El hecho de
ser hijo único no es un elemento que define por sí solo el futuro de un niño.
Su evolución, como la de cualquier otro, depende de la educación que le den sus
padres. El hijo único puede tener un desarrollo tan sano como el de un hijo con
hermanos. Algunos problemas que experimentan los niños, como la dependencia de
los padres, el consentimiento, la sobreprotección, introversión, etc, no son
sólo características de los hijos únicos. Se deben, en la mayoría de las veces,
a la manera como los padres los educan.
Hoy, entre el
20 y el 30 por ciento de las parejas tienen un sólo hijo. Son muchas las
familias que deciden tener un sólo hijo por diferentes razones. En primer
lugar, el tener sólo un hijo le da a la madre más oportunidades para trabajar
fuera de casa. En segundo, muchos padres no llegan a tener el número deseado de
dos o tres hijos debido a una ruptura anticipada matrimonial. En tercer lugar,
la infertilidad, que impide el nacimiento de más niños.
A los hijos
únicos les rodean perspectivas bastante diferentes en comparación con aquellos
criados en familias más numerosas. El tener en cuenta esto ayuda a que podamos
evaluar los aspectos positivos y los que no lo son tanto para poder ayudar al
crecimiento de los más pequeños.
Ventajas de
ser hijo único
1. Grandes
expectativas en la vida y en el amor
Como hijo
único, experimentará en primera persona lo fascinante que es el amor. No estoy
diciendo que no experimenten el mismo amor que en una familia grande, si no que
lo vivirán de forma diferente si es un hogar más pequeño.
El hecho de
ser tres miembros en una familia, dará lugar a un conexión que si se cuida,
puede llegar a no romperse nunca. Los padres se convertirán en los mejores
amigos del niño ya que son su único foco de atención, y serán los que se
preocupen más que nadie en el mundo por su salud y bienestar.
Los
progenitores le enseñarán al hijo que el amor es el aspecto más importante de
la vida, que sin él, no se puede vivir. De igual forma, tendrán grandes
expectativas puestas sobre él, ya que es el único descendiente. Esto tendrá
como resultado que el niño se oriente más hacia sus objetivos y esté más
motivado, a pesar de que no cuente con competición por parte de sus hermanos.
El estar solo
generará que el niño se sienta más querido, más cercano a sus padres, aunque
con el tiempo no compartan las vacaciones o algún fin de semana. Anhelarán sentirse queridos; ese sentimiento
de comodidad hará que demanden cariño y amor tanto por parte de su familia como
de sus amigos.
2 Apertura y
comodidad en situaciones sociales
Los hijos
únicos están acostumbrados a hablar abiertamente con sus padres y a contarles
situaciones o experiencias que no confiarían a otras personas. De la misma
forma, para los padres es complicado no conocer qué sucede en su día a día, ya
que es la única persona por que se tienen que preocupar.
Cuando estos
niños se encuentran en situaciones desagradables, no se ajustan a ellas porque
están acostumbrados a buscar consuelo, no a vivir experiencias inciertas. No
obstante, si la situación es agradable, las cosas fluyen de forma fácil; como
si estuvieran en casa.
El hogar es
un santuario para ellos, donde son amados de forma incondicional y donde pueden
acudir cuando están teniendo un mal día. Al llegar a este lugar la madre y el
padre le dan un caluroso abrazo, por lo que vuelve a sentirse en armonía, otra
vez.
3 Creencias
fuertes
Independientemente
de la personalidad el ser hijo único permite que el niño desarrolle sus propias
creencias y conozca quién es realmente, mucho antes de que lo logren niños de
familias más numerosas.
Se vuelven
más independientes y saben lo que quieren conseguir mucho antes que sus propios
amigos; saben qué necesitan y que quieren alcanzar en la vida. Confían lo
suficiente en sí mismos como para conocer sus intereses e ir hacia sus metas en
el mundo.
Inconvenientes
de ser hijo único
1. Grandes
expectativas en la vida y en el amor
Sí, este
punto puede contener su parte negativa también.
Los hijos
únicos esperan tener amor de forma continua lo que crea una imagen muy concreta
de cómo “debería ser” la vida y el amor. Sin embargo, esta imagen muchas veces
no es consistente con la realidad.
Pueden ser
fácilmente manipulados y el resto de personas pueden aprovecharse de ellos por
su perspectiva sobre el amor. Da igual si los padres del niño están divorciados
o juntos, siguen estando expuestos a este tipo de “amor” del hijo único, que es
diferente al que se encuentra en las familias con varios niños.
2 Egoísmo
Los hijos
únicos están acostumbrados al ser el centro del universo para sus padres, desde
el minuto en el que llegan al mundo. Siempre han sido el foco de todo amor, de
todo el dinero y de todos los privilegios.
Como solo hay
tres miembros en la familia, el amor solamente puede ir en dos direcciones: de
los padres al niño, y del niño a los padres. Es una vía de doble sentido que
muchas familias pueden llegar a no comprender.
No saben qué
significa compartir las cosas o ser considerado con las necesidades de los
demás. Es bastante común que los hijos únicos piensen solamente en “yo, yo y
yo”, y no es porque sean por naturaleza egoístas. Esto se debe a que no han
crecido con otro tipo de perspectiva.
3 Testarudo
Debido a que
son niños que crecen en familias muy cerradas, es difícil para ellos salir de
sus zonas de confort. No les entusiasma el tener que cambiar sus horarios, sus
estilos de vida o su perspectiva sobre algún tema o alguna persona. Como
mencioné anteriormente son niños con creencias muy concretas.
Cualquier
opinión que contradiga lo que ellos creen firmemente, hará que se molesten ya
que nadie ha desafiado sus puntos de vista, a no ser que fueran sus propios
padres. Pueden ser de mente abierta, pero la mayoría no cambiarán lo que creían
desde el principio. No hay espacio para ideas nuevas.
Si algo no
les hace felices, lo dejarán ir sin vacilación; saben qué quieren y son
conscientes de qué deben hacer para conseguirlo.
Lo positivo y lo negativo de ser hijo único
- Por un lado, para las familias supone la mitad de
preocupaciones y la mitad de gastos.
- Además es posible ocuparse mejor del hijo y darle más
oportunidades y facilidades en la vida. Existen expertos que afirman que los
hijos únicos poseen más capacidad para ser triunfadores en la vida.
- Consideran que el niño vive con una carga menor de ansiedad
pues no tiene que disputar el espacio ni la atención de sus padres. Lo que a la
vez en un inconveniente porque el niño no aprende a compartir. Todo le
pertenece.
- El problema de crecer sin hermanos es que todas las
expectativas y las exigencias familiares estarán puestas sobre él. Tal vez sea
por eso que algunos estudios señalan que un hijo único crece con ideas de
vencedor, debido a que sus padres proyectan en él sus propias ilusiones y
siempre le exigen dar lo mejor de sí mismo.
- El hijo único es el que sufrirá los miedos y equivocaciones
de sus padres. No tendrá con quien compartirlas. Y además, pueden que se
aburran un poco más que lo normal. Pero nada es tan definitivo. Tanto los hijos
únicos como los que tienen hermanos pasan por las mismas situaciones.
EL DILEMA DEL HIJO
ÚNICO
Los niños que crecen solos en su hogar son
hijos únicos y también son primogénitos y
‘ultimitos'.
|
Muchas teorías de prominentes psicólogos como Adler, Freud,
Skinner y Eysenck han explicado la importancia del orden de nacimiento en el
desarrollo de la personalidad y, por supuesto, se ha tomado mucho en cuenta al
caso específico de los hijos únicos. Sin embargo, ahora más que nunca, un alto
número de hogares cuenta con hijos únicos por diversas razones y, por eso, es
importante desmitificar algunas percepciones sin fundamento e informarse un
poco más sobre este tema, conociendo más a fondo el origen de términos como: el
síndrome del hijo único o incluso el síndrome del pequeño emperador.
Debido a que los hijos únicos no tienen hermanos con quienes
interactuar, ellos aprenden a depender de sí mismos. Sin embargo, suelen tener
ciertas dificultades en socializar a pesar de que no necesariamente su
condición de ser únicos los haga introvertidos o extrovertidos. Si bien
calificativos como: egoístas, mimados y complicados han sido con frecuencia
usados para describirlos, lo cual sugeriría que su condición es algo no
deseable, no siempre aquellas personas que no han tenido hermanos y/o hermanas
desarrollan esa clase de características.
Uno de los ejemplos usados por esta investigación fue el de
una madre, hija única que también tiene un hijo único y que ha sentido en carne
propia los prejuicios existentes. Según ella, cuando las personas le conocen y
se enteran de que no tuvo hermanos, de inmediato el comentario es: "Debes
haber sido una mimada, mandona y todo eso que los hijos únicos son...".
El mito del hijo único viene desde finales de la década del
1800 cuando G. Stanley Hall, conocido como el fundador de la psicología
infantil, determinó que ser un "hijo único", era en realidad una
peste. De allí en adelante, muchos investigadores han ido estableciendo otros
parámetros en el análisis y eso ha llevado a nuevas y más exactas apreciaciones
de la condición de ser únicos.
Así, según Susan Newman, psicóloga de la Universidad de
Rutgers y autora del libro "Parenting an Only Child" (ser padres de
un hijo único), el mito ha sido perpetuado desde entonces y por ello la gente,
en general, califica a los únicos como malcriados, agresivos, mandones,
solitarios y hasta desadaptados, "la lista de calificativos negativos es
interminable", dice la experta y añade que, por fortuna, no hay evidencia
científica de que estos estereotipos tengan asidero alguno. "Se han hecho
cientos de estudios e investigaciones que demuestran que los hijos únicos no
son diferentes a otros niños que provienen de hogares con más hijos".
Si bien un amplio número de estudios ha demostrado que no
existe diferencia en cuanto a que los hijos únicos y los que no lo son actúen
como emperadores o sean mimados y difíciles, sí hay una diferencia
significativa cuando se analiza el tema de la inteligencia. Un estudio
realizado a lo largo de 20 años ha demostrado que la educación dada por los
padres a los hijos únicos da como resultado niveles educativos más altos,
mejores notas en los exámenes y mayores niveles de logro educativo y
profesional.
Según la doctora Newman, la explicación para esta ventaja
está en que los hijos únicos cuentan con todos los recursos financieros de sus
padres con lo cual pueden tener lecciones extras o especiales en lo que fuera
necesario y, además, aprenden a ser más críticos y observadores pues existe una
interrelación más directa con los padres y reciben, sin duda, una atención
individual y personalizada al no existir otros niños en el hogar. "Esto
significa más tiempo para la lectura, más tareas escolares realizadas a tiempo
y eventualmente mejores notas en sus pruebas y exámenes", señala la
experta.
Introversión y extroversión
Se cree que el hijo único al crecer solo sin hermanos se
torna tímido e introvertido, pero la tendencia a interesarse por el mundo
interior de sus pensamientos y sensaciones o por el mundo exterior de las cosas
y las personas, no se halla determinada por esta condición.
Según las psicólogas
María Elena López y María Teresa Arango, autoras del libro ‘El hijo único', de
Grupo Editorial Norma, las características tradicionalmente asociadas con el
hijo único son un mito, pues las familias que solo tienen un hijo son
absolutamente normales y esos niños suelen tener un desarrollo tan sano como el
de un niño que tiene hermanos.
Ellas consideran que
ciertos problemas que experimentan los niños, como depender de los padres, ser
complacidos en todos sus deseos, ser sobreprotegidos e introvertidos no son
solo característicos de los hijos únicos, sino que también se pueden presentar
en familias que tienen varios hijos y que se debe más bien a la forma de educar
de los padres y de impartir la disciplina.
"Un hijo único adulto comenta que su mayor ventaja ha
sido haber desarrollado la capacidad de estar solo y entretenerse por sí mismo.
Por otro lado, el hecho de no tener hermanos con quienes pelear ni de quienes
defenderse impulsa a muchos niños únicos a asumir comportamientos más
tranquilos y a veces más maduros que los llevan a evitar conflictos",
dicen las autoras. En cuanto a la agresividad, estas psicólogas consideran que
los niños pueden aprender a comportarse de manera agresiva por imitación, si es
eso lo que ven de sus padres, de otros adultos o de sus compañeros, por tanto
un hijo único no es agresivo por ser único sino por las características del
medio que determinan tal comportamiento.
"Lo que sí es una realidad es que al estar rodeados solo
de adultos suelen entrar en la madurez prematuramente y esto les permite
desarrollar la destreza que quizá no tengan sus amigos para saber discutir con
sus padres y tener excelentes capacidades verbales, dos habilidades que le
serán de gran ayuda a la hora de aprender a negociar y conciliar con los
demás", señalan las autoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
TU COMENTARIO O SUGERENCIA NOS HARÁ CRECER