Exfiscal federal estadounidense José Ángel Moreno visitó Chile para compartir su experiencia en combate al narcotráfico y crimen organizado.
El Exfiscal Federal para el Distrito Sur de Texas, José Ángel Moreno, visitó nuestro país para mantener conversaciones y aconsejar con sus más de 30 años de experiencia combatiendo la inmigración ilegal y el crimen organizado.
En la ocasión efectuó presentaciones en la Escuela de Investigaciones Policiales de la PDI y en la Escuela de Carabineros. Asimismo, se reunió con autoridades en el Ministerio de Justicia y en la Fiscalía Nacional.
El martes 13, dio una conferencia magistral en el seminario “Inteligencia, Justicia y Crimen Organizado: Una mirada desde la coordinación interinstitucional”,
Él analizó las desventajas y oportunidades de Chile respecto al crimen organizado y dio luces sobre cómo enfrentarlo, poniendo énfasis en que aún estamos a tiempo, si se actúa con rapidez.
En los últimos años Chile se ha convertido en un nuevo país de destino para el crimen organizado. ¿En qué estado cree que se encuentra nuestro país comparado con otros de Latinoamérica?
Yo diría que están en una situación mucho más reciente de lo que existe en otros países. Han entrado y, como me han platicado tanto PDI como Carabineros, miembros del Tren de Aragua ya tienen mucho tiempo de estar aquí. Pero como organización es relativamente nueva esa función.
En ese sentido, es una fortuna que esa sea la situación. Normalmente, en mi experiencia, cuando me ha tocado visitar otros lugares en latinoamérica ya es demasiado tarde, se esperaron demasiado. Ustedes están en la posición en que todavía tienen la habilidad de hacer algo para prevenirlo antes de que lleguen al punto de que no puedan hacer nada para sacarlos del país.
Pero todo eso necesariamente indica que las instituciones tienen que actuar juntas para hacerlo.
El gobierno necesita trabajar de una forma muy rápida, porque el tiempo en que ocurre esa transición es muy rápida, y lamentablemente, como sabemos todos, por una razón y otra los gobiernos se mueven de forma muy lenta. Con todo el mundo empujando en la misma dirección, ojalá se pueda.
¿Qué puede hacer el Gobierno en esta etapa para hacer a Chile menos atractivo para estos grupos?
Lo principal sería que utilicen todas las armas que tengan para atacarlos lo más fuerte posible, para que ellos comprendan que Chile no los va a tolerar.
No dejar pasar ninguna de las actividades en las que estén involucrados, por muy pequeña que sea, pero nunca perdiendo la vista de que el interés está en atacar al organismo en forma entera, no simplemente el individuo o delito individual.
¿Qué tan importantes son las herramientas e inversión de inteligencia en un país para poder identificar dónde está este organismo?
Sumamente importante. Pero yo diría que la mayor parte de la inteligencia ya la tienen. Los obstáculos están en compartir la inteligencia que tiene cada quien, ya sea los militares, la policía, la PDI, la fiscalía…
Parte de eso va en el interés y la voluntad que tienen las cabezas de estas entidades en reconocer ese punto y trabajar para que todos puedan compartir la inteligencia, pero hay casos en que la legislación no permite hacer ciertas cosas, y que se necesita cambiar.
En Chile creo que, como en la mayor parte del mundo, el péndulo se ha ido hacia el punto donde ya es tan importante la privacidad del ciudadano que todo empuja en esa dirección y se les ha olvidado mantener de igual forma el derecho del gobierno.
O sea, tienen que ser aproximadamente equivalentes, pero tal vez un poco más fuerte el gobierno, porque si amplías únicamente el derecho personal y te olvidas del gobierno en realidad le estás quitando el poder de ayudar al público.
En su experiencia en Estados Unidos, ¿cómo se ha visto una mejora para combatir este tipo de crimen cuando hay mayor coordinación entre las distintas organizaciones?
Los primeros programas de grupos de trabajos se formaron a principios de los 80 cuando estaba Reagan, se creaban grupos para un solo caso que se estaba investigando y cuando el caso terminaba, cada quien se regresaba a su entidad y seguían con su trabajo normal.
Pues siguieron creciendo los casos y fueron creciendo los números de grupos y se volvió algo muy costoso, ya que no trabajaban desde su entidad, sino que alquilaban un lugar donde se asignaban oficiales de todas las entidades a viajar a un mismo sitio y participar.
Después dejaron de hacerlo de esa forma y siguieron trabajando conjuntamente, pero cada uno desde su oficina y nada más se reunían cuando era necesario ir a hacer una vigilancia, hacer una detención, un allanamiento, etc.
Después de los ataques terroristas en 2001, estos se ampliaron y se crearon centros de fusión donde toda la inteligencia iba para que pudieran compartir lo relevante con cada agencia.
Se crearon grupos que podían monitorear o liderar investigaciones nacionales de diversos puntos y podían atacar todos de una forma agresiva.
Así, se crearon grupos de fuerza específicos antiterroristas y se crearon grupos permanentes de trabajo dedicados a una sola iniciativa, a un solo cartel, a un grupo particular, en lugar de estar haciendo caso por caso y estar atando los casos.
Este es un ejemplo que les hemos estado queriendo dar a todos los países interesados en hacerlo, porque en realidad les da la posibilidad de multiplicar todo: la experticia, los recursos, el personal, el presupuesto…
Tiene mucho más beneficio. Siempre hay un obstáculo u otro, pero ninguno que no se pueda superar mientras se trabaja en forma conjunta. Es más eficaz, es más rápido y todos tienen acceso al a entidad grande que está detrás de cada uno de ellos.
¿Qué tan importante es la colaboración entre gobiernos distintos? Teniendo en cuenta que estamos hablando de un fenómeno que es transnacional y suele transgredir las barreras físicas entre países.
Muy importante, y ese es el sistema. La colaboración entre grupos a nivel internacional es mucho más rápida.
Nosotros trabajamos mucho con los canadienses en el norte y los mexicanos en el sur, y con Europa con el Interpol y el Europol, donde están acostumbrados a trabajar de esa forma porque ya tienen muchos años trabajando en grupos de fuerza.
Para ellos ya es muy conocido y son muy buenos para compartir inteligencia, datos, identidades de fugitivos o pruebas de algún incidente que tengan ellos. Entonces la frontera ya no los detiene.
¿Qué tanto entorpece esta labor de lucha conjunta contra el crimen organizado países como Venezuela, que tienen prácticas como no entregar cierta información y datos relevantes?
No solo no participan ni contribuyen, sino que envían parte de las organizaciones delictivas y las exportan a otros países.
Siempre es un obstáculo tener países que no quieren colaborar, ya sea porque cambió la administración, porque ya no tienen interés o porque no tienen las relaciones diplomáticas con otro país.
En Estados Unidos por ejemplo, nos pasamos décadas –ya mejorando un poco– sin relaciones con Cuba. Y ha habido incidentes en casos que me ha tocado supervisar donde las organizaciones delictuales saben que no tenemos relación entonces cuando había reuniones para negociar algo, querían hacerlo en Cuba, porque no podían ir los agentes americanos.
Y dentro de las cárceles, ¿qué tan relevante es el control?
Yo diría que es muy importante. No lo quiero simplificar, pero: o tienes tú el control o lo tienen ellos, no pueden coexistir las dos cosas.
Si se pierde el control desde las instituciones, no vas a poder contribuir para rehabilitar a las personas, y en su lugar estás creando más delincuencia. Porque ahí hay una escuela, ahí aprenden lo que no aprendieron antes que los encerraran y en lugar de salir mejor, salen peor.
El control que tengan las instituciones es importante para poder prevenir que más personas –ya sea por miedo, seguridad o por amenazas– sigan aliándose con pandillas y grupos delictivos que existen. Hay que quitarles esa posibilidad, mantener los grupos separados, mantenerlos de un cierto tamaño.
En Estados Unidos en todas las prisiones siempre se investiga quién es miembro de qué, quién está peleado con quién, todo para poder separar. Hay instituciones que solo reciben ciertos tipos de presos asociados a un grupo que no pueden ir a otra institución porque sería un problema.
¿En qué otros ámbitos cree que Chile puede aprender de la experiencia de Estados Unidos?
El sistema americano es muy ágil, muy amplio, y este te da la oportunidad de utilizar muchas armas –si las podemos llamar así– que existen dentro de cómo ha sido legislado. Leyes que se han creado para una situación, pero que puedes aplicar en otras.
Por ejemplo. Cuando hicieron los cambios después de los ataques terroristas de 2001, se crearon varias leyes con la intención de que se aplicaran en los casos de terrorismo.
Por ejemplo, hay una ley que te permite juzgar al ciudadano americano o la persona que está residiendo en Estados Unidos, pero que está apoyando a una persona o grupo en el extranjero para asesinar o secuestrar o destruir propiedad estadounidense, con la idea de proteger a los consulados, embajadas, estaciones militares en el extranjero.
En ningún lugar de la ley se menciona el terrorismo, por lo que yo pude utilizar esa misma ley contra los carteles ahí en la frontera.
Se nos dio la habilidad de utilizar esas mismas leyes que eran para el terrorismo y utilizarlo contra la delincuencia organizada, que usamos día y noche.
Entonces, hay que aprender a no hacerlas de una forma tan general que no te sirva, pero que si las haces demasiado específicas ningún propósito tienen y nada más se pueden utilizar por pocos en muy pocas ocasiones.
En Chile nos encontramos en un periodo pre eleccionario. Los candidatos presidenciales están preparando sus campañas, y el tema de la seguridad es central para los ciudadanos. ¿Dónde cree que debe poner los esfuerzos un próximo presidente o presidenta en Chile?
Yo diría que tienen que estar enfocados en lo que está ocurriendo con las organizaciones de delincuentes, porque son todas internacionales y globales, están operando en el país, han llegado.
Hay que enfrentarlas de forma muy concreta tanto por la rama ejecutiva y al mismo tiempo con la legislativa para traer los proyectos que sean necesarios para buscar los recursos que se necesitan.
Son cosas en las que ya deberían estar trabajando, planeando y discutiendo desde este instante, y no esperarse a ya ganar la posición para empezar a trabajar, porque como les digo, el periodo que tienen para operar con mucha fuerza y que les sea eficaz, es corto.
Conclusión:
EN CRIMEN ORGANIZADO:
Fiscal de EE.UU.: Chile aún está a tiempo de frenar el avance del Tren de Aragua.
Con más de tres décadas enfrentando a cárteles como el de Sinaloa y liderando investigaciones junto al Departamento de Seguridad Nacional, el fiscal federal estadounidense José Ángel Moreno visitó Chile para compartir su experiencia en combate al narcotráfico y crimen organizado.
En entrevista con Radio Bío Bío, asegura que el país está en una etapa temprana pero crítica frente a organizaciones como el Tren de Aragua. “El momento para actuar es ahora –dijo– después, será tarde”.
Subrayó la urgencia de la cooperación interinstitucional, el uso estratégico de la inteligencia y la voluntad política para impedir que Chile repita el colapso de seguridad visto en otros países de la región.
FUENTE: Bio - Bio Chile // El Mercurio //
EDICIÓN: Erika Rojas Portilla
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