La hiperinflación es una subida descontrolada de los precios de una economía. Cuando la inflación se acentúa y se sitúa fuera de control, se alcanza una situación en la que los precios de un país pierden su valor real.
Generalmente se suele considerar hiperinflación cuando la inflación aumenta en tres dígitos anuales, es decir, más de 100%.
De este modo, la hiperinflación provoca una situación que puede alcanzar lo surrealista y que, además, produce una reducción de la riqueza y pérdida muy notable del poder adquisitivo de los ciudadanos de un país.
Generalmente se suele considerar hiperinflación cuando la inflación aumenta en tres dígitos anuales, es decir, más de 100%.
De este modo, la hiperinflación provoca una situación que puede alcanzar lo surrealista y que, además, produce una reducción de la riqueza y pérdida muy notable del poder adquisitivo de los ciudadanos de un país.
Este fenómeno inflacionario puede ser provocado generalmente por la creación desenfrenada de dinero tras una política monetaria expansiva muy agresiva o al darse una repentina pérdida de valor de la economía. Se trata de un tipo de inflación tan extrema que pueden darse incluso subidas de precios de hasta un millón por ciento anual.
Aunque no existe una definición única, la mayoría de los
economistas coinciden que cuando se habla de hiperinflación, cuando los precios
aumentan al 100%, 200%, 300% anual.
Veamos, por ejemplo, una economía del 300% anual. Eso
significa que al comienzo del año yo podía comprar con $ 3000, tres productos
de $ 1000, al final del año podré comprar un producto porque su precio sea
triplicado.
La inflación afecta hasta los aspectos más básicos del
funcionamiento de una economía. La simple decisión de pedir prestado, para
comprar una casa se puede convertir en un acto de consecuencias impredecibles.
Si las cuotas de pago en la compra de una casa, están atados
a los aumentos de los precios, la hiperinflación terminará disparando los pagos
del que se endeudó. En esos casos quienes más terminan perdiendo, son aquellos
que tienen que pagar sus cuotas variables, pero tienen sus ingresos fijos. Como
es el caso de los asalariados.
Una característica de la hiperinflación es su duración, ya que suele desarrollarse en periodos de tiempo cortos. Es decir, momentos puntuales de un ciclo económico. Históricamente, suele producirse en épocas de guerra de países por el gasto elevado que provoca el conflicto, en crisis políticas y graves momentos de depresión económica.
Argentina en el año 1989, la inflación alcanzó al 12.000% anual. Esto significa que si un producto al iniciar el año costaba $ 100 al final del año ya superaba los $ 12.000.
Una característica de la hiperinflación es su duración, ya que suele desarrollarse en periodos de tiempo cortos. Es decir, momentos puntuales de un ciclo económico. Históricamente, suele producirse en épocas de guerra de países por el gasto elevado que provoca el conflicto, en crisis políticas y graves momentos de depresión económica.
Cualquiera diría esa es una situación demasiado extrema para
presentarse en la realidad. Pero en la historia, tiene muchos casos, por
ejemplo... La hiperinflación que se vivió en Alemania, después de la primera
guerra mundial.
Los países de la historia, han sufrido de hiperinflación:
1. Hungría, 1946
Tasa de inflación diaria: 207%
Los precios se duplicaban cada: 15 horas
En julio de 1946, la inflación en Hungría alcanzó un nivel
impactante: 41,9% trillones. Es el peor caso de hiperinflación que haya quedado
registrado.
Los precios se duplicaban cada 15 horas. El valor del dinero
que los húngaros tenían en la cartera cada mañana quedaba reducido a la mitad
por la noche, sin importar cuánto fuera. El billete más alto era de 100
trillones de pengos.
La Segunda Guerra Mundial había borrado el 40% de la riqueza
de Hungría; el 80% de su capital, Budapest, estaba destruida; las vías férreas
y las carreteras habían sido bombardeadas y el gobierno tuvo que pagar una
indemnización millonaria después del conflicto.
El país realizó varios intentos de reanimar la divisa que
llevaron a que los ciudadanos dejaran de referirse a los billetes según su
valor y pasaran a diferenciarlos por su color.
El 1 de agosto de 1946, el gobierno adoptó un programa de
estabilización radical que incluyó una reforma tributaria drástica, la
recuperación de las reservas de oro que habían sido trasladadas al extranjero y
la introducción de una nueva moneda, el florín húngaro, respaldado por sus
reservas de oro y divisas extranjeras.
El florín se estrenó con un valor de 400.000 cuatrillones de
pengos cada uno.
2. Zimbabue, 2008
Tasa de inflación diaria: 98%
Los precios se duplicaban cada: 25 horas
Tras aplicar a finales de los 90 una reforma agraria polémica
que incluía la expropiación de tierras que pertenecían a hacendados blancos,
Zimbabue sufrió un agudo declive agrícola.
La situación empeoró debido a una costosa intervención en la
Guerra del Congo en 1998 y a los efectos de las sanciones que Estados Unidos y
la Unión Europea le impusieron en 2002 al gobierno del entonces presidente
Robert Mugabe.
En los años siguientes, los precios empezaron a subir. En
noviembre de 2008, la inflación había alcanzado una tasa mensual de
79.000.000.000%.
Las tiendas incrementaban los precios varias veces al día.
Esta caída económica se tradujo para la población en frecuentes recortes de
agua y energía, colas en los bancos y gasolineras, y una grave escasez de
comida en los supermercados.
Muchos cruzaban la frontera a Sudáfrica o Botsuana para
comprar bienes de primera necesidad y el dólar estadounidense y el rand
sudafricano se convirtieron en divisas de facto.
En 2009, el Banco de la Reserva de Zimbabue dejó de usar la
moneda nacional y adoptó la estadounidense y la sudafricana.
3. República Federal de
Yugoslavia, 1994
Tasa de inflación diaria: 65%
Los precios se duplicaban cada: 34 horas
Yugoslavia era un país formado tras la Primera Guerra Mundial
por la unión de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia y
Eslovenia.
La crisis económica y política de la década de 1980 degeneró
en guerras que acabaron dividiendo este Estado de vuelta a las naciones
originarias. En 1992, solo Serbia y Montenegro quedaban unidas en la República
federal de Yugoslavia.
Drenado por el conflicto y la pérdida de mercado interno, el
gobierno empezó a imprimir dinero para llenar sus arcas. El gasto público
descontrolado, la ineficiencia, la corrupción y las sanciones de Naciones
Unidas en 1992 y 1993 empeoraron el problema.
A inicios de 1994, los precios subían un 313% millones al
mes. La gente se apresuraba a gastar su dinero en cuanto recibían sus salarios;
muchos en Serbia compraban sus suministros en la vecina Hungría. Desanimados
por varios intentos de control de los precios, los agricultores paralizaron la
producción.
El comercio en el mercado negro de marcos alemanes y dólares
estadounidenses despegó.
Como forma de detener el descontento social y negociar el
final de las sanciones de Naciones Unidas, el líder serbio Slobodan Milosevic,
aceptó finalmente adoptar una nueva moneda -el nuevo dinar-, sustentada en las
reservas de oro y divisas fuertes.
4. Alemania 1923
Tasa de inflación diaria: 21%
Los precios se duplicaban cada 3 días, 17 horas
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-18), Alemania se quedó
con grandes deudas y costes de reparación. El gobierno empezó a imprimir moneda
en la divisa nacional, el marco, para comprar monedas fuertes y pagar las
deudas.
A medida que se imprimían nuevos marcos, estos iban perdiendo
valor. Pero lo peor de la crisis se produjo cuando Alemania no realizó los
pagos que debía en 1923, lo que provocó la ocupación del valle del Ruhr -el
corazón industrial alemán-por parte de las tropas francesas y belgas para
exigir el pago en activos fuertes.
Esto provocó huelgas y detuvo la producción.
En octubre de 1923, la inflación se había disparado hasta el
29.500% mensual, con los precios duplicándose cada 3 o 4 días. Una rebanada de
pan, que costaba 250 marcos en enero de ese año, subía hasta los 200.000
millones de marcos en noviembre.
La gente recogía sus salarios en maletas.
Historias anecdóticas sobre la crisis ilustran el drama: una
persona dejó su maleta desatendida y cuando volvió se encontró con que le
habían robado la maleta, pero no el dinero, mientras queun padre viajó a Berlín
a comprar un par de zapatos y cuando llegó allí solo se podía permitir una taza
de café y el billete de vuelta a casa en autobús.
Más tarde ese año, el gobierno introdujo una nueva moneda, el
"marco seguro" o rentenmark, sustentado con las tierras agrarias. Los
precios se estabilizaron y posteriormente los acreedores de Alemania acordaron
reestructurar los pagos de la guerra.
La pérdida de valor fue tan grande, que su relación frente al
dólar paso de 4,2 marcos por dólar en 1914. A 4,2 billones de marcos en 1923. La moneda perdía
su valor tan rápidamente. Que lo trabajadores iban a cobrar su salario a fin de
mes, con carretillas para poder transportar los billetes.
5. Grecia 1944
Tasa de inflación diaria: 18%
Los precios se duplicaban cada 4 días, 6 horas
La economía griega sufrió mucho durante la ocupación por
parte de los países del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Ya había sentido el
impacto de varios ataques a finales de 1940, que se convirtieron en abrumadores
en la primavera de 1941.
Los ocupantes se llevaron materias primas, ganado y
alimentos, y el gobierno títere fue obligado a asumir los costes de la
ocupación.
Una caída de la producción agrícola provocó una escasez
severa de alimentos en las principales ciudades y un periodo conocido como la
Gran Hambruna.
Los decrecientes ingresos impositivos contribuyeron al
aumento de la inflación, que alcanzó el pico del 13.800% al mes en noviembre de
1944.
Aunque los aumentos de precios no eran tan intensos como en
la Hungría o Alemania de postguerra, los esfuerzos de estabilización de Grecia
duraron más.
Tras la liberación del país, en octubre de 1944, el gobierno
hizo tres intentos a lo largo de 18 meses antes de lograr cierta estabilidad a
través de una reforma fiscal, préstamos y la introducción de una nueva moneda.
En América Latina, también hubo casos muy graves, como los
que se presentaron en Perú, Brasil, Argentina hace unas cuantas décadas.
Venezuela vive uno de los peores episodios de hiperinflación
registrados en todo el planeta desde la Segunda Guerra Mundial.
Los precios alcanzaron un nuevo máximo en agosto 2018, por
encima del 65.000% anual, según Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada de
la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), y uno de los
mayores expertos en hiperinflación.
Hanke es uno de los autores de la "Tabla de
Hiperinflación Mundial", a la que el país sudamericano ingresó en
noviembre de 2016. Entonces, los precios subían a un ritmo mensual del 219% y
se duplicaban cada 18 días.
La situación, sin embargo, empeoró todavía más y, en un
contexto de grave escasez de comida y medicina, los ciudadanos se vieron
forzados a usar pilas de billetes para pagar sus necesidades básicas y diarias.
Y la introducción de una nueva moneda, el bolívar soberano,
que le quitó 5 ceros a su antecesor, el bolívar fuerte, no ha solucionado el
problema hiperinflacionario.
Argentina en el año 1989, la inflación alcanzó al 12.000% anual. Esto significa que si un producto al iniciar el año costaba $ 100 al final del año ya superaba los $ 12.000.
Pero ¿cómo se puede dar un fenómeno tan delicado como este?
Para que se dé una condición de hiperinflación se requieren
tres condiciones:
- - Existencia
de una inflación inicial.
- - Causas
persistentes
- - Puja
(subasta) ente los distintos agentes económicos, para poder tratar de mantener
su poder adquisitivo. De esta manera se produce un espiral inflacionario.
Supongamos el caso de un país que sufre un severo factor
climático que echa a perder las cosechas y hace que aumenten los precios de los
alimentos. En la medida que se mantenga esa situación extrema; escasez de
alimentos con aumento persistentes de los precios, se producirá, una puja entre
los agentes económicos, que detonará una espiral inflacionaria.
En la medida que se mantenga el aumento de los precios, los
clientes de los supermercados verán, que ya no les alcanza para comprar lo que
necesitan (pérdida del poder adquisitivo) y pedirán un reajuste salarial. Si el poder negociador de los trabajadores es
muy grande, los empresarios aumentarán los salarios. Lo que les elevarán sus
costos laborales y tarde o temprano, elevarán los precios de sus productos,
para tratar que no se vean afectadas sus ganancias.
Ese aumento de los precios de los productos volverá a reducir
el poder adquisitivo de los trabajadores quienes una vez más presionarán por un
aumento salarial, que en caso de concretarse seguirán repitiendo una y otra vez,
el mismo proceso de produciendo y acelerando el aumento de precios, que
constituyen la Hiperinflación.
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