa Cena no era más que una comida simbólica y recordatoria
del sacrificio de Cristo.
Así, todos los esfuerzos de
los príncipes para asegurar una unidad confesional entre los partidarios de la
Reforma, fracasaron, pero los protestantes no dejaron de pelear por sus
derechos, junta y separadamente.
En el año 1546 murió Lutero.
Los últimos años de su vida habían sido de cuidados y amarguras, pero su muerte
fue la de un cristiano que como Pablo, había peleado la buena pelea, había
guardado la fe y esperaba el galardón que el Señor, el justo juez, le daría en
aquel día.
En el mismo año la guerra que
estaba latente entre protestantes y católicos estalló en una realidad
desconsoladora. Los protestantes perdieron primero y el emperador dictó leyes
provisionales que no gustaron ni a los unos ni a los otros; pero en 1552 los
protestantes ganaron una campaña contra el emperador, lo cual le obligó a
convocar al fin la dieta de Augsburgo en 1555, en la cual se hizo la paz por la
famosa sentencia: «Cujus regio ejius religio», lo cual quería decir que cada
príncipe en el imperio alemán tenía que escoger entre el catolicismo y el
protestantismo y que sus súbditos tenían que adoptar la religión de sus
respectivos príncipes.
Mientras esto pasaba en Alemania, Calvino estaba
sentando la base de la forma calvinista del protestantismo, en Ginebra, ciudad
que sirvió como centro para la propaganda reformista en Europa. La rebelión
contra Roma, comenzada en Inglaterra en el reinado de Enrique VIII vino a ser
bajo Eduardo VI un movimiento abiertamente protestante en sus doctrinas y
prácticas.
VER: La Reforma Luterana
En cuanto a Francia, la propaganda de la Reforma se desarrollaba, a pesar de las persecuciones rigurosas de que era objeto. En Italia y en España, también habían aparecido unos destellos de la nueva luz, pero pronto fueron apagados por la Iglesia, antes de que alcanzaran grandes proporciones.
Así pues, Lutero tuvo la dicha
de ver a más de media Europa conmovida por la Reforma de que él había sido tan
importante y elocuente medio; y el éxito alcanzado para la restauración de la
verdad evangélica se debe, después de Dios, a su valor, fe y perseverancia.
En 1546 murió en Eisleben, la
aldea en la que había nacido, confesando hasta el último momento la fe que
había predicado.
|
VER: Lutero
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