Si bien el predominio de la familia Medici, Florencia se convirtió en el centro cultural de Europa y también se convirtió en la cuna del nuevo humanismo.
Los Medici fueron, posiblemente, la familia más rica en Italia. . En el siglo 13 la familia comenzó a ganar la riqueza. Al final del siglo XIII, el aumento de la riqueza de la familia cuando uno de los miembros de la familia actuó como gonfalero (portador de un alto cargo ceremonial).
En el siglo XIV un nuevo aumento de su riqueza.
El hijo de Giovanni, Cosimo de Medici, iba a ser el verdadero fundador de la fortuna familiar. En 1434, Cosimo controlaba por el gobierno de Florencia. A los sesenta años Cosimo gobernó Florencia, pero no tenía título oficial.
Cosimo ha hecho mucho para la ciudad de Florencia. Él había gastado mucho dinero en su ciudad y su apoyo a los artistas y escultores. Las iglesias fueron construidas y muchas de las grandes bibliotecas se produjeron con los libros que había recaudado. Después de Cosimo de fallecer ganó el título de Pater Palrige (padre de su país).
Cosimo y tenía dos hijos mientras que su primer hijo, Pier, dictaminó deslizado tipo de cosas. Entonces, una vez más, el aumento de su riqueza a causa de su otro hijo llamado Lorenzo.
Lorenzo era un poeta, statsman, político, banquero, mecenas de artistas, escritor, filósofo, y que desempeñó un importante papel en la política italiana. Él había gastado parte de su tiempo escribiendo poesía y canciones de carnaval. Aunque no ocupó ningún puesto oficial, hizo muchas cosas buenas para el pueblo. Apoya a los artistas', les da educación y suministra la compra de viviendas por su trabajo. Fue realmente un hombre del Renacimiento.
FLORENCIA DE LOS MÉDICIS.
Familia italiana de banqueros y políticos que gobernó
Florencia durante cuatro siglos, también conocida por su denominación en
español, Médicis.
La primera vez que los Medici alcanzaron notoriedad en la
ciudad fue a principios del siglo XIII, como comerciantes y prestamistas y en
la década de 1260 pasaron a formar parte de la vida pública. Gracias a sus
numerosos negocios y a sus operaciones comerciales en Europa, los Medici se
convirtieron una de las familias más ricas de la Italia del siglo XV, pero
siempre respaldaron a la facción popular frente a los gobernantes aristócratas
de Florencia.
Cosme de Medici el Viejo, un político sagaz, estableció el
dominio de la familia en Florencia a partir de 1434. Su nieto, Lorenzo el
Magnífico, perfeccionó el control de los Medici y convirtió a la familia en una
de las más poderosas de la Italia renacentista. Fueron expulsados en dos
ocasiones de la ciudad por sus rivales políticos (1494-1512 y 1527-1530) y las
dos veces regresaron con ayuda de España.
Dos de los papas más destacados del renacimiento, León X y
Clemente VII, fueron miembros de la familia Medici.
El PAPA X natural de Florencia, nacido en 1475 y muerto en 1521. Su
verdadero nombre era Juan de Médicis. Era hijo de Lorenzo el Magnífico; fue
nombrado cardenal a la edad de trece años, pero no recibió las órdenes sagradas
hasta cuatro años después.
La invasión de Carlos VIII de Francia en Italia, le obligó a
abandonar Florencia y pasó a fijar su residencia en Roma, donde se captó la
amistad de Julio II. Habiendo recibido de éste el mando de Perusa, fue hecho
prisionero en Rávena recobrando la libertad cuando los franceses evacuaron el
Milanesado.
Fue elegido para
suceder a Julio II en 1513, y su pontificado es célebre por los acontecimientos
políticos y religiosos y por el impulso que dio a las artes. Hizo la paz con
Luis XII de Francia. Intentó, aunque en vano, por medio de hábiles
negociaciones dar a príncipes de su familia los reinos de Nápoles y de Toscana,
y permanecer neutral.
Terminó el concilio de Letrán concluyendo con Francisco I en
1516 el famoso concordato que ha regido a la Iglesia de Francia por espacio de
tres siglos. Mandó predicar en toda la cristiandad indulgencias que vendió a
muy alto precio, primero con el fin de costear una cruzada contra los turcos y
luego con el de acabar la basílica de San Pedro.
EL PERDÓN PARA LOS PECADORES: En la Roma del Renacimiento y
en la Iglesia Católica, todo estaba a la venta, y sólo era cuestión de disponer
del dinero necesario para poder pagar el precio adecuado, los perdones
otorgados u constituían una excepción.
Fue el papa León X —hombre organizado por demás— quien ideó y
difundió las tarifas para ir al cielo, la Taxa Camarae, por demás claro en
términos de cuánto había que pagar en cada caso particular para ser perdonado.
Como se podrá apreciar, todo pecado/delito tenía su precio estipulado y no había
crimen que no pudiese ser perdonado a cambio de ser generoso con las arcas
papales.
Desde el asesinato (único o múltiple) hasta el incesto,
pasando por la licencia para poner puestos de venta en los pórticos de las
iglesias —recordaría León X que Cristo echó a los mercaderes del templo?— todo
tenía un importe que, pagado, declaraba abierto el cielo a pesar de los hechos
perpetrados.
La Taxa Camarae es una tarifa promulgada, en el año 1517, por el papa León X
(1513-1521) con el fin de vender indulgencias, eso es perdonar las culpas, a
todos cuantos pudiesen pagar unas buenas libras al pontífice. Como verá no
había delito, por horrible que fuese, que no pudiese ser perdonado a cambio de
dinero. León X declaró abierto el cielo para quienes, clérigos o laicos,
hubiesen violado a niños y adultos, asesinado a uno o a varios, estafado a sus
acreedores, abortado… pero tuviesen a bien el ser generosos con las arcas
papales.
LA TAXA CAMARAE Creemos que así como en el caso del ya
mencionado Alejandro VI o de Sixto V, fue y será necesario dar cuenta de, al
menos, parte de su vida para retratarlo de manera cabal, para este prelado,
basta con enumerar los treinta y cinco artículos por él ideados para la Taxa
Camarae, para dar una idea por demás acabada de lo que era el papado en ese
momento.
Dando lugar con este abuso a las famosas disputas que
produjeron la reforma; excomulgó a Lutero en 1520, pero no pudo sofocar la
herejía que se extendió por toda Alemania. Nombró de una sola vez a 31
cardenales, entre los que se encontraba Adriano VI, el Papa reformador que le
sucedió. Algunos autores aseguran que murió envenenado.
Su pontificado se
ilustró por el progreso de las letras y las artes de tal modo que se llamó a
aquel siglo el Siglo de León X. En él florecieron Ariosto, Berni, Accolti,
Alamanni, Fracastor, Sannazaro, Vida, Bembo, Maquiavelo, Guichardin, Sadoleto,
Miguel Ángel, Rafael, Andrés del Sarto, Julio Romano, etc
Muere en Roma, el 1 de diciembre de 1521. La causa de su
muerte parece que debe buscarse en el veneno que le habría administrado su
copero Bernabé Malaspina, el cual fue detenido. El ceremoniero pontificio Paris
de Grassis pidió a los médicos que practicaran la autopsia al cuerpo del papa
Medici, pero no se le hizo.
Ya en 1517, León X había sido objeto de un intento de
envenenamiento. La conjura, en la que se hallaban implicados al menos cinco
cardenales, fue descubierta al interceptarse una carta del cardenal Petrucci,
el cabecilla, a su secretario Nini. Resultó que se había corrompido a Pietro
Vercelli, médico del Papa, para que emponzoñase el medicamento con que le
trataba de una molesta fístula.
F I R E N Z E - FLORENCIA
Está situada a 50 m. de altitud, es la capital de la Toscana, a orillas del río Arno. Se encuentra entre Bolonia y Siena (66 Km.), a 255 Km. de Milán, 300 Km. de Venecia, y a 267 Km. de Roma. Es la ciudad que dio a Italia su propio idioma y cuna del Renacimiento. A sus habitantes se les denomina florentinos.
Tras ser poblada por los etruscos en la colonia Fiésole, los romanos formaron el típico campamento romano.
Tras la caída del Imperio, fueron los lombardos quienes la controlaron en la Alta Edad Media, por mediación del Marqués de Toscana.
Fue ciudad libre desde 1145 hasta 1434, que quedó bajo el poder de los Médici. En el S.XV la producción artística tuvo su punto culminante en la Florencia del Quattrocento. En 1512 fue conquistada por los españoles. Durante siglos luchó por su independencia, hasta que en 1861 nace el estado italiano
El renacimiento vive su máximo esplendor en la ciudad de Florencia durante el siglo XV. Como nunca antes, durante este período, al hombre se le consideró como el centro del universo y se le rinde homenaje como artífice y constructor de su propio destino.
La nueva concepción renacentista del mundo, ubica al hombre como genio creador de belleza, y venera toda su potencialidad como una creatura excepcional dentro del universo. La ciudad de Florencia, ya famosa por su producción textil y como centro mercantil y bancario, se encuentra durante este período en una verdadera “Edad de oro” y las artes florecen en toda su magnitud.
Estamos frente a la más grande revolución de las artes, esta ciudad cuna del Renacimiento, concentra una enorme cantidad de hombres que hacen avanzar a la sociedad en términos artísticos, científicos, literarios y técnicos.
Los artistas, que ahora incorporan conocimientos científicos en sus obras, alcanzan enormes estatus y reconocimiento. Todas las familias nobles y poderosas de Italia encargan suntuosas obras de arte para demostrar su cultura y refinamiento. Entre todas, destacan la familia de los Médeci que conquistan el poder en 1434.
Lorenzo de Médeci, (1449 – 1492) denominado también “el magnífico” accede al gobierno de la ciudad a partir de los 20 años y su vida transcurre durante la cúspide del Renacimiento Italiano. Como diplomático, banquero y mecenas del arte.
Lorenzo es considerado un verdadero “padrino del renacimiento” apoyando a artistas como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Sandro Botticelli.
En Florencia, mientras
tanto, ocupó el poder Lorenzo II (1492-1519), hijo de Pedro II. Gobernó
nominalmente dirigido por su tío, el papa León X (que en 1516 le hizo duque de
Urbino). De su matrimonio con una aristócrata francesa nació Catalina
(1519-89), que habría de ser reina de Francia por su matrimonio con Enrique II.
Hipólito (Ippolito, 1511-35), hijo natural de Julián, fue hecho cardenal por su
tío Clemente VII, que le empleó para dirigir la política florentina en su
nombre.
Probablemente murió envenenado por su pariente Alejandro (Alessandro,
1510-37), hijo natural de Lorenzo II o quizá del cardenal Julio de Médicis. Fue
impuesto en el poder en 1530 por las armas de Carlos V, que en aquel momento
controlaban Italia. El emperador hizo a Alejandro duque de Florencia (1532),
con lo que los Médicis quedaron convertidos en dinastía ducal de una monarquía
hereditaria. Alejandro ejerció un poder tiránico que causó gran descontento en
la ciudad. Sus habitantes enviaron a Hipólito de Médicis a plantear sus quejas
ante Carlos V, pero el enviado murió durante el viaje, seguramente envenenado
por Alejandro.
Éste moriría también -extinguiéndose la rama principal de los
Médicis- a manos de un miembro de la rama secundaria de la familia, Lorenzino o
Lorenzaccio (1514-48). Éste era un escritor de la corte de Alejandro, a quien
decidió asesinar imbuido de ideales republicanos. Para su decepción, la muerte
del tirano no dio paso a un régimen de libertades, sino a la sucesión en el
Ducado de otro Médicis de esta rama, Cosme I (Cosimo, 1519-74), en 1537. Once
años después, Cosme haría asesinar, a su vez, a Lorenzino.
Cosme fue otro tirano como Alejandro, protegido como él por
Carlos V. Bajo su principado alcanzó Florencia el apogeo de su poder en Italia,
conquistando Lucca y Siena. En 1569 esta ampliación territorial fue sancionada
por la coronación de Cosme como gran duque de Toscana por el papa Pío V. Inició
además una política de limpieza del Mediterráneo de piratas berberiscos, que
continuarían sus sucesores.
Le sucedió su hijo Francisco María (Francesco Maria,
1541-87), que continuó la línea de gobierno despótico y aliado de España. Su
hija María (1573-1642) llegaría a ser reina de Francia por su matrimonio con
Enrique IV y regente durante la minoría de edad de Luis XIII.
Francisco María murió probablemente envenenado por su
hermano, el cardenal Fernando I (Ferdinando, 1549-1609). Al suceder a su hermano
en la Corona ducal (1587) abandonó el capelo cardenalicio y contrajo
matrimonio. Con él se inició la protección de los Médicis a Galileo, que
continuarían sus sucesores. Cambió la orientación política de Toscana,
alineándola con la Francia de Enrique IV contra la España de Felipe II y Felipe
III (de hecho, fue él quien casó en 1601 a su sobrina María con el rey
francés). Sin embargo, cuando Francia hizo la paz con el duque de Saboya,
Fernando volvió a aliarse con Felipe III para hacer frente a su enemigo
italiano.
Le sucedieron su hijo Cosme II (1590-1621), su nieto Fernando
II (1610-70), su bisnieto Cosme III (1642-1723) y su tataranieto Juan Gastón
(1671-1737), bajo los cuales tuvo lugar la decadencia de la dinastía. El último
de los mencionados no tuvo descendientes varones, con lo que se extinguió el
linaje de los Médicis, dejando Toscana a merced de los intereses diplomáticos
de las grandes potencias. Por el Tratado de Viena (1735) la Corona ducal de
Toscana fue otorgada al duque de Lorena, esposo de María Teresa de Austria, que
más tarde sería emperador con el nombre de Francisco I.
VER: Los Medici, Padrinos del Renacimiento - Poder contra verdad, IV
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