viernes, 6 de noviembre de 2020

CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA ELECTORAL EN EEUU. Y POR QUÉ NO SIEMPRE GANA EL CANTIDATO MÁS VOTADO.

 Muchos dirán: el candidato que gane más votos. Pero en Estados Unidos no siempre es así. La elección presidencial en EE.UU. es indirecta, es decir que el presidente y el vicepresidente no son elegidos por el voto ciudadano.

Los millones de estadounidenses registrados para votar, elegirán a su presidente a través del llamado Colegio Electoral.

 

¿Qué es el colegio electoral y por qué permite llegar a la Casa Blanca sin ganar la mayoría de los votos?

El colegio electoral se reúne cada cuatro años, unas semanas después del día de las elecciones, para llevar a cabo su cometido.

 

¿Cómo funciona el colegio electoral?

El número de electores de cada estado es mayoritariamente proporcional al tamaño de su población.

El colegio se compone de 538 electores en total.

California tiene el mayor número, 55, mientras que una serie de estados poco poblados como Wyoming, Alaska y Dakota del Norte (y Washington DC) tienen un mínimo de 3.

 

Los seis estados con más delegados son California (55), Texas (38), Nueva York (29), Florida (29), Illinois (20) y Pensilvania (20).


Cada elector representa un voto electoral, y el candidato necesita ganar una mayoría de votos (270 o más) para alzarse con la presidencia.

En general, los estados dan todos sus votos electorales al candidato que haya ganado los votos del público en ese territorio.

Por ejemplo, si un candidato del Partido Republicano ganó el 50,1% del voto popular en Texas, se le proporcionarían todos los votos electorales de ese estado, 38.

Solo hay dos estados (Maine y Nebraska) que dividen sus votos electorales en función de la proporción de votos que cada candidato obtenga.

Esto hace que algunos estados sean muy importantes para los candidatos, ya que los que más poblados tienen mayor cantidad de votos electorales.

Además, esto hace que los candidatos a la presidencia de EE.UU. centren sus esfuerzos en los llamados estados "péndulo" -que pueden caer de uno u otro lado de la balanza-, en lugar de tratar de ganar el mayor número de votantes por todo el país.


Cada estado que ganen le acercará al objetivo de los 270 votos electorales que necesitan.

¿Quiénes son los electores y quién los elige?

Los electores del Colegio Electoral son en total 538: uno por cada senador y representante del Congreso de EE.UU. (535) y tres por el Distrito de Columbia.

El proceso de designación de los electores puede variar según el estado. Pero generalmente cada partido elige a sus electores, dentro de cada estado.

Los eligen entre sus propios miembros: aquellos que sean los más leales, con largas trayectorias o líderes destacados mediante una votación general o del comité central durante las convenciones o antes de las elecciones presidenciales. El hecho de que se conozcan los nombres de los electores o de que aparezcan o no en la boleta de votación presidencial depende de las normas de cada estado.

 

Los votantes, al elegir al candidato presidencial de un partido están votando también -automáticamente- por toda la plancha de electores de ese partido.

El candidato que logra la mayoría se lleva todos los electores con la fórmula de "todo para el ganador". Sólo en Maine y Nebraska se reparten proporcionalmente.

El 14 de diciembre se reúnen los electores de cada estado y se espera que emitan su voto por el candidato ganador en cada región.

 

¿Puede un candidato ganar el voto popular y no conseguir la presidencia?

Sí.

Es posible que un determinado candidato sea el más popular entre los votantes a nivel nacional, pero no consiga suficientes estados como para llegar a los 270 votos electorales.

De hecho, dos de las últimas cinco elecciones fueron ganadas por candidatos que tenían menos votos del público que sus rivales.

En 2016, Donald Trump consiguió cerca de 3 millones de votos menos que Hillary Clinton, pero ganó la presidencia porque el colegio electoral le dio la mayoría.

En 2000, George W. Bush triunfó con 271 votos electorales, pese a que el candidato demócrata al que se enfrentó en las elecciones, Al Gore, ganó el voto popular por una diferencia de más de medio millón de votos.


¿Por qué se eligió este sistema?

Cuando la Constitución estadounidense estaba siendo elaborada en 1787, una votación popular a nivel nacional para elegir a un presidente era prácticamente imposible, por el tamaño del país y la dificultad de las comunicaciones en la época.

Al mismo tiempo, había poco entusiasmo para permitir que un presidente fuera elegido por legisladores en la capital, Washington.

Es por ello por lo que los artífices de la Constitución crearon un colegio electoral, con cada estado eligiendo a sus electores.

Los estados más pequeños apoyaron el sistema ya que les proporcionaba mayor voz que en una votación popular a nivel nacional.

El colegio electoral también fue visto con buenos ojos por los estados del sur, donde los esclavos formaban una gran parte de la población. Pese a que éstos no podían votar, sí eran contabilizados en el censo (como tres quintas partes de una persona).

Dado que el número de votos electorales era determinado por el tamaño de la población de un estado, los territorios del sur tenían mayor influencia en la elección de un presidente que la que el voto popular directo les hubiera otorgado.

 

¿Tienen los electores que votar por el candidato que ganó?

En algunos estados, los electores pueden votar por el candidato que prefieran, sin tener en cuenta a quién apoyaron los votantes en ese territorio.

Pero en la práctica, los electores casi siempre votan por el candidato que gana la mayoría de los votos en su estado.

Si un elector vota contra la opción escogida por el estado, se le identifica como "desleal".

En 2016, siete votos del colegio electoral fueron clasificados de esta manera, pero ningún resultado ha sufrido cambios determinantes por electores "desleales".


¿Qué ocurre si ningún candidato consigue la mayoría?

La Cámara de Representantes, la cámara baja del Congreso estadounidense, entonces votaría para elegir a un presidente.

Esto solo ha ocurrido una vez, en 1824, cuando cuatro candidatos se dividieron el voto electoral, lo que propició que ninguno consiguiera la mayoría necesaria.

Con dos partidos dominando actualmente el sistema político estadounidense, es poco probable que esto ocurra.


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