jueves, 12 de agosto de 2021

EL EFECTO DE LA PANDEMIA EN LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

Durante 2019 se produjo un amplio debate en las universidades chilenas en torno a la salud mental de sus estudiantes. La sobrecarga académica, el estrés y los problemas de salud mental se transformaron en objeto de nuevas demandas universitarias. 

Este debate ha resurgido en el contexto de pandemia, cuando los jóvenes universitarios han enfrentado períodos prolongados de confinamiento, han tenido que adaptarse a un nuevo escenario de docencia remota y en algunos casos enfrentar un alta incertidumbre económica en sus hogares. 

A este escenario se debe agregar que, en contexto pre-pandémico, la prevalencia de problemas de salud mental ya era mayor en estudiantes universitarios en comparación con la población general.

Secuela de la pandemia: casi el 90% de universitarios planteles del CRUCH (Consejo de Rectores de universidades chilenas) no ha tenido interacción con sus profesores durante la emergencia.

Efectos de la pandemia en los niveles de estrés en estudiantes universitarios.

The WHO Word Mental Health International College Student Initiative (WMH-ICS), realizó una investigación sobre el efecto de la  pandemia en los universitarios. Los resultados de este estudio muestran que la pandemia ha impactado la vida de los estudiantes universitarios en aspectos económicos, académicos y relacionales. 

Seis de cada diez estudiantes sufrió al menos un tipo de acontecimiento adverso en su núcleo familiar durante los primeros meses de pandemia, destacando la disminución de ingresos. 

Un 47% reportó dificultades para acceder y seguir clases en modalidad online, mientras que un 82,5% reportó haber sufrido problemas de concentración en los estudios y actividades cotidianas.

Por otro lado, tres de cada cuatro estudiantes reportaron que su estado de ánimo es peor o mucho peor en comparación con el contexto pre-pandémico. Casi la mitad de las mujeres y un tercio de los hombres presentó sintomatología depresiva moderada a severa, y 3,2% de los hombres y 5,7% de las mujeres presentó riesgo suicida. 

Las estudiantes mujeres y las personas que se identifican como “no binarie” presentaron mayores niveles de sintomatología ansiosa y depresiva, así como mayor riesgo suicida.

Los resultados de este estudio también muestran que los síntomas ansiosos y depresivos que presentan los estudiantes no comienzan en la etapa de educación superior, sino que entre los 14 y 15 años. Asimismo, 22% de los hombres y 27% de las mujeres declaró haber recibido tratamiento en salud mental durante el último año, pero más de la mitad interrumpió su tratamiento durante la pandemia.

Estos hallazgos sugieren que los efectos adversos de la pandemia podrían estar impactando en mayor medida la salud mental del grupo de jóvenes universitarios que a la población general. 


Antecedentes de problemas de salud mental previos, el hecho de vivir en condiciones de hacinamiento en el hogar y el cierre de las instituciones de educación superior son algunos de los factores que podrían estar afectando la salud mental de los universitarios. 


Asimismo, distintos estudios han sugerido que los jóvenes pueden verse especialmente afectados por la privación de contacto social durante la pandemia, ya que se encuentran en un periodo caracterizado por una mayor necesidad de socialización.


Este complejo escenario se profundiza con otra dificultad: un gran número de estudiantes universitarios afectados por problemas de salud mental no hace uso de los servicios de salud. 


Según el estudio de Imhay, las barreras para la búsqueda de ayuda entre los universitarios chilenos incluyen elementos actitudinales y estructurales. 


Dentro de las principales barreras se encuentra el querer afrontar el problema por sí solo, desinformación respecto a dónde y con quién consultar, el alto costo económico de los tratamientos, la vergüenza y el estigma asociado a los problemas de salud mental, así como problemas de tiempo y desplazamiento.

Sociabilización y virtualidad

Las y los estudiantes coinciden en que la virtualidad y la sociabilización son parte de los factores "más importantes" a la hora de pensar en su salud mental y el impacto de la pandemia en su estado de ánimo.



La psicóloga y directora de la Dirección de Salud Estudiantil (DSE) de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Viviana Guajardo, concuerda con las estudiantes: "El mayor impacto ha sido, tanto en este grupo etario como en otros, que la sociabilización entre pares es muy importante, donde además se crean y se afiatan los vínculos en un ambiente donde los estudiantes de los primeros años comparten experiencias comunes, que les permiten conocer y avanzar en la vida universitaria.


Además, la mayoría ha debido adaptarse a las modalidades online, donde no solo los estudiantes no estaban preparados sino que tampoco los docentes y el sistema educacional".

Cuando las condiciones no son las mejores o cuando no sólo nosotros sino que todo nuestro entorno trata de adecuarse a estas nuevas realidades y relaciones, dicha adaptación se complejiza aún más. Según el estudio de Imhay, un 47% de estudiantes reconoció dificultades para acceder y seguir las clases en modalidad online, y un "82,5% reportó haber sufrido problemas de concentración en los estudios y actividades cotidianas".


"Podía concentrarme mucho más estando allá (en la universidad) porque iba dedicada a estudiar, en cambio en la casa uno esta cocinando, haciendo aseo, etc; pero no dedicándose al cien por ciento a estudiar", relata Inyer.


La directora de Salud Estudiantil recuerda que muchos de los espacios de convivencias se han visto afectados "por el distanciamiento social en pandemia", lo que "afecta en la calidad de vida del estudiante, en su aprendizaje (no todos pueden aprender de la misma forma frente a una pantalla).


Si ha eso sumamos las brechas de acceso a los estudiantes en sus entornos, (no todos cuentan con los espacio privados para asistir a sus clases online, mala conexión, etc) genera estrés en la mayoría de los y las estudiantes, provocando sintomatología que puede llegar a convertirse en un problema de salud".


Estudios recientes en estudiantes universitarios(as) realizados en China, Estados Unidos y Suiza, han encontrado una alta prevalencia de sintomatología depresiva y ansiosa durante la pandemia. 


Asimismo, algunos estudios longitudinales han reportado mayores niveles de síntomas ansiosos y depresivos en comparación a niveles prepandémicos en la misma población.


Los resultados en Chile, muestran que las estudiantes mujeres presentaron mayores niveles de sintomatología depresiva y ansiosa y reportaron una mayor percepción de empeoramiento del estado de ánimo en contexto de pandemia.



Estos resultados son consistentes con otros estudios que señalan que las mujeres presentan mayores problemas de salud mental durante la pandemia de COVID-19. Si bien en contexto pre-pandémico las mujeres chilenas presentaban mayores niveles de sintomatología depresiva, estos resultados podrían interpretarse también con relación a la carga adicional de trabajo en el hogar que han experimentado durante la pandemia, como hacerse cargo del cuidado de otras personas.


Asimismo, esta investigación encontró que un mayor nivel educacional parental se relacionó significativamente con menores niveles de sintomatología depresiva y ansiosa, lo que está en línea con estudios previos que han mostrado que la educación determina el acceso a recursos materiales y simbólicos que constituyen factores protectores frente a los problemas de salud mental.

Otro hallazgo de este estudio es que los(as) estudiantes que reportaron tener dificultades con familiares y amigos(as) y problemas para concentrarse en los estudios y las tareas cotidianas, presentaron mayores niveles de sintomatología depresiva y ansiosa, y describieron un mayor empeoramiento del estado de ánimo en contexto de pandemia.



Estudios internacionales también han mostrado que los(as) estudiantes que viven en familias disfuncionales presentaron mayores problemas de salud mental durante la pandemia de COVID-19, y sugieren que las personas sometidas a cuarentena o que se encuentran en una situación de proximidad forzada con su familia durante semanas o meses tienden a presentar mayor irritabilidad, insomnio, dificultades en la concentración, deterioro en el rendimiento laboral, conflictos en sus interacciones sociales y menor conexión emocional.


Por conclusión las políticas de las universidades deberían ser el reforzar la necesidad de implementar intervenciones y estrategias orientadas a favorecer una mejor salud mental de los(as) estudiantes universitarios(as) en Chile, sobretodo en un contexto de restricción o interrupción del acceso a servicios de atención como el actual. Para ello, las universidades deben avanzar en el diseño de intervenciones adaptadas a la realidad local.





FUENTE: Universidad de Chile/ Trabajos originales.

EDICIÓN: Erika Rojas Portilla



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