Para entender este principio debemos decir que el contrato de
trabajo no es un contrato inmutable, sino todo lo contrario, una de sus
características es su mutabilidad en el tiempo.
Toda relación de trabajo es susceptible de ir variando en
cuanto a las condiciones originales que le dieron origen precisamente porque
estamos hablando de un contrato que involucra el quehacer humano. Esto, como lo
veremos más adelante, tiene íntima conexión con otro importante principio cual
es el de la "primacía de la realidad".
Por lo tanto partimos también de la base que la relación
laboral no puede ser pasajera sino que se supone una vinculación que se quiere,
por mutuo acuerdo, prolongar en el tiempo.
Esto se entiende porque uno de los principales fundamentos de
la relación de trabajo es que el trabajador se identifique con la Empresa, de
ahí que también redunda en interés del empresario que aquél permanezca a su
servicio el mayor tiempo posible en vista de la especialización y conocimiento
que de su negocio ha alcanzado a través del tiempo.
La antigüedad tiene
especial connotación especialmente si la estudiamos desde el punto de vista
económico, es decir, si vemos que de ella se hace depender las indemnizaciones
y derechos de los trabajadores , se fomenta, por parte de las legislaciones
laborales, la prolongación en el tiempo de la relación de trabajo.
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