Novela que mezcla la literatura gótica con la aventura de
carácter policíaco aunque no haya un detective protagonista, sino un misterio
que descifrar.
El fantasma de la Ópera (1910) es la historia de un tenebroso
personaje, quien, a pesar del tormento que le provoca su fealdad, lucha por
vivir para satisfacer su pasión por la belleza. En esta popular obra, llevada
numerosas veces al cine y al escenario, Gaston Leroux (1868-1927) aprovechó
numerosos recursos que le eran familiares por su condición de periodista para
dar verosimilitud a un relato en el cual la combinación entre su intrigante
protagonista y la ambientación dentro del mundo del teatro y las bambalinas
despliega un atractivo juego de posibilidades para la imaginación.
El hombre que creó el mito del Fantasma de la Opera: Gastón
Leroux
Gaston Leroux fue un versátil escritor francés apasionado por
el teatro, preocupado por la muerte y su frontera con la vida, así como la
reencarnación alternativa. Sus primeros años los vivió en Normandía, donde
estudió, comenzó a escribir y a ganar premios por sus habilidades literarias.
En 1889 su padre murió y le dejó un millón de francos como herencia; era una
gran cantidad para un joven de veintiún años que en muy poco tiempo despilfarró
totalmente.
Inevitablemente tuvo que afrontar la dura realidad y buscar
un trabajo, sin embargo valoró en gran medida su experiencia con los abusos
mundanos. Renunció a sus proyectos de ser abogado y comenzó a colaborar con
L’Eco de París, el periódico que había publicado algunos de sus poemas y
relatos. En muy poco tiempo descubrió el universo escénico a través de la
crítica teatral. Más tarde comenzó a redactar artículos de investigación
policiaca. Sus entrevistas con celebridades así como con criminales lo volvieron
célebre.
Muy pronto fue aclamado por sus acertados puntos de vista y
peculiar estilo de narrar acontecimientos. A pesar de sus éxitos, el contacto
con el bajo mundo y el sistema judicial, al igual que ser testigo de numerosas
ejecuciones en la guillotina, dejaron una gran huella en su espíritu y fue de
los primeros hombres en oponerse a la pena capital. Ese aspecto para su época
era toda una osadía.
Al poco tiempo el diario Le Matin lo nombró corresponsal en
la época en que los nuevos medios de comunicación revolucionaron el periodismo.
Gastón Leroux viajó por varios lugares de Europa, incluidas Rusia, Africa y
Asia. Sus aventuras invariablemente eran narradas en un tono colorido,
dramático y sumamente entretenido. Gracias a ello su nombre adquirió gran celebridad.
De esta forma fue testigo de innumerables actos históricos a
comienzos de siglo, pero el cansancio y el peligro lo llevaron a convertirse en
novelista de tiempo completo. Para entonces ya se había casado y divorciado de
Marie Lefrane, además de haberse involucrado en una nueva relación con Jeanne
Gayatte, una joven asistente suya con la que finalmente se casó en 1917.
Los primeros libros de Leroux aparecieron en 1903 y fue hasta
1907 que surgió The mystery of the yellow room que obtuvo reconocimiento.
Gaston Leroux siempre fue un gran admirador de Edgar Alan Poe y Sir Arthur
Conan Doyle, además de tener influencias de Stendhal, Alejandro Dumas y Víctor
Hugo. Por lo que la aventura, romance, misterio, terror y el tema policiaco
siempre estuvieron presentes en su obra. Estos aspectos son los mismos que
Andrew Lloyd Webber maneja con gran acierto en su grandioso musical.
Con la aparición del cinematógrafo, algunas de sus historias
fueron llevadas a la pantalla. En 1911 apareció el primer fascículo de El
Fantasma de la Opera. Gastón declaró que la historia había sido inspirada por
una visita a los subterráneos de la Opera de París. En esos laberínticos
sótanos y en el misterioso lago había aún restos visibles del periodo de la
guerra franco-prusa, cuando el edificio fue ocupado como prisión.
Leroux inició su novela con la afirmación de que el Fantasma
realmente existió y revelaba cómo había encontrado evidencia en los archivos
nacionales de música. Sus dones investigadores, literarios y descriptivos habían
alcanzado la madurez. Su relato se ubica en 1880 y mezcla genialmente
entrevistas a artistas de la época con hechos narrados en forma periodística.
El primer paso de esta enigmática historia ya se había dado.
Un grupo de ansiosos lectores esperaba cada fascículo, el cual era acompañado
con imágenes del protagonista en diversas acciones. El siguiente escalón se dio
en 1925 cuando la Universal en Hollywood lo llevó a la pantalla grande y la
historia y el filme hicieron un extraordinario impacto en las masas.
Sin embargo Leroux no vivió suficiente para disfrutar de este
éxito. En 1927, a los cincuenta y nueve años de edad murió víctima de uraemia.
En 1980 su hija Madeleine declaró en una entrevista el gran humor y amabilidad
de su padre, así como las largas horas que dedicaba a escribir sentado en su
escritorio. "Es increíble el grado de turbulencia en su obra, mientras que
en público nunca tuvo una actitud hostil."
En la década de los ochenta Andrew Lloyd Webber musicalizó y
adaptó esta novela, con lo que la leyenda creció. Además de que un moderno
musical con sabor tradicional y moderno se abrió paso en la legendaria historia
del West End de Londres y Broadway en Nueva York.
El hombre que creó el Fantasma --- Peter Haining --- Septiembre de 1986
Gaston Leroux, el versátil autor francés que creó El Fantasma
de la Ópera, era un hombre que sentía una pasión inmarcesible por el teatro y
parece justo que después de años de luchar, de escribir reseñas para diarios y
de varias obras fallidas, dejara su huella en la literatura con una novela
sobre un episodio extraordinario de la historia del teatro de ópera más
importante de Francia.
Gaston Leroux, quien nació en París en 1868, es tan
interesante como su historia.
Su trabajo como reportero de investigación le permitió
investigar presuntos procedimientos ilegales en la policía y la administración
pública locales y sus implacables reportajes no sólo expusieron a varios
funcionarios corruptos, sino también su nombre como periodista.
En 1911, publicó El Fantasma de la Ópera, en cuya
introducción explica a los lectores la manera en que realizó sus indagaciones
sobre los extraños acontecimientos que ocurrieron en el famoso Teatro de la
Ópera en el decenio de 1880. La lectura que de esta novela por entregas hizo un
investigador de Universal Pictures dio inicio a la cadena de acontecimientos
que llevaron a El Fantasma de la Ópera a la pantalla por primera vez en 1925.
La novela confirma que hay más que decir de lo que se ha
dicho en las películas, pues tiene profundos fundamentos psicológicos y es
bastante más detallada. Nuestra labor consistía en encontrar una metáfora
visual para los fundamentos psicológicos de la obra.
Por último, hubo beneficios adicionales en esta aventura. El
más notable fue un viaje a París en el que visité el famoso lago en las
profundidades del Teatro de la Ópera (cinco pisos debajo del escenario) y subí
al pináculo en el techo (cinco pisos arriba), donde transcurre la escena final
del Primer Acto. No hay un camino para llegar ahí, ni pasamanos para sujetarse,
simplemente tienes que seguir a gatas a un ingeniero de ágiles pasos de la
Ópera de París. El viento está soplando, no miras hacia abajo y cuando llegas a
la cima, a horcajadas, puedes ver frente a frente a la gente que se encuentra
en lo alto de la Torre Eiffel.
"El fantasma de la Ópera existió de verdad. No era, como
se creyó por largo tiempo, una criatura producto de la imaginación de los
artistas, la superstición de los empresarios o la mente absurda e impresionable
de las jóvenes integrantes del ballet, sus madres, las acomodadoras, los
empleados del guardarropa o el portero. No, era de carne y hueso, aunque tenía
todos las características externas de un verdadero fantasma, es decir, de un
espectro". Gaston Leroux.
El fantasma de la ópera (Le Fantôme de l'Opéra) es una novela gótica de Gastón
Leroux, publicada en abril de 1910 (tras aparecer serializada en Le Gaulois de
septiembre de 1909 hasta enero de 1910). Ha sido adaptada numerosas veces al
teatro y al cine.
La obra está inspirada en hechos reales y en la novela Trilby
de George du Maurier, y combina elementos de romance, terror, drama, misterio y
tragedia. La historia trata de un ser misterioso que aterroriza la Ópera de
París para atraer la atención de una joven vocalista a la que ama.
ARGUMENTO
La novela está ambientada en el París del siglo XIX, en la
Ópera Garnier, un edificio lujoso y monumental construido sobre un lago
subterráneo entre 1857 y 1874. Los empleados afirman que la ópera está
encantada por un fantasma misterioso que provoca muchos accidentes. El fantasma
de la ópera chantajea a los dos gerentes de la ópera para que le paguen 20 000
francos al mes y le reserven una cabina privada para los conciertos, ya que él
compone todas las óperas que se presentan ahí o hace arreglos musicales.
Mientras, la joven diva Christine Daaé (aparentemente
inspirada en la diva sueca Christina Nilsson) que cree estar guiada por un
Ángel de Música supuestamente enviado por su padre, llega a un éxito repentino
en el escenario en cuanto reemplaza a la hasta entonces prima donna Carlotta,
que tuvo que ser sustituida dos veces porque cayó en una extraña enfermedad.
En esta versión de la historia, Carlotta es reemplazada
debido a que Erik, el fantasma, deja caer un telón de gran tamaño sobre
Carlotta y hace que abandone la presentación de esa noche. Christine gana los
corazones del público, incluyendo el de su amor de infancia, el vizconde Raoul
de Chagny.
El fantasma se siente celoso de la relación de Christine con
Raoul, y la invita a visitarle en su mundo debajo del edificio. Ella acepta, y
abajo en las catacumbas descubre que su ángel es en realidad un genio musical
deforme que lleva una máscara para ocultar su cara aberrante. Ella grita de
terror al contemplar su rostro verdadero, y el fantasma la encierra en su
hogar, aceptando liberarla sólo cuando ella prometa que volverá a visitarlo por
su propia voluntad.
Christine está dividida entre el amor del joven y encantador
vizconde Raoul, y su fascinación con la misteriosamente hermosa música del
fantasma. Cuando ella se da cuenta de que su ángel es el mismo fantasma de la
ópera responsable de accidentes y asesinatos, ella y Raoul deciden casarse en
secreto y escapar de París, fuera del alcance del fantasma.
El fantasma descubre su plan, y durante la interpretación de
Christine como Marguerite en la ópera Fausto de Charles Gounod, deja la ópera a
oscuras y la secuestra en pleno escenario. Abajo, en el hogar del fantasma,
tiene lugar la última confrontación, entre el fantasma, Christine y Raoul. Allí
Christine decidirá que hacer; si salvar a Raoul dándole un beso al fantasma de
la ópera o no darle el beso y que Raoul muera ahogado.
El fantasma de la ópera
El fantasma nació como el hijo de un maestro de la
albañilería, en una pequeña ciudad no muy lejos de Ruan bajo el nombre de Erik.
Escapó muy pronto de la casa de su padre, donde su cara deformada era objeto de
horror y terror para sus progenitores. Durante un tiempo, frecuentó las ferias,
dónde un dueño de un espectáculo de exposición de monstruos lo anunciaba como
el cadáver humano. Viajó alrededor de Europa y Asia con los gitanos. Allí
consiguió pericia acrobática y musical para convertirse en un genio alejado de
la norma. También se convirtió en un experto ventrílocuo.
Eventualmente, terminó como asesino de la corte e ingeniero
personal del sah de Persia y construyó para él sofisticadas trampas y
dispositivos de tortura (como el lazo de Punjab). Después de algún tiempo, Erik
construyó para el sah un magnífico palacio el cual fue provisto de las
maravillas que el fantasma desarrolló. Fue entonces cuando el sah, al notar la
magnificencia de Erik y su edificio, decidió que él sería el único en poseer un
palacio de esa categoría y tuvo miedo de que Erik pudiera construir otro para
más personas. Así pues, decidió dar muerte a Erik. Este se las arregló para
escapar y retornar a Francia.
Erik usó sus habilidades arquitectónicas y consiguió un
trabajo como uno de los arquitectos que construirán la Ópera Garnier de París.
Bajo el edificio, un lago artificial había sido creado durante la construcción
usando ocho bombas hidráulicas, porque existían problemas ya que el nivel del
agua subterránea seguía subiendo. Sin que nadie se diese cuenta, Erik construyó
un laberinto de túneles y pasillos en los niveles más bajos. Más allá del lago
subterráneo construyó un hogar para sí mismo, dónde podría vivir protegido del
resto de la gente.
Aun siendo un brillante inventor e ingeniero, Erik también
era un genio musical, y empezó a visitar la Casa de la Ópera para escuchar
óperas e interferir con el supuesto mal gusto del gerente. Al no poder enseñar
su cara en público, se caracterizó como un fantasma y usó la violencia para
chantajear a los gerentes de la ópera y atarlos a su voluntad. Explotó las
supersticiones de los empleados y su conocimiento de los pasajes secretos del
edificio, lo que le permitía llegar a cualquier parte de la ópera sin que nadie
se diese cuenta. Aterrorizaba a aquellos que se negaban a atender sus
peticiones y hasta mató gente a modo de aviso. De cualquier manera, trataba
bien a los que se comportaban de forma leal y obedecían sus órdenes (caso de
Madame Giry).
Erik es el nombre que
recibe "El Fantasma de la Opera". Desde la llegada a este mundo, Erik ya era rechazado
por su madre y por la sociedad en general. La única que lo aceptaba era su fiel
perra, Sacha. Nunca conoció el amor, o lo que era simplemente para nosotros una
palabra amable.
Esto es lo que influye en su aislamiento y su desarrollo en
el campo del arte y la música, entre otras materias. Y teniendo una gran
obsesión hacia los espejos. Siendo todavía un niño, se escapó de su casa para
unirse a una feria gitana en la que le obligaron a exhibirse como rareza
humana. Aprendió el arte de la magia, la ventriloquia y el poder de las hierbas,
estas curiosas habilidades le valieron para ser un mago reconocido.
Por esta razón el Shah de Persia le llamo a su presencia.
Para satisfacer los caprichos del Shah y su hija, invento numerosas trampas a
base de efectos ópticos e ilusiones causadas por espejos. Erik sabía demasiado
acerca de todas las trampillas secretas que el mismo había elaborado para el
Shah, y este decidió que debía morir.
Fue el llamado Persa (Nadir), quien le ayudo a fugarse para
no ser condenado. Erik se dirigió a Paris y entro al servicio de Charles
Garnier cautivado por la idea de construir la nueva ópera de París. Sus pésimas
relaciones con la sociedad, su máscara, su carácter sombrío y su atormentada
alma, le obligaron a retirarse de la vista de todos, pidiendo permiso al mismo
Garnier para instalarse en los laberintos de la Opera. Erik siguió con su
anonimato en la ópera hasta que descubrió a la corista y bailarina Christine
Daaé, la hija de un violinista famoso, y se enamora (u obsesiona) de ella.
Cristina, una joven y talentosa artista, a quien inspira
musicalmente. Este es el lado hermoso de Erick, pero al mismo tiempo tiene un
pasado turbulento e instintos asesinos, que lo llevan a aterrorizar el ambiente
del teatro de la Ópera en el cual vive, oculto en las antiguas catacumbas sobre
las cuales está asentado el teatro. Es un ser atormentado por la locura, que
aparece y desaparece fantasmagóricamente en busca de atención y de vivir sus
fantasías musicales.
Sus actuaciones de fantasma han creado un halo de
superstición en el teatro y de este se aprovecha el personaje para sentirse poderoso
y respetado.
La trama se equilibra con un enamorado del mundo real y más
cuerdo, que, sin embargo, lo arriesga todo para salvar a la heroína de la
terrible situación a que se ve sometida una vez que sucumbe al encanto de Erik.
Es importante también la presencia de Carlota, una cantante prestigiosa que se
interpone en la carrera musical de Cristina (o al contrario), convocando las
iras del fantasma.
La misteriosa atracción que Cristina sufre por Erik, en quien
percibe a un ángel de la música enviado por el espíritu de su padre, encanto
que se rompe cuando descubre el ser horroroso que se oculta detrás de la
máscara que usa el personaje.
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