Desde el viernes 18 de octubre del
2019, los habitantes de Santiago iniciaron manifestaciones masivas por cuenta
del aumento del pasaje del metro por cerca de 30 pesos, lo que dejó el precio
máximo del pasaje en 1,19 dólares aproximadamente.
El aumento para el alza del pasaje,
según expertos, se dio bajo el argumento del alza en el precio del dólar y el
petróleo. Los manifestantes rechazaron un aumento del pasaje en metro mientras
el salario mínimo se mantiene en cerca de 420 dólares, por lo que mensualmente
implicaría un gasto de 47 dólares solo en transporte.
El sábado 19 de octubre, el
presidente Sebastián Piñera anunció que retiraría el aumento del pasaje del
metro. Sin embargo, las protestas continuaron.
El mandatario le habló a su país,
pidió perdón y anunció un aumento en las pensiones, la creación de un ingreso
mínimo garantizado y de un mecanismo para estabilizar los precios de la luz.
“Es verdad que los problemas no se
han producido en los últimos días, se venían acumulando hacia décadas. Es
verdad también que los distintos gobiernos no fueron y no fuimos capaces de
reconocer esta situación en toda su magnitud. Esta situación de inequidad, de
abuso, ya ha significado una expresión genuina y autentica de millones y
millones de chilenos.
Reconozco esta falta de visión y le
pido perdón a mis compatriotas”, dijo.
El caos que sacude a Chile durante
esta semana, tras un modesto aumento en las tarifas del metro. Los problemas
específicos varían en todo América, pero la oleada de protestas, vandalismo y
saqueo muestra que la furia es una aflicción de la igualdad de oportunidades.
La cólera en Santiago, Valparaíso,
Antofagasta, Calama, Concepción, Rancagua, Punta Arenas y estas ciudades y
otras, hogares de las mejores universidades, sistemas de transporte decentes y
la calidad de vida más alta. Alzaron su voz por un cambio social y estructural
en su país. Un nuevo Chile, con bienestar económico, social y personal.
Solución: Los gobernantes deben
bajar de sus laureles y atinar.
Los chilenos quieren más que ser
los más afortunados de un grupo o un lugar para reuniones globales.
Los chilenos tienen motivos para
estar insatisfechos. Pese a un crecimiento deslucido, el producto interno bruto
probablemente se expandirá 2,5% este año y 3% en 2020, muy por encima del
promedio regional. La inflación es baja y el desempleo no se ha disparado.
El culpable probable tampoco son
las diferencias cada vez mayores, como sugieren algunos. La desigualdad de
ingresos en Chile, aunque permanece alta para estándares de los países miembro
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, ha estado
disminuyendo durante varios años. La pobreza también sigue cayendo.
¿Y la corrupción? Aunque
difícilmente exento del soborno y el fraude, los escándalos chilenos parecen
modestos en comparación con los que han generado rechazo en Argentina, Brasil,
Ecuador y Perú. Chile es la única economía importante de Sudamérica en escapar
de la maldición de Odebrecht SA, la gigante contratista brasileña que convirtió
los sobornos en una forma de arte latinoamericana.
Sin duda, la democracia chilena
tiene fallas, y algunas de sus reformas se han quedado cortas. No obstante, los
chilenos son los segundos más optimistas en Latinoamérica por su progreso
social, por detrás de los bolivianos, y lideran la región en percepciones de
bienestar económico. Solo 16% se considera en una mala posición económica.
Los chilenos tampoco comparten el
pesimismo de sus vecinos más malhumorados por la democracia representativa.
Casi seis de casi 10 chilenos (58%) aseguran apoyar la democracia, en
comparación con el promedio latinoamericano de menos de la mitad (48%). Solo
15% dice que la democracia le es indiferente respecto a otras formas de
gobierno. Pese al escándalo en la plaza pública, el país ocupa el lugar 26
entre los 156 países más satisfechos en el último Informe de Felicidad Global
de Gallup.
Entonces, si no es la corrupción, ni una
economía apagada, ni una brecha cada vez más amplia entre la riqueza y la
pobreza, ¿qué salió tan mal para que miles de personas salieran desbocadas a
las calles, de modo que el presidente Sebastián Piñera tuviera que declarar un
estado de emergencia?
Es aquí donde los problemas de
Chile se unen los del resto de la región. De Quito a Santiago, de La Paz a
Buenos Aires, los líderes parecen haber quedado rezagados de la sociedad, la
cual quiere alivio oportuno para las humillaciones cotidianas y ganancias más
apropiadas que las que pueden ofrecer las reformas bien intencionadas.
Aunque a Chile le va bien bajo
muchas métricas oficiales, los números no lo dicen todo. "Chile ha
mejorado las condiciones de vida en general y ha reducido la pobreza, pero los
promedios también esconden cosas.
Persiste la sensación de que dos
Chile coexisten con un contraste notorio.
Los chilenos pueden estar cansados
de oír que son los mejores entre los peores. El sistema educativo de Chile es
una belleza latinoamericana, pero el peor de la OCDE, cuyos logros Chile aún no
ha logrado imitar. La innovación y la productividad tampoco llegan a
impresionar. La convulsión social que está viviendo Chile y que se ha
transformado en protestas violentas en las calles del país, sobre todo en la
capital, ha generado una gran sorpresa a nivel internacional. Pero ¿quiénes son
los que se manifiestan?
Muchos chilenos dicen sentirse
"abusados" por un modelo económico que no cumple con los estándares
de una sociedad "justa".
Pero ¿cuáles son estas "deudas
sociales" por las que reclama parte de la sociedad chilena?
1. El sistema de pensiones
El sistema de pensiones que
actualmente rige en el país—creado en 1982. Es un mecanismo provisional
chileno, suministrado por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que
son instituciones financieras privadas que se encargan de administrar los
fondos de cuentas individuales de ahorros para pensiones.
Se basa en que cada persona ahorra
una parte de sus ingresos para sostener una pensión al momento de su
jubilación.
Pero este sistema no ha cumplido
con las expectativas de los chilenos. El modelo no es capaz de entregar
"pensiones dignas", y que ha colaborado con la concentración de la
riqueza y con la desigualdad del ingreso.
2. Salud y desprotección
El sistema de salud chileno está
compuesto por un modelo de atención mixto. Por una parte, está el seguro
público denominado FONASA (Fondo Nacional de Salud) y, por otra, uno privado
llamado ISAPRE (Instituciones de Salud Previsional).
FONASA alcanzan el 80%, mientras
que las que tienen acceso al sistema privado de ISAPRE representan menos del
20%. Y, aunque el seguro público ha mostrado mejoras en los últimos años, aún
tiene muchos asuntos pendientes.
Entre ellos, la ausencia de
hospitales y especialistas, la atención primaria de salud para prevenir
enfermedades y la necesidad de reducir las listas de espera que, durante los
últimos años, ha aumentado a casi dos millones de personas.
Por su parte, en las Isapres los
reclamos tienen que ver con el alza de precios de los planes de salud, la baja
cobertura, las preexistencias y el acceso restringido a centros de salud.
La gente en salud está muy desprotegida.
Aunque en Chile se han inyectado muchos recursos para mejorar la salud, los resultados no son los mejores.
Esto pasa porque los pabellones no son utilizados todo el día, porque las listas de espera aumentan y por un tema de gestión, faltan y no se controlan bien los insumos, etc.
3. Transporte público: un problema sin resolverse
La red de transporte "transantiago". Se creó hace 12 años con la promesa inicial de ser un transporte público de calidad, sustentable y sin subsidios estatales. Pero, en definitiva, el "transantiago" tenía problemas de planificación, diseño e implementación, generando un colapso total del transporte público.
Y las culpas políticas de un lado a otro entre los gobiernos de los expresidentes Michelle Bachelet —que puso en marcha el plan—, y el de Ricardo Lagos —que lo creó— no cesaron.
A pesar de varias reestructuraciones, reasignación de recorridos, medidas de contingencia e inyecciones millonarias de inversión a lo largo de estos 12 años, la red de transporte no ha logrado responder de manera eficiente al gran flujo de personas que viaja diariamente dentro de la ciudad.
Largas esperas para abordar buses y el metro, sumado a demoras en los viajes, forman parte de los problemas a los que se enfrenta buena parte de la población.
Su precio es caro: de un total de 56 países alrededor del mundo, el de Chile es el noveno transporte más caro en función del ingreso medio de sus habitantes.
Hoy, el sistema sigue generando déficit (3.000 millones de pesos en 2018) y sus índices de evasión continúan siendo altos: en el segundo trimestre de este año, el porcentaje de evasión fue de un 25,7%.
Esto explica, en parte, por qué hubo tanto descontento social cuando la administración de Piñera decidió aumentar la tarifa en 30 pesos.
4. Privatización del agua
Otra de las políticas que genera cuestionamiento entre varios chilenos es el Código de Aguas.
El modelo de gestión —que fue establecido en 1981— genera polémica en el país sudamericano pues sus críticos dicen que, si bien reconoce el agua como un bien nacional de uso público, establece que los particulares (o privados) puedan constituir sobre las aguas derechos de aprovechamiento de carácter perpetuo.
Además, se alega que es un sistema "absolutamente privado". Públicamente que en Chile no hay sequía sino "saqueo", los privados hacen un "aprovechamiento" del agua de tal forma que termina por desabastecer al resto de la población.
La única forma de solucionar este problema es hacer una reforma a la Constitución Política, derogando el artículo 19 numeral 24, que es el que consagra la propiedad privada.
5. Educación y la movilidad social
La demanda por una mejor educación explotó en 2006 con la famosa "revolución pingüina", cuando estudiantes secundarios salieron a las calles a exigir mejoras en esta materia.
Y aunque este petitorio está hoy pasando por un momento de poco protagonismo —en parte gracias a que se logró la gratuidad en la educación superior para el 60% de la población chilena—, la verdad es que expertos coinciden en que aún hay mucho por mejorar en cuanto a la educación en el país.
De esta manera, la educación sigue siendo, para muchos, una piedra de tope para avanzar hacia una mejor calidad de vida.
6. Abusos y corrupción
Colusiones entre empresas para fijar precios de sus productos, evasión de impuestos de grandes compañías y el destape de la corrupción en diversas instituciones son parte de los escándalos que se han apoderado de la portada de los diarios chilenos en los últimos años.
Respecto a la colusión, uno de los casos que generó mayor impacto fue el de las farmacias en 2008.
Según una investigación realizada por la Fiscalía Nacional Económica, tres grandes cadenas —Farmacias Ahumada (FASA), Cruz Verde y Salcobrand— se habían puesto de acuerdo en alzas concertadas en los precios de al menos 222 medicamentos, preferentemente para tratar enfermedades crónicas.
Lo mismo sucedió en el caso del papel higiénico, donde dos grandes empresas que controlaban la industria —Papeles Industriales (PISA) y CMPC Tissue— se pusieron de acuerdo para fijar el precio de este producto por más de una década en supermercados, farmacias y cadenas mayoristas.
De acuerdo con la investigación, con esta maniobra las empresas ganaron alrededor de US$23 millones cada una.
Tanto la colusión de las farmacias como la del papel higiénico impactó profundamente a la sociedad chilena, pues ambos productos son servicios básicos.
A estos abusos, se suman los casos de corrupción en la política que marcaron la agenda entre 2014 y 2017.
La lista de corrupción siguió en 2018 con el Ejército de Chile, donde se procesó a diversas autoridades por malversación de fondos públicos. Poco tiempo después salió a la luz un fraude en Carabineros, la fuerza policial chilena.
Y así, los empresarios, la clase política, el ejército y Carabineros son algunas de las instituciones que han sido fuertemente cuestionadas en Chile en un período de tiempo no demasiado grande. Y como es de esperar, esto provocó un gran malestar entre la gente.
Estamos en una fase de descrédito acelerada de la política y de las instituciones en general. finalmente lo que incubas es un problema de legitimidad de aquellos que te gobiernan. Hoy casi el 80% de las personas dice que la administración del Estado es "corrupta o muy corrupta".
En Chile, existe una sensación de impunidad muy grande, la población tiene la sensación es que el que es rico y roba, finalmente no paga.
Sí se ha instalado un discurso del abuso, sobre la base de muchas consignas. Tanto la izquierda como sectores de derecha se han subido a un discurso que genera ruptura. Se busca deslegitimizar a las instituciones.
Sea como fuere, tras los días más violentos desde el retorno a la democracia en Chile, la sensación es amarga. Y, mientras no se aborden parte de estas "deudas sociales", los expertos coinciden en que será difícil calmar la "furia" de los ciudadanos.
En un informe reciente, la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE) dijo que la calidad de vida ha mejorado para los
chilenos en las últimas décadas y que la disminución de la tasa de pobreza es
mejor que la de Estados Unidos.
Pero hay un abismo entre el 10% más rico y el 10% más pobre
de su población. Según la OCDE, casi un tercio de los trabajadores chilenos
están empleados en trabajos informales o no permanentes, y uno de cada dos
chilenos tiene poca alfabetización.
Muchos chilenos dijeron que están frustrados con el aumento
de los costos de vida, los bajos salarios y lo que ven es un sistema de
pensiones inadecuado.
Región Metropolitana - Viernes 25 octubre de 2019 - "La marcha más grande de Chile".
Esta movilización se da a una semana que desde que inició el
estallido social de manera nacional, que ha incluido que varias regiones del
país se encuentren en estado de emergencia y con toques de queda durante las
noches. Una manifestación pacífica.
¿CUÁNTO
LE CUESTA LA CRISIS A CHILE?
El mes de manifestaciones,
protestas y vandalismo le está pasando la cuenta al país sudamericano. El costo
en reconstrucción, la pérdida de empleos y la caída de la inversión marcarán el
rumbo de la economía.
La violencia, la destrucción
y los saqueos en Chile no sólo
han causado pérdidas inmediatas
sino que inhibirán la inversión,
estiman expertos.
|
Ya, se conocerán los primeros
indicadores oficiales, y con ellos el verdadero impacto de la crisis social y
política que estalló hace más de cuatro semanas, las estimaciones de los
expertos no son optimistas.
Todo señala que datos sectoriales
de producción y ventas, como los del comercio y la construcción, así como el
Indicador Mensual de Actividad Económica (IMACEC) de octubre, que entrega el
Banco Central, confirmarán los malos augurios.
Lo más probable es que ese dato sea
negativo, que muestre menos actividad que en igual mes que el año anterior,
siendo que las proyecciones que existían antes de todo esto eran de un
crecimiento de más del tres por ciento. Las inversiones están estancadas
completamente y el crecimiento también.
La situación económica que
atraviesa el país es difícil.
Puede seguir habiendo incidentes. Y
tampoco ayudan anuncios como el del supermercado Walmart, de ir a juicio contra
el Estado chileno, por no garantizar este el orden público.
OPOSICIÓN Y OFICIALISMO EN CHILE LOGRAN UN HISTÓRICO ACUERDO
PARA LA NUEVA CONSTITUCIÓN.
Tras dos intensas jornadas de negociaciones, de las que sólo
se restó el Partido Comunista, la oposición logró un consenso que abrió la
puerta a un avance hacia un acuerdo con el oficialismo
-superada la resistencia
de la UDI- en torno a la fórmula que se aplicará para elaborar una nueva
constitución política “representativa y democrática”. Esto, a través de un plebiscito
de entrada en el que se harán dos consultas a la ciudadanía: Si desea cambiar
la Carta Fundamental y Bajo qué mecanismo, que implica asamblea constituyente,
en lo que es considerado un hito histórico tras 40 años de la actual Carta
Magna.En lo esencial, el acuerdo base contempla un plebiscito de entrada para que la ciudadanía se pronuncie acerca de si desea o no una Constitución; y una segunda consulta dice relación con el mecanismo que se utilizará para ello, si será una asamblea constituyente (con un nombre que vaya en la línea de asamblea ciudadana, debido a la carga negativa que tiene para el oficialismo el objetivo “constituyente “o una convención constituyente, que implicaría un 50% de asambleístas electos y un 50% de parlamentarios. Estos últimos deberían renunciar a sus cargos en el caso de ser elegidos para integrar la asamblea.
De este modo, se establece en los términos convenidos que el
órgano constituyente elegido por la ciudadanía a través del plebiscito se disolverá
al momento de cumplir su cometido y cuando el texto esté en condiciones de ser
plebiscitado para que la ciudadanía lo ratifique.
Tanto el plebiscito como la elección de delegados se
realizaría con la fórmula de voto obligatorio y un sistema de elección
proporcional.
En abril del 2020, de acuerdo con la programación, se haría
el plebiscito de entrada y el ratificatorio se haría por mayoría absoluta.
MILLONARIAS PÉRDIDAS
Santiago
de Chile:
un
edificio en llamas
durante
las protestas.
(18.10.2019).
|
Las condiciones de estabilidad de
las que se enorgullecía el presidente Sebastián Piñera, refiriéndose a Chile
como un oasis dentro de Latinoamérica, cambiaron abruptamente. Uno de los servicios
más afectados ha sido el de transporte. En Santiago, el tren subterráneo Metro
sufrió actos vandálicos nunca vistos, como la quema de estaciones y trenes. Las
últimas evaluaciones hablaban de 370 millones de dólares en pérdidas que, al no
tener seguros comprometidos, serán de cargo fiscal.
La empresa estatal informó que
tenía operativo el 69% de las estaciones y el 83% de kilómetros de la red.
Grupos vandálicos además han quemado buses y tiendas, saqueado supermercados,
destruido oficinas públicas y privadas, e incluso incendiaron la sede de una
universidad.
La destrucción de bienes de
capital, infraestructura y maquinaria va a afectar los índices de producción, y
su reconstrucción va a requerir de una gran cantidad de dinero. El golpe lo han
sentido especialmente las pequeñas y medianas empresas (pymes). La Cámara de
Comercio de Santiago (CCS) calculó pérdidas por más de 1.400 millones de
dólares en destrucción, saqueos y disminución de las ventas. Los días de mayor
peligro, muchos negocios se mantuvieron cerrados o abrieron apenas algunas
horas.
Los
daños al tren subterráneo,
Metro,
se estiman en más de
3.700
millones de dólares.
|
Las ventas del comercio cayeron un
10% anual desde el 18 de octubre. Las de turismo y entretención lo hicieron en
un 36%”. La cancelación de las grandes cumbres previstas para noviembre y
diciembre, la APEC y la COP25, tuvieron un duro impacto en la imagen
internacional de Chile, así como en el sector turismo y de servicios, que
contaba con la llegada de numerosas delegaciones.
El 46% de las empresas del sector
consultadas ha sufrido daños directos, y la totalidad ha enfrentado costos por
menores ventas. En algunos segmentos la situación es dramática, afectando su
viabilidad económica, y las fuentes laborales de sus trabajadores. El gobierno
estima en 6.800 las pymes afectadas, para las cuales abrió un fondo de
financiamiento, que entrega desde 500 mil hasta cuatro millones de pesos a cada
una de las pequeñas y medianas empresas, a fin de que puedan reparar sus
locales, reponer mercadería o contar con nuevo capital de trabajo.
EFECTOS
FINANCIEROS
Referencia:https://www.dw.com/es
Incendios
y violencia en
Santiago
de Chile
(28.10.2019).
Indicadores
como
empleo y crecimiento
se
están viendo afectados
por
la crisis que vive el
país
desde hace un mes.
|
La crisis también se ha reflejado
en variables financieras. El dólar llegó a un valor histórico de 803 pesos
chilenos y paulatinamente ha ido retrocediendo, pero no ha vuelto al nivel
anterior al inicio de la crisis, que era de aproximadamente 730 pesos, gracias
también a la inyección de 4.000 millones de dólares del Banco Central. La bolsa
cayó cerca de 13%. El viernes pasado había recuperado cerca de 8%, pero todavía
es más baja que el día anterior a la crisis.
El gobierno confía en que, en la
medida que el país vuelva a la normalidad, la actividad económica debería
recuperase, entre otras cosas, gracias a que las cuentas fiscales estaban
ordenadas y el país disponía de ahorros.
Sin embargo, la crisis ha impactado
a un país que venía cargando con la desaceleración, al igual que el resto de
América Latina. La deuda pública, si bien es más baja que otros países de la
región, subió en los últimos cinco años desde el 14% a un 28%, lo que limita
acceder a endeudamientos que pudieran llevar a satisfacer todas las demandas
simultáneamente.
A los costos de la crisis se sumará
en el 2020 la agenda social propuesta por el gobierno, por un monto de 1.272
millones de dólares, que se destinarán a pensiones, salud, ingreso mínimo y
plan de reconstrucción.
Las estimaciones preliminares del
Ministerio de Hacienda indican que el crecimiento del PIB en el 2020 será menor
que lo previsto hace algunos meses, ubicándose entre 2,0% y 2,5%, como
consecuencia de un deterioro del consumo y la inversión privada.
¿Y EL FUTURO?
Aunque el clima de violencia ha
disminuido, las movilizaciones y huelgas continúan, y aún se registran hechos
vandálicos. Algunos aspectos son difíciles de cuantificar: Hay un daño
intangible a la imagen de Chile en el mundo.
Por el alto nivel de violencia que
se ha visto, por los saqueos y la quema del metro, estas protestas han generado
un nivel de consternación tanto nacional como internacional. Un cuestionamiento
sobre qué le pasa a Chile, a lo que se suma la cancelación de eventos como la
COP25 y la APEC.
Esta incertidumbre ha llevado a que
varios proyectos de inversión, tanto de personas como de empresas,
probablemente van a esperar un tiempo hasta tener más información sobre lo que
va a ocurrir el próximo año.
¿Puede resistir la economía chilena
las pérdidas asociadas a la crisis y enfrentar el mayor gasto social? Pues, si
se hace con gradual, es posible. Pero si se trata de expandir el gasto
público en todas las direcciones en que está siendo tensionado, evidentemente
no.
No obstante, los expertos coinciden
en que, a diferencia de otros países en conflicto en la región, en CHILE LA
FORTALEZA DE LAS INSTITUCIONES SERÁ UN FACTOR POSITIVO PARA AMORTIGUAR LOS
EFECTOS DE LA CRISIS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
TU COMENTARIO O SUGERENCIA NOS HARÁ CRECER